La entrega de las armas es el segundo paso de la paz. El primero fue el cese de la actividad armada un venturoso día 20 de octubre de 2011. ¿Cuáles son los siguientes? El tercero será la disolución de la banda. En términos operativos, esos pasos son definitivos e irreversibles y acreditarán el fin de ETA y de su trágica historia.Tarde pero bien.
Esa era, es y será la única forma en que tenía que acabar esta pesadilla de casi 50 años. La democracia venció esta anacrónica y fanática apuesta por la violencia que hicieron algunos nacionalistas vascos al final del franquismo y, más precisamente, en los difíciles comienzos de la democracia y de la autonomía vasca. Porque, no es ocioso repetirlo, ETA no fue una organización antifranquista, sino una banda criminal contra España, su democracia y su pluralismo político.
¿Qué viene ahora? Su disolución como condición necesaria de dos actitudes posteriores que recorriendo. La primera es la justicia. Quedan 300 asesinatos sin aclarar y la contribución a su esclarecimiento ayudaría enormemente a crear un clima de generosidad para con quienes colaboraran en ello. Hay enormes posibilidades legales de ser generosos en el cumplimiento de sus penas y, personalmente, creo que eso sería inteligente. No digo que fuera justo, digo que la generosidad es la virtud del vencedor y la democracia española puede serlo.
La segunda actitud es la exigencia de la verdad en el relato del pasado.
Solo hay un relato posible y nada ni nadie puede perturbarlo con falsas equidistancias o apelando a esotéricos contextos.
Son las víctimas de ETA quienes protagonizan ese relato y ellas son la única verdad de esta historia triste.
Publicado para la Razón, 18/03/2017