Hemos cruzado el ecuador de la actual legislatura en el Parlamento Europeo. Después de dos años y medios combatiendo los efectos devastadores de la austeridad y defendiendo medidas para reforzar el pilar social de la Unión Europea –y ahora que ha cambiado el panorama institucional con las tres sedes comunitarias copadas por los populares– es el momento de trazar una nueva estrategia política que nos permita a los socialdemócratas consolidar nuestro proyecto y valores.
Los recortes de las políticas conservadoras y la falta de soluciones a los problemas de la gente está llenando las urnas de votos populistas, xenófobos y antieuropeos. Para cuando se demuestre la falacia de las recetas que proponen estas fuerzas extremas, es probable que ya no quede tiempo. Esta realidad, unida a problemas inéditos como la salida de Reino Unido de la UE, nos obliga a reaccionar.
Los socialistas y demócratas en el Parlamento Europeo somos importantes para el futuro de la UE. Conscientes de este rol y de la responsabilidad que acarrea, desde la delegación española hemos propuesto a nuestros compañeros del Grupo Socialdemócrata y del Partido Socialista Europeo que de aquí a lo que resta de legislatura establezcamos unas prioridades claras y trabajemos en la misma dirección para defenderlas ante la Comisión y el Consejo.
Nuestra urgencia es serles útiles a los ciudadanos, que demandan un pilar social sólido sobre el que sustentar el estado de bienestar y los valores que hasta ahora habían sido marca Europa.
Para impulsar este pilar, defendemos un marco europeo vinculante de salarios mínimos en el entorno del 60% del salario medio de cada Estado, así como un Programa de Garantía de Empleo para los jóvenes y de apoyo a personas desempleadas de larga duración, que pueda desarrollar más adelante un Régimen Europeo de Seguro de Desempleo.
En materia económica, tenemos que aceptar que la Unión Europea no ha gestionado bien la crisis de la zona euro, que han faltado instrumentos de gobernanza económica de la moneda común y que la austeridad ha estancado el crecimiento, deteriorando las condiciones de vida de la población.
A partir de este reconocimiento, proponemos de manera urgente revisar en profundidad la estructura presupuestaria y reformar el sistema de recursos propios de la UE, porque el establecimiento de impuestos europeos sería el camino adecuado y justo para financiar el presupuesto de la UE, sustituyendo gradualmente las contribuciones actuales por recursos auténticamente europeos.
Estamos convencidos de que la puesta en marcha definitiva del Impuesto de Transacciones Financieras entre los diez países firmantes del acuerdo será determinante para crear una Hacienda y un Tesoros europeo. También ponemos sobre la mesa la creación de un impuesto de Sociedades Europeos y los derechos de depósito del BCE.
Necesitamos reforzar la política económica expansiva a través de una mayor dotación del Fondo Europeo de las Inversiones Estratégicas, conocido como Plan Juncker, impulsando la inversión pública en áreas estratégicas e incentivando el consumo a través de la mejora salarial.
Los socialistas hemos cogido la bandera de la lucha contra el fraude y la evasión fiscal en la Unión Europea y seguiremos abanderando esta lucha en los próximos años, trabajando para la creación de una agenda internacional de combate a los paraísos fiscales.
Los efectos de la austeridad y de las políticas de derechas han profundizado aún más la brecha de la desigualdad entre mujeres y hombres, provocando un retroceso intolerable en materia laboral, salarial, de derechos y libertades. Daremos la batalla para que el Consejo, de mayoría conservadora, desbloquee la directiva de igualdad de trato, porque necesitamos compromisos vinculantes para garantizar que se cumplen los derechos de las mujeres y la igualdad de género.
Pero, sin duda, donde más empeño tenemos que poner para reestablecer el honor y la credibilidad de la Unión es en la gestión y el trato que han recibido los refugiados y los demandantes de asilo. Los Tratados están escritos, los compromisos adoptados pero todo ha quedado en papel mojado y miles de personas siguen vagando y muriendo en tierra europea.
Podremos superar muchos de los obstáculos que tenemos en el camino, pero la UE no sobrevivirá si no ofrece una respuesta a esta emergencia humanitaria. No tenemos ni un minuto que perder, porque ya vamos muy tarde, en la apertura de corredores y visas humanitarias, en la reubicación de los refugiados, en el desarrollo de programas de cooperación y acuerdos bilaterales con los países de origen, al tiempo que ponemos en marcha una Estrategia Europea por la Multiculturalidad y la Gestión de la Diversidad.
Esto es lo más urgente, pero no son las únicas urgencias. Una Unión energética que considere a la energía como un bien social, que garantice su acceso a toda la ciudadanía y combata la pobreza energética es un objetivo fundamental para los socialistas, del mismo modo que incluimos en nuestra agenda de prioridades convertir a la UE en líder de energías limpias, en desarrollo I+D+i o agricultura y pesca sostenible desde el punto de vista medioambiental, económico y social.
Los socialistas españoles estamos convencidos de que los europeos necesitamos a Europa, pero una más eficiente, más justa y progresista. Nuestro compromiso con esa Europa mejor está hoy más vivo que nunca.
Publicado en El diario.es, 23/02/2017