Una cosa es la prudencia y otra es la cobardía. La historia está llena de reacciones prudentes que el tiempo demostró cobardes. El Gobierno español no ha estado a la altura. Desde la llegada de Trump a la Casa Blanca asistimos asombrados a una sucesión de decisiones y amenazas que alientan la xenofobia, el odio y la tortura, y que apuestan por la desintegración del proyecto europeísta. Como socialistas y como demócratas no podemos esperar a ver qué pasa, como si estuviéramos ante una tormenta que amainará antes o después. Como europeos, además, tenemos que reaccionar con una respuesta nítida, contundente y unida al giro radical de un país que en tan solo unos días pretende tirar por la borda 70 años de colaboración y amistad.
Las instituciones europeas han tardado en reaccionar, pero empiezan a hacerlo. El grupo de socialistas españoles en el Parlamento Europeo hemos tomado la iniciativa y esta semana hemos impulsado una serie de medidas que esperamos respalden el resto de los grupos políticos.
En primer lugar, necesitamos saber cómo nos afectan de forma práctica las medidas de Trump. Qué ocurre con los europeos que son además nacionales de los países a los que Estados Unidos ha puesto el veto. Qué consecuencias tiene su intención de dejarnos fuera de los mecanismos de protección de datos. Qué ocurre con los millones de mujeres de países en desarrollo que se verán privadas de asistencia en cuestiones de salud sexual y reproductiva.
En segundo lugar, hemos pedido que se activen mecanismos diplomáticos de respuesta. Queremos que la Alta Representante para la Política Exterior de la UE, Federica Mogherini, llame a consultas al embajador de la Unión Europea en Washington, para expresar de manera clara nuestro profundo descontento con el Gobierno de Estados Unidos. Del mismo modo, rechazamos que el economista Ted Malloch sea nombrado embajador ante la Unión Europea. Ni sus formas, ni el contenido de sus declaraciones, que vaticinan la desaparición del euro y la desintegración de la UE, sean el mejor precedente para recomponer una relación que pasa por su peor momento.
En esta situación creemos además que los países europeos no deben invitar ni recibir a Donald Trump. No es el momento, al menos, mientras mantenga esta política de hostilidad, desprecio y ausencia de respeto a los derechos humanos.
Sí, hemos tomado la iniciativa, y lo hemos hecho con responsabilidad. Porque una cosa es reaccionar con "gritos y estridencias", como decía el portavoz del Gobierno, Iñigo Méndez de Vigo, y otra muy distinta mirar hacia otro lado cuando se humilla a nuestros hermanos de México, se ataca nuestra lengua y se atenta contra los principios más elementales que nos han permitido vivir en paz desde hace 70 años.
Publicado para 20 minutos, 3/02/2017