Es uno de los dirigentes históricos del PSOE que más está aportando para mejorar la línea política de su partido para el futuro inmediato. Ramón Jáuregui, número 2 de la lista socialista a las elecciones europeas, estuvo este pasado fin de semana en Zamora.
-El debate Valenciano-Cañete y sobre todo el postdebate ha dado mucho más de si de lo que se pensaba.
-El debate fue muy importante porque lo vieron dos millones de personas, pero en el postdebate ha habido más de nueve millones que han oído las desafortunadas declaraciones de Cañete que no son solo machistas, son clasistas también. Considera que él tiene una superioridad moral por ser abogado del Estado frente a Elena Valenciano, que no tiene título.
-También ha entrado en el debate político otro hecho imprevisto, el asesinato de Isabel Carrasco. ¿Se ha gestionado bien por parte de los partidos? ¿Comparte las críticas a las redes sociales?
-Es un poco disparatado todo. Cuando se produjo la noticia nadie sabíamos las circunstancias y todos reaccionamos casi como cuando se producía un atentado terrorista. Bien está lo que hicimos en general, la condolencia y abrazo a la familia popular pero ya a partir del martes teníamos que haberlo circunscrito a una esfera privada y no darle más dimensión política. Creo que hay un poco de histerismo en relación a las reacciones ante las redes sociales. Ya sabemos que en el anonimato a veces se expresa lo peor del ser humano, pero contra eso está el Código Penal. Criminalizar las redes es muy peligroso porque estamos combatiendo un principio de libertad que ha convertido a todos los ciudadanos en comunicadores.
-Soy un votante indeciso. Déme razones para votarle.
-Porque el PSOE es el único que puede darle un cambio a la política europea, el PSOE hizo Europa, llevó a España a Europa y tiene un análisis crítico de la realidad europea. Inclusive autocrítico, no me importa reconocerlo, porque solo una familia política grande, la socialdemócrata puede dar una mayoría al parlamento que propicie el cambio político en Europa. No será fácil, me gusta ser sincero también en campaña electoral. Costará mucho superar las tensiones internas que tiene Europa, que son el verdadero problema, del norte con el sur. Pero para torcer el brazo de una alemana de derechas nadie mejor que un alemán de izquierdas.
-Se tiende a identificar el PP y el PSOE como lo mismo, en lo fundamental.
-Hay razones que lo explican. Primera, el bipatidismo se confunde con igualdad, cuando no es verdad, ha habido alternancia en el poder pero cada uno ha hecho cosas distintas. Segunda, Europa la hemos hecho pactando entre 18 países y las grandes familias socialdemócrata y demócrata cristiana, no puede hacerse de otra manera, es consensuada. Pero, en tercer lugar, también admito que la globalización financiera, los retos de un mundo en cambio han estrechado los límites. Y sobre todo la financiarización de la economía, que ha hace depender de los mercados mucho más que de las políticas relativas a la economía real. Esos tres elementos han estrechado los márgenes.
-El PP cae en intención de voto por las políticas de recortes, pero el PSOE no lo aprovecha. ¿Ha calado en la sociedad el mensaje de la famosa herencia envenenada de los socialistas?
-No ha pasado mucho tiempo todavía. Los grandes sentimientos colectivos no cambian tan rápidamente. Salimos de una derrota en 2011 muy intensa y desgraciadamente hemos sido demasiado pasivos en la aceptación del eslogan popular de la herencia. No hemos sido valientes para defender lo que hicimos, porque los gobiernos de Zapatero evitaron el rescate haciendo lo que había que hacer, con una Unión Europea como estaba, en plena crisis de la gestión del euro y unos mercados enloquecidos por las deudas del sur. Escucho a Rajoy decir que ha evitado el rescate. ¿Y nosotros qué hicimos?.
-¿Se refiere al famoso mayo de 2010?
-No solo, hasta noviembre de 2011, pero nosotros no tocamos ninguno de los servicios públicos fundamentales, ni la sanidad, ni la educación, ni la dependencia. Es verdad, congelamos las pensiones, excepto las mínimas un año. Pero este Gobierno ya ha congelado las pensiones al 0,25% los próximos cuatro años. Y no hemos conseguido aparecer con suficiente fuerza como un partido de esperanza. Eso requerirá tres cosas: un triunfo en las europeas, que nos colocará en la línea de salida, unas primarias bien hechas y un proyecto de política económica alternativa sólido, solvente.
-¿Conseguirán movilizar a sus propios votantes, uno de las causas de sus últimas derrotas electorales?
-Movilizar nuestro electorado es clave.
-¿Qué daño pueden hacer a los mayoritarios, PP y PSOE las fuerzas emergentes como UPyD, IU e incluso Podemos o Vox?
-Hay más suflé que voto con las opciones pequeñas, hay más voto para ellos en las encuestas que en las urnas. Los ciudadanos tienen la firme convicción de que lo de Europa es muy importante y que ese voto frívolo es un voto inútil. ¿Por qué tenemos que confiar el partidos que nunca han hecho nada, o partidos que sólo dicen no?.
-Ha sido la cabeza visible de una propuesta de cambio constitucional, derivada del problema catalán, que ha levantado cierta polvareda y que implicaría entre otras cosas, disolver las Cortes.
-No responde al problema de Cataluña, responde a que nuestra Carta Magna está oxidada, tiene fatiga de materiales y la realidad reclama una puesta a punto. Hay varios ejemplos, como la necesidad de incorporar los derechos y deberes que se derivan de las nuevas tecnologías: al olvido, a la comunicación individual, a la transparencia. También deben incorporarse a la Constitución los derechos derivados de un estado del bienestar que no había cuando se redactó en 1978, el derecho europeo como fuente de derecho, la eliminación de la prevalencia de la mujer en la sucesión de la corona, el reconocimiento de las nuevas formas de familia que ya están en las leyes y el modelo territorial, que reclama una puesta a punto. Todo esto justifica una apuesta política de alto nivel. La reforma de la Constitución no responde a Cataluña, responde a España y es la apuesta política más importante que el país necesita hacer porque hay una crisis constitucional y de legitimación de la política brutal. Muchas reformas que llevará aparejada la reforma constitucional no son de la Constitución, como la ley electoral, ley de participación ciudadana, el sistema legislativo, senado transformado o eliminado, todo esto es responder a una situación de debilidad de la política y las instituciones más grave que nunca.
-¿Cómo se resuelve el problema catalán?
-El tema territorial reclama una apuesta federal para articular mejor el modelo autonómico, manteniendo el mapa y las competencias, pero mejorando su funcionamiento con una técnica federal, como en Alemania, con un Senado territorial, una clarificación competencial, llevar a la Constitución el sistema de financiación con los principios claros. Y esto implicará también un pacto con las nacionalidades que hoy expresan problemas de articulación con el Estado. No será fácil, pero lo que estamos proponiendo a la vía independentista y de la secesión es que dialoguen, que negociemos, que pactemos y en su caso que juntos todos los españoles refrendemos el marco de nuestra convivencia, aceptando las singularidades que tienen algunas comunidades, con generosidad. La propuesta ha suscitado dudas, pero de no darle un giro en la política española en lugar de seguir la agenda que nos están marcando día a día los nacionalistas catalanes, España está indefensa. Porque el Gobierno simplemente dice no lo que realimenta el victimismo y el separatismo. Yo estoy preocupadísimo ante este escenario, ante este choque en el que creo que España está perdiendo. Yo quiero que España gane la batalla.
Entrevista de Carlos Gil