Entrevista realizada por Xavier Lapitz, en el programa Euskadi hoy, en Onda Vasca.
Hoy entra en vigor el Tratado de Lisboa y el camino ha sido bastante tortuoso.
Sí yo creo que hemos pasado ocho años muy difíciles de incertidumbre muy grave, no se olviden que Europa decidió hacer una Constitución, lo hicieron en el 2003, en el 2004 empezaron los referéndum en los países y fracasó en Francia y en Holanda, y a partir de ahí tuvimos que hacer un tratado que es una especie de compilación de los Tratados Internacionales llamado Tratado de Lisboa, lo aprobamos en los Parlamentos nacionales, pero resultó que Irlanda hizo un referéndum y lo rechazó y tuvimos que hacer otro que ha sido este año, en octubre, y después de eso ha habido problemas con la República Checa, con Alemania, con Polonia, por fin después de ocho años de incertidumbre efectivamente hoy entra en vigor una nueva Constitución, vamos a llamarla así, para Europa y yo creo que es un día grande, es un día importante, uno de esos días que marcan la historia de Europa.
Para la ciudadanía el Tratado que es de difícil comprensión.
Sí, sí, cierto, cierto. Es un Tratado que trata de compilar, por así decirlo, los diferentes Tratados Internacionales hechos hasta la fecha y que da cuerpo de Constitución a la Unión Europea pero con una técnica muy compleja ciertamente y muy difícil de explicar a la ciudadanía, pero con todo vamos a seguir con la idea de que Europa da un salto adelante. Además estos mismos días se ha producido el nombramiento del presidente de la Unión Europea que es una figura que crea el Tratado, de un alto representante o ministro de Exteriores de la Unión Europea que unifica el servicio diplomático europeo en todo el mundo, es decir que va a haber embajadas de Europa en todo el mundo y claro también se ha nombrado un presidente de Comisión y a una nueva Comisión que acaba de nombrar, por cierto el propio Barroso el viernes pasado. De manera que hay una serie de acontecimientos que son pasos a favor de la Unión Europea que convendría recordar como pasos importantes de cara a una década, al 2010 que supera una década no voy a decir maldita pero sí difícil, no olvidemos que además se produjo la ampliación a los países del Este en el 2004 que ha hecho mucho más complicada, más tediosa la toma de decisiones en la UE con una Europa a 27. Bueno todo esto ya ha pasado, estamos en el 2010, hemos puesto en marcha un nuevo organigrama institucional y vamos a ver si Europa cumple ese papel que tiene que cumplir en este tiempo que vivimos.
Hay una visión positiva sobre el nuevo presidente de la UE y su talante europeísta convencido pero hay otra negativa de que no lo conoce prácticamente nadie fuera de Bélgica.
Sí, es la lectura negativa como todo en este mundo tiene como se sabe dos visiones, pero nadie nació hecho, nadie ha empezado un papel tan importante como este con una historia detrás. Delors que fue un grandísimo presidente de la UE pues no eran tampoco en los 80 una persona superconocida. Yo creo que la elección es buena. La otra alternativa era Blair y tenía muchísimo rechazo en la familia socialista en muchos países europeos. En fin, todos lo conocemos. Entonces sí era un hombre muy famoso pero no era un europeísta convencido. Ahora tenemos un belga, gran componedor de consensos, un hombre que ha acreditado una cierta capacidad para gobernar la complejidad, como es la complejidad belga. Yo creo que está bien elegido. Todo el mundo habla muy bien de él aquí y en ese sentido yo creo que hay que darle tiempo y hay que darle esperanza.
¿Por qué votó usted a Durao Barroso?
En gran parte porque la derecha había ganado las elecciones y era necesario elegir un presidente de la Comisión. Lo habían elegido los 27 países en el Consejo, lo habían propuesto unánimemente incluyendo por supuesto gobiernos de izquierda porque era necesario darle a la Comisión una presidencia estable, porque es un hombre que ha adquirido una experiencia importante y yo no le oculto que también por una cierta proximidad política porque lo que eran digamos objetivos próximos a España y yo diría incluso a la representación española en la Comisión se han visto materializados con el nombramiento de Joaquín Almunia. Yo no lo podía decir entonces pero hoy creo que puede darse como argumento la importancia que ha tenido el nombramiento prácticamente del número tres de la Comisión después de la ministra de Exteriores, de la Sra. Alston, yo creo que Joaquín ocupa la gran cartera económica, industrial de la Comisión europea y eso pues también tiene que ser consecuencia en cierto modo de una confianza española.
Lo que pasa es que Durao Barroso era el anfitrión de la foto de las Azores y todavía a mucha gente le cuesta entender cómo el PSE respalda a alguien que estuvo precisamente marcando la foto.
Pues porque tampoco había candidato contrario, créame, tampoco había un candidato de la izquierda, no lo hubo en las elecciones, pero es que además quiero recordar que en las elecciones europeas ganó el PPE que tiene 280 diputados frente a 180 y tantos que tenemos los socialistas, es decir, es que realmente no había una dialéctica como puede haberla en un parlamento nacional de que se eligen dos candidatos, de derechas y de izquierdas, es que esto no existía y la Europa que tenemos necesitaba un presidente de Comisión. Mis argumentos fueron pragmáticos, ya se los he explicado y en cierto modo pues creo que son explicables y además han dado frutos, ya lo acabamos de comentar.
Esto nos lleva a otra pregunta, ¿qué le pasa a la izquierda en Europa?
Ese es un debate más largo pero yo si creo que nosotros tenemos una reflexión pendiente. Casualmente yo me voy a Praga este domingo a un Congreso del Partido Socialista europeo que celebramos lunes y martes, yo pienso que la izquierda europea que tiene en su acervo histórico la gran construcción en la segunda mitad del siglo XX del estado del bienestar, de la dignidad laboral, de la propia UE y que tiene en su haber el haber construido la sociedad más justa que el mundo ha conocido, hoy en la globalización frente a las grandes crisis económicas, frente a la globalización de la economía, la internacionalización del trabajo, etc., tiene respuestas complejas, difíciles, no encuentra la solución porque sigue dando respuestas en clave nacional, desgraciadamente, mientras que los problemas son ya supranacionales y requieren o se discueten en mesas globales y ahí es donde nos falta una izquierda más clara, más articulada, más capaz de volver a enamorar, valga la expresión aunque pueda parecer un poco ridícula, a las masas, a la gente para que sepan que hay efectivamente unos objetivos, unas banderas. Yo por ejemplo creo que la izquierda no europea, sino internacional tendría en este momento que estar liderando la lucha contra los espacios fiscales opacos, contra los paraísos fiscales que son un verdadero obstáculo a la posibilidad, por ejemplo, de establecer una fiscalidad internacional o a la posibilidad de combatir más seriamente el crimen organizado, o la droga o la trata de seres humanos, etc. todo está en los paraísos fiscales. Yo creo que banderas como esta nos faltan y sin duda pasan por los problemas que acompañan a una izquierda que a veces responde en clave nacional frente a problemas globales.
Su izquierda gobierna con la derecha en Euskadi.
Sí, pero ya hemos dicho que Euskadi es diferente, que en Euskadi hay una situación más particular que se ha ido construyendo en los últimos años, especialmente en los últimos diez, que han dado lugar después de los gobiernos Ibarretxe de alianzas nacionalistas, de yo diría de intento de imposición a la comunidad no nacionalista de un proyecto independentista un poco a la fuerza con engaños y con trampas, etc. todo esto culminó como se sabe en las últimas elecciones y dio lugar a la posibilidad de que dos partidos, que efectivamente ideológicamente no son partidos comunes, ni mucho menos, derecha e izquierda, que en España ciertamente están en la rivalidad política más enfrentada, en el País Vasco quizás porque murieron en la misma trinchera, en la defensa de la libertad, y de la Constitución porque sus militantes han sufrido la misma agresión, el mismo proyecto impositivo, etc., ha sido posible ese entendimiento y por ahora no va mal. Esa es la verdad.
Cuando se habla de esa imposición de identidad que se le acusa al anterior gobierno, no cree que se está haciendo algo de revancha ahora mismo con toda esta guerra de símbolos.
No lo creo, yo creo que el Gobierno de Patxi López está siendo cuidadoso con esas cosas. No forma parte de nuestro proyecto el revanchismo. Piense por ejemplo en un dato bien significativo y que no ha citado y que es en el sentido contrario, que es la famosa moción de censura contra el PNV en Álava. Nosotros nunca la aceptamos, no lo considerámos políticamente conveniente que el gobierno y que el PSE marcaran una identidad tan agresiva contra el PNV y se metieran en una alianza de búsqueda del poder para el socio del gobierno, no, no nos gustó y no lo hicimos. De manera que también me gustaría que citara entre los elementos, éste por ejemplo que es muy significativo políticamente hablando y sin embargo no lo hicimos y las demás cosas son cuestiones muy colaterales. Es decir que tiene que entender que un gobierno de Patxi López que está conformado con el Estatuto celebre por ejemplo el 25 de octubre, pues claro que sí, porque durante 25 años otros no lo quisieron celebrar. Entonces un partido que cree en el Estatuto y que definitivamente hace de la vía estatutaria su modelo jurídico-político para Euskadi, pues lo celebra y eso puede ser considerado agresión para la otra parte, pues francamente no creo que debiera serlo. Lo mismo que otros elementos que han podido establecerse en una yo diría descarnada crítica, falta de argumentos sobre lo que llamaríamos revanchismo del PS en relación con la identidad vasca. Yo creo que nadie duda que la identidad vasca, el idioma, o los elementos simbólicos, la TV, la Ertzantza, en fin estén cuestionados. Este mismo gobierno está empeñado y nuestro mismo partido, por ejemplo, en lo que ha sido el acuerdo para el blindaje del Concierto como se ha visto también de manifiesto y ciertamente de acuerdo con que el PNV lo ha solicitado y lo hemos planteado pero lo hemos acordado. De manera que yo creo que tan falta de razón no tienen mucha lógica esas acusaciones.
¿Le van a dejar al gobierno de Patxi López ser vasquista?
Bueno yo creo que lo estamos siendo, a nuestra manera. Yo por ejemplo creo que las políticas, es un vasquismo a nuestra manera no quiero decir es un vasquismo nacionalista. Pongamos el problema famoso de las políticas activas de empleo, yo creo que el Gobierno de Patxi López va a hacer un acuerdo razonable con el gobierno central y va a resolver un contencioso que llevaba treinta años ahí. No es del gusto del PNV, bueno, evidentemente el PNV pretendía probablemente una aplicación concertual extrema, absolutamente dificultosa para el gobierno español que era aplicar el sistema de concierto a todas las cuotas y pretender la recaudación de cuotas, bueno pues esto el Gobierno vasco no lo va a hacer así probablemente pero eso para mi es vasquismo, es decir, es traer las políticas activas, es traer 300 millones de euros y conjuntar la política laboral que hacía el Gobierno vasco y echar a andar y bueno es un vasquismo diferente, pero yo creo que eso es también en mi opinión defender a Euskadi y en ese sentido pues se podrían decir otras muchas más cosas que irán ocurriendo. Yo creo que el Gobierno vasco lo mismo ocurrirá por ejemplo con los modelos lingüísticos yo creo que puede ser un gobierno de Patxi López el que acepte reformas al modelo A que se ha comprobado que no educa suficientemente en el conocimiento del euskera a los niños y en exigir probablemente un avance mayor en ese modelo al mismo tiempo que establecer algunas modulaciones al resto de los modelos, al B y al D para que se conozca mejor el castellano, etc. en fin o la literatura española. Yo creo que esas cosas son las que es decir es un vasquismo sin estridencia, es una defensa identitaria sin extremismos. Yo creo que ese es el vasquismo del socialismo vasco.
Le interesa el debate que se pueda estar dando en la izquierda abertzale oficial o de Batasuna o como queramos llamarla.
Sí me interesa pero con un límite. Es decir si sigue siendo dar vueltas al asunto para seguir mareando y no llegar al camino al final pues no servirá de nada. Yo creo que cuando uno escucha o lee, o ve lo que está pasando por ahí, llega a la conclusión de que la izquieda abertzale tiene que recorrer un camino que tiene que recorrer ella sola como lo hicieron en su día los de Aralar, por poner un ejemplo, y ese camino es convencer a ETA de que pare y de que abra un tiempo nuevo y efectivamente si llega a esa convicción probablemente habrá una izquierda abertzale con fuerza que jugará en el espacio político del independentismo vasco.
¿Se puede hacer algo desde fuera por fomentar ese debate o simplemente hay que estar expectante a que se resuelva entre ellos?
Es una buena pregunta. Yo creo que es equivocada la pretensión de quienes argumentan quizás con buena fe que hay que animar esos procesos y esas reflexiones digamos devolviéndoles por así decirlo el juego político. A quienes se quejan de que haya detenciones, quienes se oponen a la ley de ilegalización, quienes quieren volver a tender la mano a ese mundo no se dan cuenta de que nos cogen el brazo, es decir de que acaban convirtiendo su espacio político en apoyo a la violencia y en continuidad de ETA. Si es que esto está demostrado, llevamos treinta años así, si es que ha habido veinticinco años de legalización de Batasuna y no ha servido más que para favorecer y potenciar el movimiento de la violencia. Ya ha llegado el momento de agotar la estrategia que iniciamos en el 2003 y esa estrategia está claramente dando frutos, es que realmente hay que decir con claridad que ha sido la ilegalización y la persecución judicial del entramado político de la violencia el que está llevándoles a la reflexión de que así no pueden seguir y por tanto hay que agotar esa estrategia.
Pero no se cometen también muchos excesos al amparo de esa política, como en el caso de Egunkaria.
Es una cosa que viene muy de lejos. Yo no sé los fundamentos jurídicos de las acusaciones honradamente pero muy probablemente en términos judiciales la actuación retroactiva o rectificadora no son fáciles. Es posible que el juicio tenga que hacerse, yo confío en que quizás las cosas acaben con una sentencia que no condene si no hay causa. Yo no lo se, la verdad es que es una de esas cosas del pasado que quizás no sirven para juzgar los análisis que yo estoy haciendo, yo estoy sosteniendo la conveniencia de que la izquierda abertzale sepa que mientras apoye la violencia o no la condenen o no convenzan a ETA de que tiene que dejarlo pues no hay espacio político para ellos. Ese es mi razonamiento, entrar en un caso concreto me parece ya una cosa demasiado puntual.
¿Está a gusto en Europa?
Bueno yo fui porque mi partido me propuso ocupar la plaza número dos de la lista del PSOE, yo recibí un encargo de fortalecer esa lista, de hacer una campaña junto a López Aguilar, de intentar ganar las elecciones europeas y lo hice con esa intención y con ese mandato. Mi presencia aquí ahora resulta interesante desde el punto de vista del aprendizaje político, yo nunca había estado en Europa y efectivamente Europa es un mundo, es una atalaya desde la que hacer política tiene un cierto interés. Hombre no le oculta que una cierta nostalgia de lo que es el mundo que es más cercano, que conoces mejor, en el que te has desenvuelto más, también se produce en muchas ocasiones porque desgraciadamente Bruselas está demasiado lejos, está poco presente en la realidad política, a mi me gustaría estar más vivo, más cerca, más próximo de la realidad vasca o de la realidad española, pero en fin son cosas que pasan a lo largo de la vida. Yo también sabía que mi ciclo vital políticamente hablando estaba terminando y en ese sentido acepté este encargo como un encargo satisfactorio, enriquecedor, políticamente hablando, intelectualmente hablando, y aquí me siento muy vivo en ese sentido con un poquito de nostalgia para confesarlo todo.