Bilbao. Ramón Jáuregui (1948, Donostia) atiende a DEIA en su despacho de Bruselas el jueves por la tarde. Lo que estaba previsto como un cara a cara en Madrid con el europarlamentario socialista al día siguiente, viernes, pasa a convertirse en una entrevista telefónica desde Bilbao. Las cenizas del volcán situado bajo el glaciar islandés de impronunciable nombre -Eyjafjallajoekull-, que han ensombrecido el cielo del norte de Europa y han mantenido y mantienen en jaque a los responsables aéreos del viejo continente tienen la culpa. En tierra, desde su lugar de trabajo en la sede europea, Jáuregui aborda todas las preguntas que se le proponen desde el otro lado del teléfono.
El Tribunal Constitucional no termina de fallar sobre el Estatut.
Estoy preocupado con la disputa que divide tanto al tribunal. Me gustaría una sentencia más clara, estoy a favor de una sentencia que avalara el Estatuto. Desgraciadamente, tenemos una situación que afecta de forma muy grave a un órgano clave de nuestro entramado jurídico y político. De alguna manera, estamos pagando las consecuencias de lo que ha sido la enorme tensión que se generó por parte del Partido Popular contra este Estatuto.
El juez Baltasar Garzón también ha sido noticia esta semana. ¿Qué le parece la causa que le ha abierto el Tribunal Supremo por investigar al franquismo?
Cuando un juez molesta especialmente a la derecha, éste es perseguido. No merece ser condenado.
Algunos le están "esperando".
La coincidencia con el caso Gürtel es más que sospechosa.
En la agenda judicial también ha sido noticia la absolución de los acusados en el "caso Egunkaria".
Francamente, esperaba una absolución. Egunkaria ha sido pagano de un contexto en el que vivíamos un momento especialmente tenso en la lucha antiterrorista.
Pero el daño ya está hecho…
Ha sido más el daño personal que han sufrido personas que no merecieron ser acusadas nunca.
En cuanto a la lucha contra ETA y su "entorno", las últimas detenciones son un suma y sigue.
Las acusaciones tienen que estar bien sustentadas, porque estamos invadiendo un terreno particularmente delicado. Pero a nadie le sorprende que haya abogados que estén trabajando, más que por el fin de la violencia, por lo contrario.
Rubalcaba no tiene dudas de eso.
No creo que se hayan atrevido a hacer esas detenciones si no hay un soporte acusatorio muy potente.
¿Pronostica que el final de ETA está más cerca?
Todos en el País Vasco sabemos que la derrota de ETA en términos políticos, históricos y culturales ya se ha producido. No podemos decir que la violencia ya ha terminado; probablemente, se va a prolongar más, se va a ir produciendo un final caótico, de una violencia residual. Pero, sinceramente, creo que hemos entrado en una fase muy esperanzadora del final de la violencia.
¿Cómo se ve desde Bruselas la oferta de la izquierda ilegalizada?
Quieren un final imposible, sin la definitiva desaparición de ETA y eso les lleva a una contradicción, a pretender un final con concesiones, con un plus político por dejar de matar y esto es lo que ya es imposible. La contrapartida del cese de la violencia es, sencillamente, hacer política en democracia, y defender sus objetivos con las mismas reglas que los demás.
¿Tan terribles serían esas supuestas conversaciones entre el Gobierno español y ETA de las que hablaba el "popular" Mayor Oreja?
Son inoportunas e inconvenientes. No existen. Me parecería muy mal que hubiera conversaciones con ETA para buscar un final como los que se han intentado en épocas anteriores; todo eso ya pasó.
Dentro de tres semanas se cumple el primer año de López como lehendakari. ¿Cómo valora su gestión?
Creo que hemos superado los años de tensión identitaria, de división interna de los vascos. Su actitud en relación con el terrorismo, con las víctimas y con la subcultura de la violencia ha sido más contundente, rigurosa y coherente.
¿Y en materia económica?
Es un Gobierno que lleva buena nota, otra cosa es que falten muchas cosas por hacer.
Pero en el sector económico vasco no ha gustado la aprobación de la "enmienda Florentino". ¿Hay riesgo de deslocalización?
No hay riesgo de que Iberdrola deje de ser una gran empresa vasca, con su fiscalidad vasca. Sí me preocupa que la eliminación del blindaje pueda proporcionar alianzas de socios en algunas compañías que sean contrarias a los intereses vascos y españoles. Este debate no ha terminado y se pueden establecer algunas correcciones en determinados sectores para evitar situaciones de interés nacional en peligro.
Esta enmienda ha vuelto a poner en cuestión la capacidad de López para negociar con Zapatero.
El papel del lehendakari en este terreno puede ser fundamental para encontrar una solución no tan drástica.
¿Cree que Euskadi ha cambiado, como sostienen PSE y PP?
La vida de la gente no tiene por qué haber cambiado sustancialmente, pero, sin duda, la política vasca está cambiando favorablemente.
Pero las encuestas no están del lado de López.
Las encuestas reflejan algo que ya es sabido, que la coalición PSE-PP no es la más preferida por los vascos. Eso ya lo sabemos, otra cosa es el Gobierno, que es sólo del Partido Socialista. Nunca quisimos hacer un Gobierno de coalición con el PP, ni llevar el acuerdo a las diputaciones, no hemos querido llevar ese aire frentista que algunos veían.
¿Los votantes socialistas han entendido el pacto con el PP?
El electorado va comprendiendo la lógica de la operación; había una oportunidad de hacer el cambio político sumando sólo con el Partido Popular. Y, aunque al principio había una cierta resistencia, pienso que el Gobierno y el lehendakari van legitimando la opción que tomaron.
¿Pronostica en el futuro un acercamiento del lehendakari al PNV?
El PNV está haciendo su transformación poco a poco, y sigue teniendo en su seno una tensión identitaria muy seria. El pulso identitario del PNV no está resuelto. Y esto tiene su derivada en las alianzas correspondientes, con quién se quiere construir un proyecto de futuro: con el conjunto del independentismo o con la transversalidad de quienes no somos nacionalistas. Pero todo es posible, porque el PNV está superando la posición frentista en la que le dejó Ibarretxe.
Zapatero no duda en buscar el consenso con el PNV en Madrid. ¿Escuecen esos acuerdos en el PSE?
Según cómo sean, porque, sinceramente, el veto a las políticas activas de empleo, más que escocer, duele, porque es muy injusto. Me parece una injerencia bastante deslegitimadora la que el PNV hizo atribuyéndose un derecho de veto a los acuerdos que el Gobierno vasco haga. Espero que tenga arreglo y que el acuerdo sea efectivo este año.
Ha hablado de la "política identitaria" de Ibarretxe. ¿López la ha sustituido por la de los símbolos?
No sé, quizás sean símbolos, pero son bastante profundos.
¿Comparte las voces que ponen en duda el compromiso del PNV contra ETA? ¿Son justas las críticas?
Sería muy injusto, por ejemplo, con Juan Mari Atutxa, que todos sabemos cuál ha sido su grado de compromiso. Pero en otros no, porque un análisis en profundidad nos podría permitir decir que en el PNV ha existido siempre una dificultad mayor en ese combate a la violencia por una proximidad de un espacio político.
¿Espera que sus compañeros en Euskadi repitan el acuerdo con el PP en las elecciones de 2011?
Una posibilidad bastante grande es que PSE y PP puedan tener interés en llevar su alianza en Euskadi a otros territorios. Tampoco descarto que haya entendimientos entre PSE y PNV.