A lo largo de la segunda mitad del Siglo XX, Europa construyó el Estado del Bienestar.Una ingeniería social que buscaba proteger al trabajador -desde la cuna hasta la tumba-, como decía Beveridge y asegurar la cobertura de sus eventualidades probables o seguras: la enfermedad, la invalidez, el paro, la vejez.
Una fiscalidad progresiva que permitiera la redistribución social en ingresos y gastos.La educación universal y gratuita.La sanidad de calidad e igual para todos.Los servicios sociales a los excluidos, a los mayores dependientes, a la discapacidad...Una cohesión social como ideal de justicia y de equilibrio entre ciudadanos libres.
Hicieron falta muchas circunstancias para su creación.Casi un siglo de luchas obreras para alcanzar un trabajo digno y protegido, que hoy precisamente conmemoramos en este primero de mayo de significación universal. Una gran alianza entre socialdemócratas y cristianodemócratas después de la Segunda Guerra Mundial. El temor del capitalismo al modelo económico alternativo del comunismo que en realidad no era tal, como pudimos comprobar al caer el muro.En fin, una verdadera constelación de coincidencias y de esfuerzos de muchos para construir el modelo de sociedad mas justo- por imperfecto que fuera- que ha conocido la humanidad.
He escogido esta reflexión en esta fecha tan hermosa, para compartir con ustedes mi honda preocupación por las enormes incertidumbres que acompañan la atormentada vida de nuestro modelo social de bienestar.No es solo el impacto de la crisis.Desde hace varios siglos, la revolución tecnológica, la globalización económica y sobre todo productiva y la victoria ideológica del neoliberalismo en algunos de sus postulados, por ejemplo en la reducción de los impuestos, la reducción del peso del Estado y la reducción de las cargas sociales del empleo, están debilitando peligrosamente las bases económicas y filosóficas de estas grandes instituciones públicas del Estado del Bienestar.
¿Es posible defender la sociedad del bienestar y ser competititvos globalemnte? Europa está obligada a responder a esta cuestión principal. Todos lo hacemos diciendo que queremos ser ambas cosas: competitivos y socialmente cohesionados.Pero las preguntas no acaban ahí ¿Cómo lo hacemos?¿Abaratando nuestros costes laborales y fiscales para que haya más empleo, aunque sea de menor calidad?¿Cerrando nuestras fronteras al libre comercio para protegernos del dumping social?.Los europeos quieren futuro y no renunciar a sus conquistas sociales.Nuestro reto es hacer de Europa una economía del concocimiento, que nos devuelva al pleno empleo y que sostenga nuestros sistemas sociales de protección. Fuera de eso, todo es fracaso.
ABC, 1/05/2010