Temí lo peor cuando dejó de contestar a los mensajes. «José Mari, ¿Cómo estás?». Nada. Ni lo leyó. En sus respuestas anteriores, lacónico, pero animado: «En el hospital». « Con neumonía y oxígeno». Esta vez nada. La rayita negra del WhatsApp nunca se convirtió en dos rayitas azules y ese signo premonitorio se hizo triste realidad cuando supimos que el virus acabó con su vida. Hemos perdido a José María Calleja, un periodista de cuerpo entero, un luchador, un valiente, un amigo.
Luchador antifranquista en la universidad militando en el PCE. Luchador por la Paz en Euskadi, desde uno de los más difíciles lugares para hacerlo, en ETB, enfrentado a poderes ocultos, a miedos colectivos, a amenazas demasiado evidentes. Aguantó defendiendo sus ideas y sus convicciones frente a muchos y acompañado de pocos. Se mantuvo en sus principios profesionales, su decencia y su integridad moral, aunque las paredes de su casa y demasiadas paredes de Euskadi mostraban dianas con su nombre expulsándolo de su ciudad y de su vida.
Valiente, no solo para mantener su digna coherencia en ambientes hostiles o para aguantar la amenaza miserable de los asesinos, sino también para defender sus ideas mirando a los ojos a sus adversarios y con la cabeza alta. Valiente para abrazar las causas que exigían valor y por eso, defendidas por pocos. Valiente en sus argumentaciones, que mantenía con brillantez y contundencia. Era lúcido, muy buen polemista y articulaba sus conocimientos con ingenio y mucho sentido común. Tenía el corazón a la izquierda pero su razonamiento era liberal e ilustrado. Era un demócrata progresista. Era divertido y amigable. Ideal para la sobremesa o para cualquier conversación con una copa.
Estuve en la presentación de su último libro el pasado 10 de marzo en la librería Alberti de Madrid. ‘Lo bueno de España’ será su última aportación al debate nacional. Frente a ese intento burdo y maniqueo del nacionalismo catalán por denostar a España, denigrando su democracia y sus instituciones, culpándonos de todos los males y de todos los desastres, José Mari eleva su mirada para reivindicar la Constitución, la Transición, las Autonomías, el europeísmo, la modernidad de España, de sus movimientos vanguardistas, de sus derechos, sus bienes públicos, su gente, su pueblo... Ha sido su último tributo de valor y de coherencia por una causa justa.
Foto: Ramón Jáuregui y José Mari Calleja charlan en el acto de entrega al periodista del Premio Libertades, concedido por la Sociedad El Sitio en mayo de 1997.
Publicado en El Correo, 23/04/2020