27 de junio de 2009

Sobre la Responsabilidad Social de las Empresas.PNL Congreso de los Diputados.

Señorías, yo tengo un amigo sindicalista que dice que esto de que las empresas sean socialmente responsables es una ingenuidad, porque le parece que esto es como pretender que un partido político sea generoso con su adversario.

Creo que mi amigo se confunde, porque somos legión en todo el mundo, no solo en nuestro país,los que creemos que en el siglo XXI las empresas o son responsables socialmente o no podrán ser competitivas.

Es aquí, en esta ecuación curiosa, en esta base de la pirámide, en la que se sitúa una reflexión filosófica que está tomando cuerpo en todo el mundo con una enorme potencia, la idea de que las empresas, en la competencia globalizada, solo si son empresas excelentes en todos sus comportamientos, no solo con sus impactos sociolaborales o medioambientales, sino con todos sus stakeholders,con todos los grupos de interés, proveedores, trabajadores, administraciones públicas, etcétera, solo si las empresas, respondiendo con excelencia a las demandas de sus entornos, son empresas socialmente responsables, serán competitivas. Si no, el mercado las acabará apartando de la competitividad globalizada.

La empresa no es una isla, la empresa no es solo de los accionistas. El beneficio no es la única función de la empresa. Estas tres afirmaciones que les hago, señorías, hace solo unos pocos años eran cosas que no se podían escuchar. Hoy son un clamor; hoy, en todo el mundo se reclama esta filosofía, que algunos llaman una nueva ética de los negocios y que se ha implantado en la práctica empresarial de una manera formidable; en todo el mundo, no solamente en España. Hace cinco años, por ejemplo, las memorias sociales y sostenibles —lo que se llama en el argot la triple memoria, no solamente la memoria económico-contable, sino la que da cuenta con comportamientos de la empresa en materia social y medioambiental— prácticamente no existían, se podían contar con los dedos de las manos. Hoy hay centenares o miles.

No hay una empresa que cotice en Bolsa, no hay una empresa importante en España o en el mundo que no haga triple memoria. ¿Por qué? Porque hay una demanda de transparencia en el comportamiento de la empresa para con la sociedad. Hoy no se para de conocer nuevas iniciativas, equipos directivos en las empresas, decenas de cátedras universitarias, centenares de jornadas formativas,cursos de formación posgrado en todas las escuelas de negocio, centenares de libros, guías de aplicación de la RSE, políticas de las comunidades autónomas, políticas de los gobiernos en todos los países para el fomento de la RSE. Es una marea densa, es una marea rica, que está potenciando este nuevo rol, este nuevo concepto de la empresa, en una nueva sociedad.

En nuestro país ha habido una convergencia extraordinaria de dos grandes razones que han impulsado fuertemente esta idea. De una parte, una confluencia casi milagrosa de los cuatro grandes actores de la política de RSE, administraciones públicas, empresarios, sindicatos y tercer sector —ONG, consumidores, expertos, etcétera— y de otra, un camino recorrido sobre la idea del consenso y de la voluntariedad, no imponiendo nada, sino dejando que las empresas incurran en esta práctica desde una perspectiva del convencimiento de que, para ser competitivas, hay que ser sostenibles, hay que ser socialmente responsables. En el tercer aniversario de la aprobación en esta Cámara de un libro blanco que culminó una subcomisión parlamentaria, que hizo un gran trabajo y que aprobó por unanimidad un montón de resoluciones y de propuestas de orientación en esta materia, hemos creído conveniente traer aquí, a esta Cámara, un texto que recoge las grandes líneas de la política de RSE, con idea de que se aprueben aquí dos cosas.

Primero: incorporar al sector público la cultura, las prácticas, la filosofía empresarial de la sostenibilidad, porque no nos parecía lógico que grandes organismos de la Administración pública —digamos hospitales, hay más de cien en España; digamos universidades, hay más de 80 en España—, que son organismos públicos que prestan servicios básicos fundamentales y tienen que informar con transparencia a la sociedad, tienen que dar ejemplo de responsabilidad social.
No se puede predicar sin dar trigo, como suele decirse, y la administración no puede promover políticas de RSE sin dar ejemplo. Esta es la idea que hoy traemos aquí para trasladar al Gobierno y a sus organismos públicos, a sus entidades públicas, a sus empresas públicas, a las empresas que contratan con la administración, que hagan políticas de RSE.

En segundo lugar, desarrollar, en colaboración con el consejo de la RSE, las políticas de fomento, de ordenación,de impulso a la RSE.

En definitiva, señorías, la proposición que les traemos reafirma el amplio consenso construido en este país, en estas instituciones, en este Parlamento, en la política española, sobre esta idea.
Hoy aprobaremos —me alegra decirlo—, por unanimidad también, un texto que recoge todas las enmiendas y todas las propuestas que los demás grupos han hecho —el Bloque, que presentó un texto original; el Partido Popular, Convergència i Unió, que han presentado enmiendas—, y hoy someteremos a aprobación un texto consensuado, que pasaremos después a la Cámara. También me parece importante decir, señorías, que esto de la RSE no desaparece con la crisis, como algunos dicen; desaparece con la crisis la acción social de la empresa, que es otra cosa; desaparece con la crisis el márqueting social, que es otra cosa; la RSE es una política integral que impregna la gestión de la empresa, el rol de la empresa, la manera de hacer empresa en una sociedad globalizada en la que la sociedad participa y penetra en el negocio mismo de las compañías, a través de múltiples actividades, desde accionistas hasta consumidores.
Esto es lo que nos lleva a la consideración de que la visión cortoplacista de la actividad empresarial y la búsqueda del máximo beneficio en el menor plazo son las que han provocado la crisis y las que han salido derrotadas con la crisis, porque son siempre causa de resultados trágicos, como está ocurriendo con la crisis financiera. Por el contrario, la empresa limpia, la empresa ecológica, la empresa sostenible, con una vitola de responsabilidad, emerge de la crisis con un plus de competitividad frente a la empresa tóxica e irresponsable.
Este es el sentido de la propuesta, señorías.

Solo me queda, para terminar, despedirme, porque quiero decirles a todos ustedes, señorías, que esta será seguramente mi última intervención en esta Cámara, en esta tribuna.

Quiero decir a todo el personal de esta casa,desde ujieres a taquígrafos, que ha sido un placer trabajar con ellos, y a todos ustedes, señores diputados, que ha sido un honor trabajar con ustedes.

Ultima intervención en el Congreso de los Diputados,23/06/2009
Proposición no de Ley DEL GRUPO PARLAMENTARIO SOCIALISTA,
SOBRE RESPONSABILIDAD SOCIAL
DE LAS EMPRESAS. (Número de expediente
162/000322.)