que ha desempeñado, quiero destacar que fue Ministro de la Presidencia, Vicelehendakari y también, Eurodiputado. Además, es experto en Responsabilidad Social Corporativa y fue uno de los impulsores, allá por 2005, de la subcomisión parlamentaria en el Congreso sobre Responsabilidad Social Corporativa.
Ramón, la reputación es su valor intangible de la empresa, se dice que, cada día es más importante. ¿Por qué? Y, sobre todo, me interesa especialmente saber, ¿Qué es reputación empresarial y que no lo es?
Ramón, me quedo esta última frase: ‘no hay reputación sin sostenibilidad’. Es una afirmación rotunda. Pero entonces, ¿a qué podemos llamar sostenibilidad?
Bueno, yo diría que sostenibilidad es el término que culmina una larga trayectoria, una larguísima experiencia en torno a lo que en su día llamamos responsabilidad social de las empresas, o responsabilidad social corporativa.
Como bien decías en tu presentación Fernando, mi relación con todo este plano, con este mundo tan interesante, procede de que ya en el 2004, iniciamos en el Parlamento Español toda una serie de debates que dieron lugar a un libro blanco, y que, luego ha dado lugar a prácticamente 20 años de desarrollo de esta cultura, a la que llamamos, la cultura sostenible.
Y hoy, efectivamente, ya disponemos de lo que llamaríamos una teoría y una práctica acumulada,que establece conceptualmente qué es sostenibilidad y que, sobre todo, mide en conceptos que
permiten su comparación internacional estas cualidades. Desgraciadamente, durante muchos
años, a lo largo de los prácticamente 10-12 años iniciales de esta cultura, no había manera de
medir. Hablábamos de muchas cosas y colocábamos etiquetas, había mucho marketing social,
digámoslo así, pero no había una manera de comparar, medir y premiar, o en su caso, castigar,
los comportamientos sostenibles o insostenibles, respectivamente. Yo creo que hoy tenemos ya,
las herramientas para que internacionalmente podamos hablar de tres grandes conceptos que
integran la sostenibilidad y son 3 palabras, de hecho, ya se ha resumido en la ESG toda la cultura
de la sostenibilidad. La E habla de medio ambiente, la S habla de la dimensión social y la G de la
gobernanza.
¿Qué es la E? La E es la dimensión medioambiental que examina y mide tu estrategia de
descarbonización, tu progreso en la reducción de las emisiones, tus objetivos y tus contribuciones
en la lucha contra el cambio climático, la taxonomía europea en la medición de tu contribución a
esta lucha, tu contribución a la economía circular... esto es la E, el compromiso medioambiental
medible.
¿Qué es la S? La S mide la dimensión social que examina condiciones laborales, la salud y la
seguridad en el trabajo, la conciliación con los intereses familiares o personales de los
trabajadores, la igualdad en sus diversos planos, la acción social de la compañía, lo que
llamaríamos la cultura corporativa en la calidad del empleo.
¿Qué es la G? La G habla de Gobernanza Corporativa, habla de transparencia, de reportes, de
cómo informas tú, a todos los agentes que circulan en torno a la empresa desde fondos
financieros a bancos, desde observadores a medios de comunicación, de tu cultura de la
sostenibilidad, de tus compromisos en esta materia, obviamente examina la diligencia de vida en
la cadena de subcontratación de la empresa, el control interno de la información no financiera, la
financiación sostenible, la manera en la que participan en los consejos de administración, los
criterios retributivos, la manera de participación de los accionistas, todo lo que llamaríamos el
Gobierno de la sostenibilidad. En estas tres palabras está contemplada hoy la concepción y la
medición de la sostenibilidad empresarial.
Ramón, ¿y por qué estas exigencias? Qué está ocurriendo en nuestro mundo para que
las empresas tengan que incorporar la sostenibilidad o la responsabilidad social como
base de su reputación corporativa.
pasado. Vivimos múltiples disrupciones en nuestra vida y también en la vida de las empresas: las
tecnológicas, las geopolíticas, las medioambientales, inclusive las ideológicas.
Y eso ha roto con toda la cultura neoliberal, de la escuela de Chicago, de considerar que solo beneficios integran el mundo de la empresa, eso ya no lo contempla nadie. Todos los desarrollos teóricos de esta idea han ido produciendo, por otra parte, una creciente conciencia en el mundo empresarial más avanzado y progresista, de esta responsabilidad.
Entonces, ¿Dónde estamos? Estamos en un mundo en que la empresa tiene que concebirse y
crear su propia estrategia desde una perspectiva de cumplimiento integral con sus
responsabilidades. Las practicas más notables que se están produciendo en las grandes
compañías en el mundo entero nos van ya, señalando un camino, sobre el que se crean
departamentos de responsabilidad social o de sostenibilidad, como las llamamos ahora, que
elaboran el reporte anual, hay una ley que exige esa información a las compañías grandes en
Europa y por supuesto también en España, y todo esto ha ido creando departamentos cada vez
más notables, más importantes en el seno de las empresas que gestionan horizontalmente la
cultura de la sostenibilidad. Yo lo resumiría, finalmente, en una sola frase: El camino a la
excelencia, en todos los planos, ese el único camino de la sostenibilidad.
Muy bien. ¿Cuáles son los parámetros fundamentales de la sostenibilidad? O, dicho de
otro modo, ¿Cuáles son las tendencias, corrientes de fondo, o las exigencias sociales que
definen la sostenibilidad de las empresas de hoy?
Bueno, en parte las hemos citado ya anteriormente. Pero yo diría que, en el momento en que nos
encontramos hoy, hay siete grandes planos en los cuales se sitúa el deber de las empresas en
materia de sostenibilidad. Y creo que, con citarlos, ya prácticamente estamos desarrollando la
idea.
El primero, sin duda, seguramente por la conciencia medioambiental que la propia pandemia ha
generado, la sensación de que estamos en una biodiversidad atacada por nuestra propia acción y
que otras formas si son posibles. Hay un crecimiento notabilísimo de la ciudadanía con relación al tema medioambiental. La gente exige a las empresas que contribuyan a lo que es la lucha contra el cambio climático y los efectos que ese cambio está produciendo en la vida de la gente. Y esto, como he comentado antes, implica que las empresas hagan su propio cálculo de su huella digital, que establezcan una estrategia de descarbonización hacia ser neutros en un determinado plazo en sus emisiones y que reporten e informen sobre esos compromisos. Esa sería la primera gran tendencia que en este momento existe.
La segunda que señalaría es la transparencia. La empresa está cada vez más sometida al control, a la lupa de bancos, fondos de inversión, medios de comunicación... De lo que podemos llamar, el entorno corporativo que rodea una empresa, que puede ser mayor o menor en función de cuál sea su objeto de negocio. Accionistas, fondos, inversores, trabajadores, medios de comunicación...
Todos ellos tienen una demanda de que la empresa establezca con claridad y sea transparente a
la hora de decir, no solamente cuantos beneficios obtiene, ni siquiera cómo los distribuye, sino,
cómo los obtiene. Es decir, que incluso sea capaz de transparentarse hasta explicar cuáles son
sus riesgos, porque eso lo quiere saber el inversor y eso también implica un esfuerzo de
transparencia cada vez más importante.
La tercera es la fiscalidad. Hay una alarma social en el mundo entero sobre la fiscalidad a las
empresas que se está reduciendo en el Impuesto de sociedades y hay, sobre todo, muchos
escándalos que se están produciendo en una globalización financiera que permite demasiadas
fórmulas para la elusión fiscal, esto implica que la ciudadanía tiene también una demanda de
saber cómo las empresas cumplen con el fisco, porque, sin duda son uno de los agentes
fundamentales que sostiene la cultura de la cohesión social y del estado del bienestar en los
países desarrollados.
El cuarto yo señalaría la creciente importancia de la debida diligencia en materia de derechos
humanos. Muchas compañías operan en el ámbito internacional, en muchos países donde los
marcos jurídicos son demasiado limitados, hay una demanda general y, de hecho, la Unión
Europea está trabajando en una directiva que camina en esta dirección para que, todas las
empresas, tengan en cuenta que en las empresas con las que cooperan o que trabajan para ellas
en su cadena de subcontratación, se cumplen derechos humanos: que no hay trabajo infantil, que
la madera no procede de bosques deforestados, que los minerales que no procedan de regiones
en conflicto, que para su extracción no vulneren leyes medioambientales internacionales...
Entonces, todo esto forma parte también de una cuarta línea de reflexión sobre la sostenibilidad
en el siglo XXI, en el momento en el que estamos.
El quinto es la igualdad. En todos los planos, hombres y mujeres, diversidad racial, igualdad en
las brechas tecnológicas, jóvenes y mayores, fijos y eventuales... La igualdad es un valor, y eso
también hay que cuidarlo.
El sexto es lo que llamamos una empresa inclusiva. Que vaya incluyendo modelos de
participación en gestión o en capital, que vaya mejorando su formación continua y la atracción de
talento en las compañías, que trabaje por la fidelización... Yo lo llamaría, el elemento de
innovación en la economía digital.
Y, por último, compromiso país; ¿esto qué quiere decir? Que las empresas son capaces de hacer
alianzas público-privadas con los gobiernos para atender demandas que los gobiernos tienen, y,
por otra parte, para aumentar su propia presencia económica o para aumentar su cartera de
servicios o su propia clientela.
Y hoy día, por ejemplo, que muchos países latinoamericanos tienen ofertas para avanzar en la
digitalización, en el cambio climático... Con la colaboración público-privada imprescindible. Estos serían los siete planos en las que situar una concepción moderna de la sostenibilidad.
Ramón, ha sido un lujo y un placer entrevistarte. Toda una masterclass, resumida en
unos minutos. Cómo decía, un auténtico placer. Gracias.
También para mí lo ha sido. Muchas gracias y hasta pronto.
Entrevista realizada por Fernando Abadía, CEO de Talento-EPHOS.