Creo sinceramente, que debemos abogar por dar juego al nuevo presidente permanente de la UE, Herman Van Rompuy, y a la ministra de Exteriores Catherine Ashton en el organigrama de la Unión Europea, a fin de convertirlos en unas figuras muy potentes que ayuden al "club europeo" a hablar con una sola voz.
Y esto debe ser así, porque demasiados intereses nacionales y una falta de unión a la hora de discutir los temas globales, llevan a la UE hacia una cierta soledad internacional.
Además de estos intereses, el problema es que al no estar reunidos ni jugar fuerte en esas mesas, Europa está condenada a la marginalidad. También se da una aparición de nuevos países y nuevas fuerzas en Asia, Brasil, Rusia, India, que están ocupando un protagonismo que Europa pierde.
Ahora emerge una nueva gobernanza del mundo y en el G20 se está articulando una nueva arquitectura financiera para el futuro por lo que es necesario dar continuidad y coherencia a la UE y a aprovechar para ello el nombramiento de Van Rompuy y Ashton.
En este sentido, es totalmente descartable, que vaya a haber un problema de competencias entre Van Rompuy y el presidente del Gobierno español: José Luis Rodríguez Zapatero, dado que ambos cohabitarán en las presidencias permanente y rotativa de la UE, respectivamente.
No habrá problemas por ese lado porque un mérito y un éxito de la presidencia española será, precisamente, que estas dos nuevas figuras tomen visibilidad y aparezcan como nueva vanguardia de la UE.
Estoy seguro de que Zapatero será generoso y trabajará para que esas figuras se consoliden y avancen.
Hay también que recordar, que el propio jefe del Ejecutivo ya ha dicho que va a renunciar a cierto protagonismo competitivo para darle a la nueva vanguardia institucional de la UE un funcionamiento pleno.
Conconsidero así, que con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, la formación de una nueva Comisión, con José Manuel Durao Barroso a la cabeza, y la elección de Van Rompuy y Ashton, se ha resuelto, en los últimos meses, una angustia europea que ha durado diez años, desde que se acordó hacer la Constitución europea.
Declaraciones realizadas a RNE y recogidas por Europa Press.
Y esto debe ser así, porque demasiados intereses nacionales y una falta de unión a la hora de discutir los temas globales, llevan a la UE hacia una cierta soledad internacional.
Además de estos intereses, el problema es que al no estar reunidos ni jugar fuerte en esas mesas, Europa está condenada a la marginalidad. También se da una aparición de nuevos países y nuevas fuerzas en Asia, Brasil, Rusia, India, que están ocupando un protagonismo que Europa pierde.
Ahora emerge una nueva gobernanza del mundo y en el G20 se está articulando una nueva arquitectura financiera para el futuro por lo que es necesario dar continuidad y coherencia a la UE y a aprovechar para ello el nombramiento de Van Rompuy y Ashton.
En este sentido, es totalmente descartable, que vaya a haber un problema de competencias entre Van Rompuy y el presidente del Gobierno español: José Luis Rodríguez Zapatero, dado que ambos cohabitarán en las presidencias permanente y rotativa de la UE, respectivamente.
No habrá problemas por ese lado porque un mérito y un éxito de la presidencia española será, precisamente, que estas dos nuevas figuras tomen visibilidad y aparezcan como nueva vanguardia de la UE.
Estoy seguro de que Zapatero será generoso y trabajará para que esas figuras se consoliden y avancen.
Hay también que recordar, que el propio jefe del Ejecutivo ya ha dicho que va a renunciar a cierto protagonismo competitivo para darle a la nueva vanguardia institucional de la UE un funcionamiento pleno.
Conconsidero así, que con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, la formación de una nueva Comisión, con José Manuel Durao Barroso a la cabeza, y la elección de Van Rompuy y Ashton, se ha resuelto, en los últimos meses, una angustia europea que ha durado diez años, desde que se acordó hacer la Constitución europea.
Declaraciones realizadas a RNE y recogidas por Europa Press.