El PSOE ha depositado en Ramón Jáuregui (San Sebastián, 1948) buena parte de sus esperanzas de futuro. Es a él, al último ministro de la Presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero, a quien le corresponde elaborar una nueva propuesta política para el partido, por encargo expreso de su secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba. «Es necesaria una renovación ideológica profunda, una adaptación del proyecto de la izquierda a la globalización y a las crisis», explica Jáuregui durante una fugaz visita a Asturias para dar una conferencia en Llanes. En el aeropuerto, en un breve descanso entre el avión y el coche, el ex ministro afirma que será de ese gran «congreso de las ideas» de donde saldrá «la propuesta para elaborar una agenda reformista profunda adecuada a la España de 2015». «En ese período emergerá la esperanza del cambio político en España», vaticina.
-¿Cuáles son las líneas maestras de esa nueva propuesta?
-Todas desembocan en la reforma de nuestra Carta Magna. Por un lado, avanzar hacia una visión modernizadora de la Monarquía, en un Estado federal. Por otro, incorporar un «suelo social» como garantía de las políticas públicas, blindar la sanidad como derecho ciudadano, lograr una sociedad más secular, menos religiosa, reformar la justicia... Hay una necesidad de relegitimar nuestra Constitución, de hacer política con mayúsculas y darle una sacudida al país.
-Habrá quien diga que muchas de esas propuestas, o todas, pudieron haberlas hecho en los ocho años en que gobernaron España.
-Hay cosas que llegan como llegan. La crisis ha puesto sobre la mesa la necesidad de abordar estas reformas de manera más acusada. Las crisis territorial y democrática bien puede decirse que han surgido en los últimos doce meses, y es ahora cuando toca abordarlas.
-... Pero es el paro es la principal preocupación de los españoles.
-Con esta política de austeridad estamos condenados a convivir con 5 o 6 millones de parados muchos años. Es imprescindible cambiar la política europea y modificar los estatutos del Banco Central Europeo para que haya liquidez y una política financiera distinta.
-¿Y a nivel nacional?
-En España hay que poner en marcha un plan de choque, con políticas para el empleo sustanciadas en una política fiscal nueva, que proporcione nuevos ingresos, y en un nuevo pacto social y político que nos permita dar confianza a nuestra economía para generar más actividad.
-¿Qué diagnóstico hace del estado actual de su partido? Está en la uci, en la uvi, ya en planta para empezar la recuperación...
-Lo que nos está pasando es bastante razonable, tras una derrota política importante ligada a una crisis que ha producido una hecatombe en la estructura socioeconómica española. Estamos en planta, porque nuestro camino no puede ser más que el de recuperarnos y volver a ser un partido de esperanza y de cambio para los españoles. Para lograrlo tenemos que hacer bien las cosas bien, para que no haya recaídas.
-Y eso pasa por...
-Tres cosas. Primero, por una oposición firme pero constructiva, responsable con el país. Después, por un gran congreso de las ideas que nos permita abanderar las reformas de la España del progreso, como hemos hecho todo el siglo XX. Y finalmente, por unas primarias que provoquen una inyección de moral, con un candidato que elijan los españoles, no los socialistas.
-Su planteamiento es a dos años vista, pero hoy sus perspectivas no hacen más que caer. En el último sondeo el PSOE no supera el 23% en intención de voto, 5,7 puntos menos que en las elecciones generales de 2011, que fue su peor resultado de la historia.
-Los sondeos actuales están aún marcados por la crisis. Cuando lleguen las elecciones muchos ciudadanos que ahora no piensan en votarnos se plantearán la utilidad de un voto a partidos minoritarios, y eso cambiará, aunque admito que hay un desgaste del bipartidismo.
-Entre ustedes y el PP no llegan a sumar el 50% del electorado.
-... Pero somos nosotros los que tenemos la responsabilidad de dar respuesta a algunos de los problemas de nuestra democracia. Tenemos que convencer al Gobierno de que las reformas que propongamos tenemos que hacerlas juntos.
-¿Confía en el que el PP sufra el mismo voto de castigo que ustedes padecieron en 2011?
-La mitad de los votantes que no nos votaron fueron a la abstención, y una cuarta parte, al PP. El fracaso del PP, la decepción, el engaño han quedado en evidencia, y van a quedar aún más. Es un voto que recuperaremos fácilmente, pero para eso tenemos que ser un partido que ofrezca la expectativa de un cambio razonable, moderado, de confianza.
-¿Rubalcaba será esa persona?
-No lo sabemos. Cuando lleguen las primarias lo veremos, es a él a quien le corresponde esa decisión.
-¿Y para el proceso actual?
-Sí. Le elegimos pensando que teníamos una travesía del desierto, y que él era la persona más solvente y madura en un momento difícil para el partido y para el país.
-Con el partido revuelto en Andalucía, Cataluña, Madrid y Galicia, Asturias parece el único lugar donde respiran tranquilos.
-Ahora mismo el Principado es una referencia fundamental. Javier Fernández da una excelente imagen del socialismo español actual, cargado de sentido común, lleno de sensatez. Es uno de nuestros mejores referentes. Si en todos los territorios tuviésemos un referente tan potente como Javier, automáticamente subiríamos diez puntos más de apoyo electoral.
-¿Qué pasa con el resto?
-En Cataluña tenemos la esperanza de que antes del verano haya un gran acuerdo político en el seno del PSOE, que incluya al PSC, con una salida razonable de la tentación extremista del nacionalismo catalán. La primarias en Galicia se resolverán, y el entendimiento entre Griñán y Rubalcaba es perfecto.
-¿Bárcenas es un torpedo en la línea de flotación del PP?
-Es pronto para hablar de responsabilidades penales, pero es evidente que estamos ante un caso de financiación ilegal continuada. Sólo cuando se reconocen los hechos, se dan las explicaciones oportunas y se corrigen las conductas se puede recuperar la confianza. Nosotros aprendimos a finales de los 80, pero ellos aún no han dado explicación. Se están sacudiendo, como si fuese una lluvia fina, sin comprender que es una lluvia de piedras la que cae sobre sus espaldas. La burbuja inmobiliaria incorporó cantidades inmensas de dinero a una actividad económica muy ligada a decisiones administrativas, y pervirtió la conducta de demasiadas personas.
-De momento han pedido en el Congreso información sobre las adjudicaciones de contratos públicos del Ministerio de Fomento a empresas que aparecen los «papeles de Bárcenas», muchas en los años en que Francisco Álvarez-Cascos estuvo al frente de esta cartera. ¿Qué sospechan?
-Que muchas empresas que recibían contratos de la Administración sufragaban ilegalmente al partido, y esto es intolerable. No puede quedar pendiente de una interminable investigación judicial, que es lo que probablemente espera el PP. A esto hay que hacerle frente ya.
-¿Hay forma de atajar este tipo de comportamientos?
-Buscaremos un acuerdo para adoptar grandes medidas que eviten sucesos como éste. Por ejemplo, prohibiendo la financiación de los partidos, y punto. O estableciendo sanciones penales y administrativas durísimas para las empresas que financien a los partidos. Bárcenas nos ha hecho ver que es necesario prohibir las donaciones privadas a los partidos, y así lo vamos a plantear.
Entrevista de Pablo Gallego para La Nueva España.