23 de diciembre de 2012

El bloguero, la tele y la RSE


La historia es conocida. La madre de un menor condenado en el caso “Marta del Castillo”, comparece en un programa de TV para someterse a las preguntas de los tertulianos, a cambio de dinero. Su simple aparición y supongo que sus declaraciones, generan general indignación popular. Un bloguero promueve en las redes sociales un boicot al programa de esa Televisión y a las empresas anunciantes en él. En quince días, los contratos de publicidad del programa se anulan y “La Noria”, se cae de la parrilla.

La Televisión, gravemente perjudicada por la brusca desaparición de un programa con millones de telespectadores y alta publicidad, persigue judicialmente al bloguero al que acusa de coacciones y amenazas a las empresas que se anunciaban en el programa. La “amenaza” del bloguero, era extender por las redes sociales su criterio de que debían boicotearse en el consumo los productos de dichas empresas. Afortunadamente, por lo que yo sé, la Televisión y el bloguero han resuelto amistosamente su querella, de lo cual me alegro infinito. Pero, me pregunto, ¿fue la acción del bloguero ilegal?

Estoy seguro de que ningún tribunal de un país democrático podría condenar al bloguero por lo que hizo. Es más, sostengo que ejerció un Derecho de Libertad de expresión inviolable y defiendo, que las redes sociales y toda la sociedad de la información que se está gestando con Internet, tienen que ponerse al servicio de una ciudadanía con Derecho a premiar o castigar a las marcas y a los logos comerciales, en función del comportamiento de sus empresas.

Esto no era posible antes de Internet porque la sociedad no podía ser convocada a acciones colectivas, salvo en espacios pequeños y al llamamiento de las organizaciones clásicas: Sindicatos, Partidos, Instituciones, medios de comunicación, etc. Pero en la nueva Sociedad de la Información, los ciudadanos son poderosos y la red permite convocar, sensibilizar, denunciar…y también provocar un boicot. ¿Por qué no? 

Es precisamente el temor a lesionar su imagen corporativa lo que estimula las mejores prácticas de las empresas en materia social y medioambiental. Es el temor a perjudicar la reputación social de las grandes marcas, lo que ha desarrollado en los últimos diez años, una nueva cultura empresarial que somete a las empresas y a sus marcas al veredicto ciudadano, no solo en función del precio o de la calidad de sus productos o servicios, sino en función también de sus comportamientos ecológicos y sociales y, de sus relaciones con la sociedad que les rodea.

Si una ONG denuncia las prácticas anti ecológicas o inhumanas de una empresa extractora en un país lejano ¿debe ser perseguida? Si se promueve el boicot a una gran superficie por las condiciones laborales en que operan sus cajeras, ¿es eso un delito? Si se censura a un banquero por sus cuentas fiscales en Suiza, ¿debe afectar eso a su banco? Si se demuestra el incumplimiento de condiciones laborales mínimas según OIT en las subcontrataciones de las grandes marcas europeas del textil, en el sudeste asiático, ¿es legítimo ponerse en la puerta de sus tiendas y denunciarlo a los clientes?

En los últimos dos años, se han producido graves accidentes (incendios o desmoronamientos) de naves de trabajo textil en Bangladesh. Decenas de trabajadores muertos de unas plantillas super explotadas, trabajando para las grandes marcas españolas, francesas, suecas, italianas…, que vemos todos los días en nuestras calles. ¿Tenemos derecho a reaccionar contra la irresponsabilidad de esas marcas? Acabamos de conocer que una conocida marca de supermercados, no entrega sus alimentos sobrantes al Banco de Alimentos. ¿Podemos protestar contra esa incomprensible decisión y obligarles a rectificar? Los ciudadanos, los consumidores, los medios de comunicación, las ONG’s, los líderes de opinión…los blogueros, todos podemos interactuar y conseguir comportamientos ciudadanos que premien y castiguen las acciones sociales y sostenibles de las empresas o sus irresponsabilidades, respectivamente.

Las empresas se han hecho multinacionales. Son cada vez más poderosas. Ni los Estados pueden con muchas de ellas. No olvidemos que cuando hablamos de empresas en el Siglo XXI, hablamos de emporios económicos con muchísima más influencia en sus decisiones que muchos Estados/Nación. Al respecto conviene recordar que, 3 de las 30 entidades más importantes del mundo son empresas internacionales, (por cierto, una de las que peores índices de relación laboral tienen en todo el mundo, es una cadena de Supermercados norteamericana) y, no podemos olvidar tampoco que, 30 de las 250 entidades más importantes económicamente en el mundo, son empresas. ¿Debemos renunciar los ciudadanos a condicionarlas, a estimularlas para que sean mejores? ¿Cabe pensar en la sociedad de la información en la que vivimos que la red, los blogs, los medios de comunicación, puedan permanecer ajenos a la crítica y a la movilización social respecto a las empresas y a sus logos? Es más, si así fuera, la RSE estaría herida de muerte y con ello, un poderoso instrumento para hacer sociedades más dignas laboralmente hablando, más sostenibles y más justas.

Hay límites, por supuesto. La mentira y la difamación, la guerra comercial, el honor personal, no entran en esta dialéctica. Pero, pretender privar a la ciudadanía, de su capacidad de respuesta respecto a las empresas, no solo es atemporal e ingenuo. Es sobre todo, reaccionario.

Publicado para "El Correo" 23/12/2012

22 de diciembre de 2012

Entrevista para diario deia 22/12/2012


Bilbao. 22/12/2012
Visto lo visto con el PP, ustedes se quedaron cortos tratando de recaudar.
El PP fue heredero de una campaña tan brutal, tan mentirosa, contra el gobierno anterior que cuando se encontró con la realidad tuvo que empezar a aplicar todo lo que habían negado. Y eso es lo que ha ocurrido, en el fondo llevamos un año ya no de incumplimiento, sino de mentiras muy gruesas y, sobre todo, que no vemos la salida.
¿Por qué el PSOE no quiere sacarse una foto con Amaiur en el Congreso y no tiene problemas para pactar los presupuestos con Bildu en Gipuzkoa?
En el caso de Gipuzkoa dijimos después de las elecciones que la mejor manera de gobernar Gipuzkoa era con acuerdo entre el PNV y el PSOE, el PNV se negó. En los presupuestos, hemos encontrado un acuerdo en materia de la gestión económica y en la coincidencia fiscal. Y en Madrid, donde por otra parte los escenarios son distintos, el recurso que había que interponer a la congelación de las pensiones lo queríamos hacer nosotros y podía ser malinterpretado aquel acuerdo.
Desde Euskadi se ve bastante más normal el pacto con Bildu que lo de la foto con Amaiur, lo que pasa es que a la derecha española le ha encantado, 'Pedrojota' está frotándose las manos.
Qué le vamos a hacer. Las cosas que hacemos son opinables y esa es la política, hay que admitir que hay cosas que gustan más o menos.
La salida del Gobierno vasco obliga a un mensaje renovador en el PSE. López habló de renovar personas, ideas, funcionamiento, pero él de momento no ha dicho que lo deja.
Creo que Patxi está llevando con muchísima dignidad y con una gran elegancia la cesión del poder y la gestión de su nuevo rol. Es el líder del socialismo vasco y yo creo que va a ser renovado en ese papel en el Congreso de febrero. Ahora tiene que hacer la oposición al gobierno y estar ahí dispuesto al juego que la política vasca va a dar, porque yo creo que el PSE tiene que ser la llave de la gobernabilidad en el Parlamento Vasco.
¿Considera que el PSE debe jugar un papel importante en el futuro?
Lo más importante en el socialismo vasco en este momento es darle al país la imagen de un partido que sigue siendo útil, que en la encrucijada que vive Euskadi, difícil porque tiene que reconstruir la convivencia después de ETA y hay que arreglar muchas cosas, tenemos que seguir haciendo un esfuerzo importantísimo en innovación y en competitividad, tenemos que ajustar nuestro modelo de bienestar a lo que podemos. Hay que seguir haciendo Euskadi y el PSE es un partido útil. Además, como creo que Urkullu y su gobierno van a necesitar orientar su política no a la geometría variable, sino a los pactos estables, pienso que si llaman a la puerta del PSE, éste tiene que abrirla. Creo que eso es lo mejor para el país.

7 de diciembre de 2012

La Carta Magna necesita una reforma para blindar la Sanidad como un derecho fundamental."

Entrevista para el programa Hoy por hoy de la Cadena Ser.desde Ser Vitoria.
7/12/12





La entrevista comienza a partir del minuto 6'

1 de diciembre de 2012

Entrevista -Publico- 1/12/2012

 
Lejos quedó su primera entrevista. Ramón Jáuregui (San Sebastián, Gipuzkoa, 1948) dialoga con aplomo y seguridad que le dan décadas de experiencia en la primera línea política. Incluso desvela que su partido, el PSOE, tiene previsto celebrar un "gran congreso" cerca del verano para acelerar su renovación ideológica.
 
Sólo la ideológica, insiste, porque la dirección federal actual es "la mejor" para orientar el proceso de modernización de un partido en horas bajas. El diálogo con Público, que tuvo lugar el pasado jueves en su despacho del Congreso de los Diputados, es veloz -Jáuregui afirma tener una reunión inminente- pero cargado de contenido. Quien ha sido además gobernador de Gipuzkoa, líder de los socialistas vascos, ministro de la Presidencia y diputado en el Parlamento vasco y en Europa y en Las Cortes, es ahora el elegido por el secretario general de los socialistas, Alfredo Pérez Rubalcaba, para redactar la ponencia de la conferencia política del partido.
 
¿El encargo es para usted un motivo de orgullo o cree que le han endosado un marrón?
Es un orgullo, y la mejor misión que podían encomendarme. Me parece el trabajo más urgente y más importante que tiene el PSOE entre manos. Junto a la definición de nuestro papel estratégico de jefes de la oposición y la renovación de las referencias orgánicas del partido, lo más urgente es la definición de un proyecto político renovado e ilusionante.
 
¿Tomarán alguna decisión sobre la dirección del partido?
Va a haber un gran congreso sólo de reflexión política e ideológica sin tocar nada que tenga que ver con nombres. Va a ser un congreso de ideas y no de nombres.
 
¿Qué es lo que le quita más tiempo de la organización de esa conferencia?
El trabajo de sistematización y de organización de la conferencia ya está preparado desde el mes de abril aproximadamente. Y lo he planificado en torno a doce grandes ejes de discusión. Incluyen la desafección y la crisis de la política, el sistema parlamentario, el sistema territorial, la política de inmigración, la laicidad y la aconfesionalidad en el marco de una sociedad de libertad religiosa, justicia y Estado de derecho, internet y la crisis del derecho de la información, reformas constitucionales... Así hasta doce. Hay doce grupos de trabajo compuestos por unas 300 personas que llevan coordinándose online desde el mes de septiembre cuando se celebraron las primeras reuniones. Y, probablemente, a finales de febrero del año que viene, estos grupos me entregarán sus trabajos y yo elaboraré una ponencia base que tendrá una serie de reflexiones de la España que tenemos y que queremos, y las reformas que pondremos en marcha para una España que está 35 años después de la Constitución.
 
¿Servirá todo ello para que la ciudadanía vuelva a confiar en el PSOE?
No sólo con esto. Esta es una condición necesaria pero no suficiente. Tener un proyecto y tener una definición programática reformista es imprescindible para recuperar la confianza de la ciudadanía y volver a ser el partido de la esperanza y del cambio que va a surgir como una necesidad en la sociedad española en poco tiempo, después de dos años de Gobierno del PP. Va a haber una pulsión de alternativa y de cambio a lo que está representando esta marcha atrás que el PP ha incorporado a la política española.
 
Cree que, sin dudarlo, esa alternativa será la del PSOE.
Sí. No tengo dudas. Si no lo fuéramos, dejaríamos de ser lo que somos.
 
En el Congreso Federal de febrero decidieron abrir a la ciudadanía las primarias para escoger a su candidato a la Presidencia del Gobierno. ¿Se debería permitir a todos los españoles participar en alguna otra de las decisiones de su formación?
Yo en principio soy partidario de que formalicemos la elección de nuestro candidato a las elecciones generales en primarias en un proceso bien ordenado y bien reglado que tiene que resolver la conferencia orgánica. Ese es el mandato del congreso y yo me limitaría a ese por ahora. Creo que tenemos que ir asentando la idea de las primarias, pero hay que empezar por la elección del candidato a la Presidencia del Gobierno.
 
Otro de los asuntos delicados que tendrán que abordar en la conferencia política será el del derecho a decidir. 
En la política territorial sí. Y esta va ir principalmente en concretar, explicitar y superar las confusiones que suscita la propuesta federalista. Esto va a ser objeto de consenso, en mi opinión, dentro del partido, y también creo que tendremos que descartar en esa conferencia el derecho a decidir de una parte sobre el conjunto del territorio. A priori trabajamos con la idea de que el PSOE no acepta esta visión del derecho a la autodeterminación que los nacionalistas siempre han defendido
 
¿Podrían así llegar a una postura común sobre ese asunto? Y si no es posible llegar a esa postura común, ¿cree probable mantener la cohesión interna del partido?
La mantendremos en torno a un proyecto de reforma federal del Estado vía reforma constitucional y, por tanto, una reforma relativamente profunda que permite evolucionar el Estado autonómico actual con una perspectiva federal. Va a haber un acuerdo básico también con el rechazo al derecho de autodeterminación. Puede ser que al PSC esa parte le produzca alguna discrepancia. Pero contamos con eso.
 
Parece que Catalunya, una de las comunidades autónomas más sensibles con ese tema, no ha entendido esa propuesta federalista.
Es pronto para decirlo. Pienso que en Catalunya hay base para que la propuesta sensata se abra paso. Y yo tengo la sensación de que además del resultado electoral y de la configuración del próximo Gobierno en Catalunya la idea de una vía intermedia y negociada en vías federalistas va a hacerse fuerte. Pienso que el mensaje más nítido de lo que ha pasado en las elecciones es que Catalunya tiene que reformular su relación con España con una propuesta federal.
 
¿Conseguirá el federalismo el consenso dentro del propio PSC?
La propuesta federal sí. Aunque repito que sobre el derecho de autodeterminación admito que puede haber diferencias.
 
Un pequeño grupo de militantes socialistas ha pedido disculpas a través de un vídeo. ¿Cree que el PSOE debe pedir perdón para volver a recuperar la confianza de la ciudadanía?
No. Yo creo que es un gesto innecesario. Todo el mundo sabe lo que ha ocurrido y la ciudadanía se ha expresado suficientemente. Me parece un gesto fuera de lugar que no responde exactamente a una voluntad de reconciliarse con la ciudadanía como de mostrar discrepancias con la dirección. No lo comparto.
 
Hay también quien considera que el PSOE atraviesa por una crisis de marca, pero también de producto.
Me parece que es aplicar el marketing a una cosa mucho más seria que es un partido político. Pero en general mi opinión es que la ansiedad y el nerviosismo interno no son buenos consejeros para tiempos como estos. Lo que está ocurriendo es bastante natural. Nos fuimos del Gobierno con una derrota muy importante y con una censura ciudadana a la gestión final de la crisis que tenemos que asumir. Y eso no se quita en dos meses. Lo que tenemos que hacer ahora es reconstruir nuestro proyecto para los tiempos difíciles que vivimos y ubicarnos en una oposición inteligente con una crítica sensata a lo que hace el Gobierno. Que no resulte incoherente ni espasmódica, ni extrema. Todo eso necesita una propuesta alternativa que se tiene que ir configurando. Y mi opinión es que tenemos que hacer esas cosas con calma, y las estamos haciendo. Volverán tiempos mejores porque volveremos a ser el partido de la esperanza.
 
¿Usted es de los que cree que Alfredo Pérez Rubalcaba debe mantenerse al frente del partido hasta 2016?
Yo soy de los que cree que la que tiene que hacer ese trabajo es la dirección actual elegida en el congreso hace ocho meses. Y Alfredo es el que mejor puede dirigir ese trabajo. No estamos diciendo que es lo que va a pasar en el 2016 ni en el 2015. Estamos diciendo que hay que hacer este trabajo de esta manera y con esta dirección. Y no hay nadie mejor que él para dirigirlo
.
Tal y como están las cosas, ¿se plantean la posibilidad de que haya un adelanto electoral que precipite la elección del candidato?
Puede ocurrir. Pero creo que un adelanto electoral antes de las municipales de 2015 no es probable. Ni siquiera sería razonable en estos tres años próximos porque las condiciones económicas no le van a permitir al PP plantearse ese escenario. Pero contemplar las generales coincidiendo con las municipales es una hipótesis que contemplamos y eso condicionará el calendario de las primarias del PSOE
 
Habla usted de regeneración democrática, pero movimientos como el 15-M nacieron cuando ustedes estaban en el Gobierno. Un año después, ¿está el PSOE en condiciones de liderar la recuperación de la confianza en los políticos y en los partidos tradicionales?
El 15-M ha tenido mucho sentido y legitimación, mucha fuerza de reivindicación y de cambio, más allá de que les ha faltado probablemente una agenda propositiva razonable. Pero su función la han cumplido y yo tengo mi mejor estima sobre lo que representan. Nosotros intentaremos ser quienes canalicen parte de esas protestas hacia la lógica del sistema. Lo que no queremos es incurrir en falsas soluciones y equivocarnos en el diagnóstico. Y hay veces que esos movimientos simplifican ecuaciones complejas. Por ejemplo: ¿es más democracia la democracia directa que la representativa? Objetivamente no en mi opinión. La solución no es hacer un referéndum cada semana porque eso es rutinizarlos y devaluar la democracia, por muy directa que se llame. Así podríamos poner otros ejemplos. Admito que tienen que hacerse reformas en la participación de los ciudadanos en el sistema legislativo, en la inicativa legislativa popular, en la participación...
 
Como socialista vasco, ¿qué cree que ha percibido la sociedad vasca que ha hecho mal el lehendakari Patxi López?
Sería muy fácil para mí decir que la sociedad vasca no ha sido justa con el lehendakari. En el fondo es lo que pienso pero no lo puedo decir porque creo que los electores son justos con sus decisiones. Yo creo que los componentes electorales en el País Vasco se mueven muy poco, y nosotros nunca hemos tenido una representacion mucho mayor que la que ha obtenido ahora Patxi López. En segundo lugar creo que hay un efecto coyuntural con la presencia de Bildu en el panorama político que ha recibido injustamente una prima por su compromiso con la paz. Quizás esto explica lo que ha ocurrido.
 
Sobre el escándalo de corrupción que salpica al PSC en Sabadell. ¿Cree como Pere Navarro que los imputados son inocentes?
Sí. Creo como Pere Navarro que son cuestiones muy menores y que en todo caso los compañeros son inocentes. Creo eso y estoy francamente preocupado por la dimensión exagerada que parece desprenderse de las primeras informaciones sobre el asunto.
 
Publicada en Publico, 1/12/2012 

28 de noviembre de 2012

Intervencion Parlamentaria 27/11/12


PDL sobre convocatoria de referéndum consultivo en el caso de decisiones políticas que  afecten sustancialmente a derechos económicos, sociales y laborales.


13 de noviembre de 2012

España va mal


Al contrario de aquél latiguillo que quiso popularizar, el entonces presidente del gobierno José María Aznar, que repetía machaconamente “España va bien”, las cosas están tan difíciles que, con toda razón, podemos afirmar: “España va mal. Muy Mal”. Para quienes hemos tenido el honor -y la suerte- de protagonizar la etapa democrática española desde los años sesenta, la situación política y económica de nuestro país nos produce no poca tristeza y mucha preocupación. No es necesario recordar el enorme éxito de nuestra transición y los extraordinarios avances económicos y sociales que hemos vivido. Admirados fuera y orgullosos en casa, los españoles hechos hecho, sin duda, los mejores treinta y cinco años de nuestra historia contemporánea.
Pero, al igual que las curvas macroeconómicas, la línea ascendente de nuestra historia ha sufrido un punto de inflexión desde hace dos o tres años, que puede destruir mucho de lo conseguido. El diagnóstico es conocido: una crisis económica y financiera que nos va a llevar a los seis millones de parados y a una fractura social de consecuencias aún imprevisibles. Una crisis de la estructura territorial autonómica que ha puesto sobre el tapete con brusca y sorprendente fuerza, la continuidad misma del Estado, rechazado en sus parámetros actuales por los nacionalismos periféricos. Y como telón de fondo de la una y de la otra, una crisis de la política misma, de sus instituciones, de los partidos, de los políticos y si me apuran, de las convicciones democráticas de demasiados ciudadanos.
Es verdad que la gravísima crisis económica que sufrimos ha implosionado algunos de estos problemas, como es el caso de la desafección con los partidos y los representantes políticos y como lo es también, la tensión nacionalista surgida en Cataluña. Pero el origen es otro. Estas dos quiebras en nuestra convivencia se venían incubando en causas propias que se venían gestando en las inercias y en las pasividades de los últimos años y en los errores que todos hemos cometido en ambos temas. Lo cierto es que, de pronto, los españoles nos hemos dado de bruces con un panorama dramático, que está provocando dos actitudes igualmente negativas: El pesimismo colectivo, que nos recuerda otras etapas nada brillantes de nuestra historia y que nos coloca en el derrotismo más paralizante y el desorden propositivo, esa especie de torrente de ideas que nos desbordan y que quieren resolver con fórmulas tan imprecisas como contradictorias, todos los problemas de nuestra democracia. Un compañero parlamentario describe esta actitud con una graciosa metáfora. Este es un país, suele decir, en el que cualquiera te resuelve problemas complejos en la servilleta de la barra del bar.
Y ya puestos, no me resisto a censurar otra peligrosa actitud colectiva, como es la de echar la culpa de todo a todos los demás. Durante muchos años hemos construido un Discurso expansivo de los Derechos y hemos educado muy poco sobre los Deberes que entraña la ciudadanía. Un buen ejemplo de esto que digo, es la peculiar opinión pública de los españoles sobre la sostenibilidad económica del Estado del Bienestar y la subcultura fiscal existente en nuestro país. Dicho más claramente, cuando reclamamos que se mantengan las prestaciones públicas en sanidad, educación, dependencia, etc., también debiéramos ser beligerantes contra un fraude fiscal instalado en amplias capas sociales. Porque el fraude en nuestro país no es algo ajeno a los ciudadanos, ni es solo cosa de ricos. Un país que tiene las mismas figuras fiscales y, prácticamente los mismos tipos que los países europeos, tiene unos ingresos inferiores en 5 ó 6 puntos sobre PIB que la media de la presión fiscal europea, porque demasiadas actividades económicas se celebran -a la vista de todos- en fraude fiscal y en competencia desleal.
No pretendo exonerar o limitar la responsabilidad de los representantes públicos en las respuestas a crisis tan graves como las que sufrimos. Por el contrario, creo firmemente que tenemos más responsabilidad que nunca. Creo que la política grande, la política que dialoga y logra consensos, la política que marca objetivos y que lidera al país, la que vertebra a la sociedad en esfuerzos y actitudes, esa política es más necesaria que nunca. La política que logra convencer a la ciudadanía de las coordenadas de tiempo y espacio en las que vive y que es capaz de concitar las respuestas colectivas, en las claves adecuadas de esfuerzo y solidaridad.
Esa política es la que falta en España. Por ejemplo, ¿alguien sabe cuál es la política autonómica del gobierno? ¿Cuál es la estrategia del gobierno respecto al pulso independentista del nacionalismo catalán? Solo sabemos que a Rajoy le parece un lío inoportuno en estos tiempos de crisis. Y así tenemos las contradicciones de una política que, a veces ningunea el debate y a veces lo enardece. Y bien sabido es que bomberos y pirómanos, juntos, no apagan el fuego.
Lo mismo podría decirse de la grave crisis política que sufren las instituciones políticas en este tiempo de desafecto y censura a los partidos. ¿Cuál es la respuesta, vallar el Congreso o reformar a fondo nuestro marco institucional? Aquí sí, me temo, que conocemos la opción del gobierno a favor de las viejas recetas de ley y orden. De la crisis económica, mejor no hablar.
No. España no va bien. Va mal, muy mal y la solución no está fuera de la política, sino en ella, con mejor política, con mejores políticas, con mejores políticos, con mejores partidos, de acuerdo, pero con ellos. La solución, las soluciones, vendrán de una política con liderazgo, con pedagogía y con grandes acuerdos para poner al país en las actitudes colectivas de la corresponsabilidad.
 
Publicado para El Correo, 13/11/12

12 de noviembre de 2012

Carta abierta a los amigos de la RSE

Hace diez años que estamos impulsando la RSE en nuestro país y en toda Europa y, creo que es hora de hacer balance. 
Durante los primeros años se hicieron muchas cosas en todos los ámbitos: Parlamento, gobiernos y administraciones públicas, empresas, sindicatos, universidades, “tercer sector”, medios de comunicación, etc. 
Pero desde que estalló la crisis, la RSE ha perdido fuelle.
Y muy probablemente, quienes más hemos trabajado por esta idea renovadora de la cultura empresarial en la sociedad del Siglo XXI, tenemos sentimientos contradictorios.
¿Ha sido la crisis un obstáculo insalvable en el progreso de la RSE? ¿Ha muerto de éxito la RSE? ¿Es incompatible la RSE con las restricciones presupuestarias de las empresas? ¿Falla la sociedad en sus exigencias a las empresas? ¿Son pocos y pequeños los retornos en resultados económicos a las inversiones en RSE? Estas y otras muchas preguntas podemos y debemos hacernos para analizar con frescura y sinceridad el estado actual de la RSE. Porque es una evidencia que se han reducido notablemente las actividades relacionadas con la RSE. También lo es que se han impregnado de rutina y en muchos casos, la información de las memorias es incompleta  y no permite una observación integral de las actividades de la empresa.
En el ámbito institucional, la Comunicación de la UE de finales de 2011, ha pasado sin pena ni gloria. El Consejo Estatal de nuestro país, está parado y bloqueado y el nuevo gobierno, ni está, ni se le espera en este tema.
Yo creo que es hora de que hagamos crítica y autocrítica. Sin miedo a nada ni a nadie. Para decirnos la verdad. Para poner frente al espejo las debilidades y la ingenuidad, pero también, para reivindicar los avances conseguidos. Para llamar a las cosas por su nombre y decir lo que pensamos de todos los que deben ser protagonistas de la RSE: Gobiernos y políticos, empresarios y sindicatos, periódicos y periodistas, consumidores, ONG, etc.  Os propongo a todos pensar y escribir, lo más resumidamente posible, unas líneas de balance y sobre todo, propuestas. Hagamos juntos esta reflexión y lancemos un nuevo impulso basado en propuestas concretas.
Os propongo un plazo de 15 días para que hagáis vuestra aportación en los comentarios de este post de diario_responsable y os prometo un resumen posterior.

Ramon Jáuregui, para Diario Responsable.

10 de noviembre de 2012

"La crisis se ha producido por comportamientos gravemente irresponsables"

La discapacidad debe formar parte obligatoriamente del diseño de toda política de Responsabilidad Social de las empresas (RSE). Y es que, la RSE es una cuestión de derechos que deben cumplirse. Así lo entiende Ramón Jáuregui, experto en el tema, además de diputado socialista. Asegura que si todas las empresas del mundo fueran rigurosas en el cumplimiento de los Derechos Humanos, el mundo sería mucho mejor de lo que es. De hecho, entiende que la actitud irresponsable del mundo actual es, en gran parte, la causa de la crisis.

La Responsabilidad Social Empresarial, ¿es cuestión de ética, de ciudadanía? ¿Es voluntaria u obligatoria?

 Es todo eso y mucho más. Son derechos que deben cumplirse con largueza. Es ética porque la RSE se extiende sobre una base cultural y filosófica que entraña un sentido amplio de la Responsabilidad de la empresa para con su entorno humano y físico.
Es ciudadanía porque esa bella palabra entraña derechos y deberes y porque, incluir a la empresa en esas exigencias, les hace “ciudadanos” de un espacio sostenible y habitable de convivencia.

¿Podría llegar a regularse o debe pertenecer al ámbito privado en su totalidad? En ese caso, ¿cómo se podría regular algo que supuestamente es voluntario?

 Es voluntaria porque su naturaleza lo es. Lo legal es exigible y no entraña esa cultura de aspiración a la excelencia que lleva consigo la RSE.
La regulación de la RSE no es para convertirla en ley obligatoria, sino para ordenarla y estimularla. En definitiva, para fomentar y expandir unas prácticas que se consideran intrínsecamente buenas y convenientes y para poner reglas que permitan desarrollar esa cultura en leal competencia, en la libertad del mercado.
"La RSE integra la discapacidad, no hay verdadera política de RSE si en ella no se contempla la discapacidad"
Asegura usted en su blog que los derechos humanos son de obligado cumplimiento para las empresas, independientemente de su potencial repercusión en costes e ingresos. ¿Incluye los derechos de las personas con discapacidad en ese ámbito? ¿Es, por tanto, la discapacidad objetivo obligado de la RSE?

 Una lectura avanzada de los Convenios internacionales de los Derechos Humanos es exigible a todos, en todos los lugares del mundo. Sobre ese suelo de dignidad humana se edifican los ordenamientos jurídicos nacionales, superándolo en mucho, en los países democráticos y, en particular, en los Estados Sociales de Derecho.
Naturalmente, la discapacidad y en particular los Derechos de las Personas con Discapacidad, se inscriben en esas Cartas Fundamentales.
Desde ambos puntos de vista, la RSE integra la discapacidad. Hasta el punto de que puede decirse que no hay verdadera política de RSE, si en ella no se contempla la discapacidad.

En ese caso, ¿en qué aspectos podría trabajar la RSE a favor de la discapacidad y cómo?

 Para empezar, la discapacidad debería formar parte obligatoriamente del diseño de toda política de RSE en las empresas. Empezando por el cumplimiento de las leyes y siguiendo por políticas activas de integración laboral de las personas con discapacidad. En esencia, cada empresa que diseña política de RSE debería contemplar la discapacidad como un elemento nuclear de sus grupos de interés y debería rendir cuentas en sus memorias anuales de sus actividades y de sus progresos en esta materia.
"La larga marcha por la integración Laboral/Social de las personas con discapacidad, ha experimentado un notable avance a través del impulso de la RSE"
¿Se actúa en consecuencia?

 Hay casos extraordinarios de empresas que están haciendo avances notables en la integración laboral de la discapacidad. Hay empresas que han tomado la discapacidad como estrella de sus políticas de Acción Social, aunque su política de RSE deje mucho que desear en otras materias. Pero también ocurre lo contrario, es decir, empresas que no han incluido la discapacidad en sus políticas de RSE y empresas (desgraciadamente, la mayoría) que ni hacen RSE, ni piensan en la discapacidad.
Con todo, soy de los que creen que la larga marcha por la integración Laboral/Social de las personas con discapacidad, ha experimentado un notable avance a través del impulso de la RSE.

En el caso de la discapacidad existen ya normas que las empresas incumplen (como la Lismi) y que podrían entrar en ese aspecto de responsabilidad respecto a los derechos humanos. Si no se cumplen las normas, ¿cómo podemos lograr que se cumpla una acción responsable y voluntaria?

 Es un camino largo. Hay que hacer visible la discapacidad como una constante de nuestra realidad. Hay que mejorar las normas que estimulan su integración laboral. Hay que seguir haciendo, sin pausa, el trabajo que hace el CERMI. Hay que seguir impulsando la RSE como una herramienta al servicio de esta causa.
"La discapacidad, junto a los esfuerzos en materia medioambiental, son los dos planos de la RSE más utilizados y mejor compensados en términos de retornos en resultados económicos y en intangibles reputacionales"
¿Se conoce en España suficientemente la RSE y en concreto la adhesión de las empresas a esta acción responsable?

 Creo que no se han utilizado suficientemente las oportunidades que nos brinda la RSE en favor de los Derechos de las personas con discapacidad. También creo que la RSE no se conoce suficientemente en la sociedad española.
La discapacidad es una acción muy rentable en términos de Reputación corporativa. Junto a los esfuerzos en materia medioambiental, son los dos planos de la RSE más utilizados y mejor compensados en términos de retornos en resultados económicos y en intangibles reputacionales.
Pienso que fomentar la ecuación RSE-Discapacidad, es una herramienta formidable para avanzar en esta larga marcha.

Se relaciona siempre la RSE con las grandes empresas, ¿es posible la RSE en pequeñas y medianas empresas?

 Debiera serlo y si lo fuera, daríamos un paso enorme. Cuando la RSE se extienda a las medianas empresas y, cuando estas prácticas se generalicen en ese tejido económico, estaremos hablando de miles de acciones positivas.
¿Cómo se hace esto? Tres ideas son claves, una, que las grandes empresas la exijan a su cadena de proveedores; dos, que se sigan estimulando estas prácticas desde la contratación pública, y tres, que se favorezcan las demandas sociales y la información pública sobre la RSE.
"Si todas las empresas del mundo fueran rigurosas en el cumplimiento de los DDHH en todos los lugares del mundo en los que operan, créame, el mundo sería mucho mejor de lo que es"
También comenta en su blog el escaso conocimiento sobre el cumplimiento de los derechos humanos por parte de las empresas e invita al mundo académico a la investigación en este tema, ¿cómo se traduce esta propuesta?

 Los DDHH son una tabla de Derechos, de dignidad humana y de trabajo decente, universalmente conocidos. Son exigibles en Bolivia y en Nigeria, en Camboya y en Madagascar. La exigencia generalizada de su cumplimiento a todas las empresas, en todo el mundo, nos permitiría un avance civilizatorio e impediría mucho dumping social. Naciones Unidas (Informe Ruggie), trabaja en la exigencia ante los tribunales de los países origen de las multinacionales, de su cumplimiento. Me parece un gran camino.
Si todas las empresas del mundo fueran rigurosas en el cumplimiento de los DDHH en todos los lugares del mundo en los que operan, créame, el mundo sería mucho mejor de lo que es.
"La crisis ha deprimido el avance cultural y la práctica de RSE... es necesario un nuevo impulso. Hay que volver a convocar a los interlocutores de la RSE en España, que son muchos, y hay que renovar el consenso socioeconómico en torno a una agenda de revitalización de la RSE para los próximos cinco años"
¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta la RSE en esta época de crisis?, ¿está afectando a la credibilidad de la propia RSE?

 No puedo negar que la crisis ha deprimido el avance cultural y la práctica de RSE. Vivimos un cierto apagón cultural, un evidente estancamiento sobre la idea. Es una paradoja, porque todos sabemos que la crisis se ha producido, en gran parte, por comportamientos gravemente irresponsables. Desgraciadamente, el gobierno de España prácticamente ha enterrado lo que habíamos construido durante estos últimos diez años.

¿Qué se puede hacer? Yo creo que es necesario un nuevo impulso. Hay que volver a convocar a los interlocutores de la RSE en España, que son muchos, y hay que renovar el consenso socioeconómico en torno a una agenda de revitalización de la RSE para los próximos cinco años.


Entrevista realizada por Blanca Abella para Cermi.es

8 de noviembre de 2012

Ponencia para la 2ª Conferencia de RS 2012. CCNRS

Video para la 2ª Conferencia de RS 2012.CCNRS celebrada hoy en Costa Rica.

Papel de la Administraciòn Pública en la promoción de la cultura de RS.
Comentario de buenas prácticas de RS en Europa y España.



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7 de noviembre de 2012

Reformas Federales


Cataluña sufre una pulsión extrema hacia el independentismo, fruto de la crisis y de un desgraciado proceso de renovación de su Estatuto de Autonomía. CiU ha manipulado los sentimientos derivados de la una y de lo otro y se ha montado en un tigre para hacer una travesía tan peligrosa, como su cabalgadura.

Paralelamente, los vientos anti autonómicos empujan en la dirección antagónica. Esta especie de latiguillo populista que culpa a las Comunidades Autónomas de todos nuestros males y de la crisis misma, se ha convertido en un extremismo tan perturbador como el nacionalismo, para los problemas de nuestro modelo territorial. Ubicados en este escenario extremo y en parte, apasionado, los que hemos construido el modelo autonómico y nos sentimos orgullosos de lo conseguido, no podemos por menos que mostrarnos preocupados.
 
¿Qué hacer? Por cierto, ¿cuál es la política del gobierno en materia autonómica? ¿Hay alguien ahí? A veces ningunean el problema. A veces echan gasolina al fuego y siempre miran al dedo en vez de a la luna.
 
La única política posible es la revisión rigurosa y profunda del modelo. Porque hay parte de razón en las demandas de Cataluña y no son desdeñables algunas críticas al funcionamiento del modelo autonómico, treinta años después de su puesta en marcha. Efectivamente, en Cataluña hay -entre otras muchas cosas- problemas de financiación y hay disgusto sobre el autogobierno, todo ello sobre la base de un nacionalismo reivindicativo, histórico, cultural y político. Y paralelamente, en el modelo autonómico hay problemas de duplicidades e ineficacia en el funcionamiento administrativo, hay excesos de gastos, hay necesidad de mayor cooperación intercomunitaria en la unidad de mercado español, hay preocupantes muestras de desigualdad individual ante algunos servicios públicos, entre otras cosas.
 
Afrontar estas pulsiones políticas y estas realidades incuestionables, exige reformar nuestro modelo o, si se prefiere, reflexionar sobre el estado autonómico en una perspectiva federal. Me apresuro a decir que no se trata de revocar nuestro compromiso constitucional, ni de renegar del modelo autonómico del que nos hemos dotado. Se trata de revisarlo y de abordar los problemas existentes y hacerlo, en la única dirección que cabe a la naturaleza de nuestro modelo y de nuestros problemas: la perspectiva federal.

Tampoco queremos adjetivar el término federal, porque al hacerlo incurriremos en redundancia o en contradicciones. Mi tesis es que, la reforma federal, es lo único que resuelve los problemas denunciados. Las reformas federales pueden racionalizar el funcionamiento del modelo autonómico, mejorar la cooperación interna, evitar disfunciones y asegurar eficiencia en la unidad de mercado e igualdad entre los españoles, de una parte. Pero, al mismo tiempo, una reforma de nuestra Constitución en clave federal, puede ofrecer un camino de diálogo, pacto y solución de problemas que nos plantean algunas comunidades nacionales, porque pueden abarcar algunas de las reivindicaciones nucleares en el desarrollo de su autogobierno.

¿Cuáles son estas reformas? Serán aquellas que conjuguen una auténtica renovación del pacto territorial,  que debe abordar -entre otras- estas materias:


 El establecimiento de un mecanismo de participación directa y eficaz de las Comunidades Autónomas en la acción política estatal y en el proceso legislativo de las Cortes. Aunque se acostumbra a despreciar la llamada reforma del Senado en la perspectiva del federalismo alemán, una reforma del tipo Bundesrat aportará a los gobiernos autonómicos un protagonismo y un poder legislativo en la política española, extraordinario y desconocido.


 Es necesario reformular el modelo de financiación de las Comunidades Autónomas y establecer con claridad quién recauda, qué y cómo se reparte la tarta de los ingresos en los tres niveles del Estado: gobierno central, comunidades autónomas y entes locales. Ésta es una de las grandes tareas pendientes del modelo territorial que debiera solucionarse quizás, en una perspectiva federal, semejante al modelo norteamericano.

 
 Quizás nuestra Constitución deba optar por una clarificación competencial que determine y simplifique las funciones y los poderes de las Comunidades Autónomas y del gobierno central, al modo de como lo tienen hecho, por ejemplo, en la constitución alemana.

 Deben mejorarse los mecanismos de cooperación y deben establecerse instrumentos federales en la gestión de los intereses públicos que aseguren el buen funcionamiento de los servicios públicos y de la economía, en el conjunto del Estado.

 
Pueden establecerse principios constitucionales que desarrollen mejor los valores constitucionales de la Solidaridad, de la Igualdad y de la Singularidad. Una clarificación de estos principios puede ser muy necesario.

Estas y otras reformas pueden abordarse en el marco de una renovación más amplia de nuestra Carta Magna. Renovación que viene obligada por otras circunstancias y que incluso debieran llevarnos a pensar en un método más flexible y menos gravoso para abordar la adaptación de nuestro Texto Fundamental a las muy diferentes circunstancias que nos imponen los cambios que estamos viviendo en esta etapa de transformaciones ideológicas, económicas y sociales.
Quedarse quietos en la pasividad y en el inmovilismo o, peor aún, pegarse a la pared diciendo "no nos moverán", nos llevará a un enfrentamiento de resultados dramáticos. Cuando la dimensión y la naturaleza de los problemas que estamos tratando se elevan a los niveles que están alcanzando hoy en día en España, es la política grande, la política noble, la que resulta interpelada. Y ésa es la actitud que nos mueve a los socialistas. Aun sabiendo que el empeño no es fácil, estamos convencidos de que, desde una política basada en mirar de frente a los problemas, el diálogo y el pacto en el marco de nuestras leyes, es la única solución posible.


Publicado en Diario Crítico 7/11/2012

28 de octubre de 2012

Gobernar es elegir

Se dice, con razón, que gobernar es decidir y elegir entre opciones imperfectas. Urkullu, el ganador de las elecciones vascas del pasado domingo, tiene tres. La primera, probablemente la que acarician los burukides, es gobernar en solitario, sin acuerdos y, buscar las mayorías correspondientes para cada ocasión y para cada tema. La segunda, es fijar una alianza con EH Bildu, el único partido con el que puede gestar un proceso soberanista. La tercera, es buscar una alianza con el Partido Socialista de Euskadi y renovar los pactos de transversalidad con los que gobernamos hace ya muchos años.
 
Gobernar es decidir y, decidir es elegir. Si el PNV opta por gobernar sin apoyos, su gobierno será débil, toda la oposición endurecerá sus posiciones y la inestabilidad política impedirá afrontar los grandes retos del momento. Si optan por una alianza nacionalista, se equivocarán de objetivos y meterán al país en un camino hacia la nada. Julio Caro Baroja solía decir que Euskadi equivocaba con frecuencia sus coordenadas de tiempo y de espacio. Nuestras coordenadas del tiempo son claras, un siglo XXI cargado de transformaciones y de incertidumbres. Nuestro espacio es España y Europa. Navegamos en ese barco y, juntos nos salvamos o embarrancamos. Los pueblos viven en contextos concretos que reclaman respuestas concretas a sus coordenadas y la opción soberanista con Bildu, la pagará el país y desgastará al conjunto del nacionalismo.
 
Euskadi vive tiempos de cambio y de crisis sistémica, como el mundo entero. La globalización, no solo financiera, sino especialmente la globalización productiva que ha llevado a que mil millones de personas que no producían hace 20 años, hoy sean capaces de fabricar y construir desde un coche hasta un avión, ha situado a Europa en un marco de competencia desconocido. La revolución tecnológica e internet, cambian nuestro mundo, incluso, nuestra forma de vida. El mundo se desplaza hacia Asia y la geopolítica internacional nos plantea nuevos retos, en un mundo en el que la velocidad de los acontecimientos y la concatenación internacional de todo lo que ocurre, colocan a las naciones pequeñas en la marginalidad. Incluso Europa sufre ese fenómeno.
 
En este nuevo marco, no valen las viejas categorías políticas ni económicas que hemos manejado durante decenios. Es como si nos hubieran cambiado la baraja o, incluso, el tapete sobre el que se libraba la partida de nuestras aspiraciones. Bien podemos decir así que "el futuro ya no es lo que era".
 
Europa está en crisis y todavía no sabemos si salvará el Euro y la propia Unión. España está peor todavía, en una triple crisis económica, territorial y social, y una ola de desafecto a la política y a los partidos, nos invade a todos. Sobre este suelo de enorme preocupación, los retos vascos tienen perfiles propios. Mejorar la fiscalidad, sostener los servicios públicos, aumentar las exportaciones, ajustar las cuentas públicas, crear empresas y empleo, son tareas primordiales para una crisis larga, profunda e incierta. Gestionar el país, reconstruir nuestra convivencia, resolver los innumerables problemas de heridas tan profundas, como las que nos han producido treinta largos años de violencia, también requieren política fina y grande.
 
¿Con quién hará todo esto Urkullu? ¿Qué hará el PSE si nos piden ayuda? No tengo respuestas para estas preguntas, solo recomiendo que el pasado reciente, las heridas abiertas entre nosotros, no nos impidan mirar al futuro. O, que si miramos al pasado, miremos a un pasado que hicimos juntos, mejor que nadie y mejor que nunca.
 
Publicado en Deia. 28/10/12

27 de octubre de 2012

El entierro de la Ley de Memoria Histórica: ni siquiera una digna sepultura..

Entre las razones que justificaron la ley de memoria histórica, había una que parecía gozar de unanimidad: dar entierro digno a los restos de víctimas que todavía yacen en el anonimato en montes y cunetas. Convertir las fosas en sepulturas era un deber ético de toda la sociedad. Un mínimo de respeto y honra in memoriam a las víctimas de la Guerra Civil y el franquismo parecía imponerse, más allá de discrepancias ideológicas. La ley 52/2007, de 26 de diciembre, convirtió la colaboración con este deber de memoria en una obligación del Estado para con las víctimas, sus familiares y conciudadanos. Esa era la razón de la dotación presupuestaria (hasta unos 8 millones de euros) que, en el período 2006-2011, dispuso el Ministerio de la Presidencia, dando un impulso fundamental a una ingente tarea que ha alcanzado en la última década a la exhumación de 348 fosas y al hallazgo de 6.420 esqueletos, en su mayor parte como resultado de ejecuciones extrajudiciales. Pues bien, esta dotación se ha reducido a "0 euros", en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado 2013, simplemente ha sido eliminada. El subsecretario del Ministerio de la Presidencia, Pérez Renovales, argumentó el 8 de octubre en su comparecencia que "hay que prescindir de ella [la partida presupuestaria] pero que permanece viva para un futuro". Un futuro absolutamente indeterminado, nada creíble.
 
No era la de las fosas un empeño fácil. Había que localizar fosas, previa investigación oral y documental, también de geo-radar. Con la colaboración de muchos, llegamos a elaborar un mapa dinámico de fosas. Había que determinar autorizaciones y requisitos para garantizar unas exhumaciones con rigor científico y respeto a las leyes. Confeccionamos un protocolo para la exhumación de fosas con antropólogos y forenses. Hubieron de desarrollarse técnicas de indagación y de identificación. Las agrupaciones de familiares tuvieron que sortear no pocos requisitos administrativos para la obtención de permisos y subvenciones. Entre unos y otros, en un gran empeño colectivo, hemos aprendido cómo dignificar los restos, habiéndose llevado a cabo las exhumaciones de los restos de más de 5.000 víctimas. Todo ello ha ayudado a suturar heridas que aún supuran. Abrir fosas para cerrar heridas. Ha sido un acto de país, de país democrático y civilizado.
 
Toda esta enorme tarea va a verse gravemente afectada por una decisión del Gobierno que, de hecho, ya ha puesto en práctica anticipadamente en 2012. Los PGE 2012 ya habían reducido las subvenciones para actividades de memoria histórica un 60% (de 6.25M€ en 2011 a 2.5M€ en 2012) pero, el Ministerio de la Presidencia, por un acuerdo de no disponibilidad, ya ha renunciado a esos 2.5 M€. A punto de cerrar el ejercicio, una consecuencia es clara: no habrá convocatoria de subvenciones en este año que ya concluye, a pesar de su consignación presupuestaria en los PGE 2012. Las noticias de exhumaciones recientes en Aranda de Duero, en Montenegro de Cameros, etc. no pueden llevar a engaño. Proceden de las subvenciones que el Gobierno socialista distribuyó en 2011.
El Tribunal Supremo en sentencia de 28 de marzo de 2012, estableció que es "inobjetable desde cualquier punto de vista --por imperativo del respeto debido a la dignidad de todas las personas (art. 10,1º CE) y, hasta por razones de policía sanitaria mortuoria (D. 2263/1974, de 20 de julio)-- que los restos de quienes hubieran sufrido muertes violentas no pueden permanecer en el anonimato ni fuera de los lugares propios de Enterramiento". Asimismo concluyó que "tampoco cabe imponer a sus familiares el gravamen representado por tal clase de situaciones, moral y jurídicamente insostenibles" por lo que citando la Ley 52/2007, de 26 de diciembre, ésta "establece deberes para las administraciones". La Administración General del Estado no puede lavarse las manos respecto de sus deberes normativos para ayudar y facilitar la identificación y el digno enterramiento de toda muerte violenta.
 
Estamos convencidos de que la tarea emprendida es imparable mientras haya una sola familia que viva en estado de duelo abierto. El imperativo de la memoria ha prendido y no cejará hasta la identificación y la dignificación de los restos de aquellos que murieron en las circunstancias más oscuras y sórdidas, cuyo recuerdo ha permanecido en el silencio de una represión colectiva de décadas. Asociaciones, algunos Ayuntamientos y alguna Comunidad Autónoma seguirán apoyando.
Sin embargo la orfandad pública, administrativa e institucional del Estado a la que se ven condenados estos ciudadanos por una decisión de la Vicepresidenta de Gobierno y del Ministro de Justicia puede devenir en iniciativas fuera de procedimiento y lo que es peor, puede dar al traste con lo que representa una oportunidad para proseguir en la senda de la reconciliación de los españoles. La dimisión por parte del Estado de un deber de memoria asignado por la ley será interpretado como un agravio más, 75 años después, de la dialéctica vencedores/vencidos de la Guerra.
 
Tras la eliminación de la partida presupuestaria para la localización y exhumación de fosas y, tras el rechazo a la creación de una Comisión parlamentaria para el estudio y la aplicación del Informe de Expertos sobre el futuro del Valle de los Caídos, el único vestigio de la política de memoria histórica es una diminuta ventana con el icono del Portal de la Memoria Histórica en la web del Ministerio de Justicia. El Gobierno del PP se está aprovechando del argumento de la crisis para legitimar una política sectaria, ostentosamente ideológica. Exigimos a la Vicepresidenta la convocatoria inmediata de las subvenciones para 2012 y la consignación de una cuantía suficiente en los PGE 2013.
 
Publicado en Huffington Post 27/10/12

26 de octubre de 2012

Entrevista Los desayunos TVE 26/10/2012


Entrevista realiza por Maria Casado para el programa Los Desayunos de TVE, hoy viernes 26 de Octubre 2012.


25 de octubre de 2012

¿El Futuro?: Pluralismo y Pacto.

Presentación del Monográfico en la Delegación del Gobierno Vasco de Madrid. 25/10/12
Casi en dos palabras podría resumir mi visión del futuro vasco. La tesis es tan sencilla de explicar como compleja en su materialización. Euskadi es un país con una fuerte y diversa pulsión identitaria. Ser o sentirse vasco, dominar o no la lengua vasca, mirar el pasado con mitológica reverencia, o, simplemente pasar de él, querer ser sólo vasco o tan vasco como español, sentirse oprimido por España o, al contrario, sentirse harto de un nacionalismo irredento y manipulador que a su vez oprime a quienes no lo son, son todas ellas categorías identitarias que dibujan un abanico de pluralidad sentimental, tan amplio como las tablillas de ese instrumento manual del aire. En Euskadi nadie es indiferente a estas categorías que explican nuestra trágica historia reciente y que siguen atravesando la sociología política de la ciudadanía vasca.
La única solución a tan intensa pluralidad, es el pacto de convivencia. A esta regla elemental de la democracia, respondió, en su momento, el Estatuto de Autonomía de 1979. Un autogobierno profundo, con alto contenido competencial e institucional y una cuasi soberanía fiscal, derivada del histórico Concierto Económico, proporcionaban las dos bases del pacto: Atender las demandas de autonomía política y de recuperación cultural del País Vasco, al tiempo que se fortalecían y modernizaban los lazos de pertenencia y de unidad en un nuevo marco estatal de una España democrática y federal (aunque la llamemos autonómica). Todas las corrientes políticas de la transición y todas las fuerzas representativas aceptaron ese esquema, a excepción de quienes despreciaron la democracia y el autogobierno y escogieron la violencia para defender un proyecto sectario, inviable y totalitario. Treinta años después, ese modelo ha proporcionado el grado de autogobierno más avanzado que Euskadi ha tenido en su historia (en términos de historia contemporánea) y que supera, con mucho, cualquier modelo de autonomía política y económica de cualquier entidad sub-estatal del mundo.
Hablar pues del futuro de Euskadi y hacerlo ahora, en los luminosos días de julio de 2012, exige partir de esas dos premisas, desarrollar después la evolución de la sociedad vasca en estos últimos treinta años, analizando especialmente el desenlace de lo que parece el final de la violencia y dibujar los espacios en los que puede dilucidarse el futuro del país.
El espacio político.
Desde un punto de vista estrictamente partidario, todo parece indicar que el espacio político parece definitivamente perfilado entre cuatro grandes fuerzas políticas, dos nacionalistas: PNV y Batasuna y dos de organización estatal: PSE y PP. El otro eje que configura la estructura partidaria de Euskadi, el ideológico derecha-izquierda, es menos lineal que el anterior, porque nadie sabe bien la ubicación ideológica en la que se situará la llamada Izquierda Abertzale y porque los perfiles social-cristianos y centristas del PNV no tienen una correspondencia exacta con la derecha cultural y neoliberal del PP.
Con más o menos alteraciones el espectro nacionalista ocupará entre el 50 y el 60% del electorado vasco, según se trate de elecciones generales o autonómicas respectivamente. La fuerza mayoritaria del nacionalismo seguirá siendo el PNV, aún a pesar del voto-premio a SORTU, por el fin de la violencia. Pero, ese soufleé se irá desinflando en los próximos años, cuando ETA sea sólo un recuerdo y cuando el filtro de la realidad y las contradicciones de gobernar hayan convertido a ese conglomerado radical independentista, en un partido más.
Esta configuración política responde bastante bien a la sociología identitaria del país, que, a lo largo de los últimos treinta años, ha permanecido bastante anclada en tres grandes categorías respecto a su proyecto político. Efectivamente, analizando las tablas del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) desde el año 1984 hasta finales de 2006, sobre la base de los cinco grados de identidad en los que la ciencia sociológica divide las actitudes personales, se observa, en primer lugar, que la característica fundamental de la sociedad vasca, es su pluralidad identitaria y, en segundo, la estabilidad de esos sentimientos a lo largo de tantos años. El CIS nos dice que excluyendo a quienes sólo se sientes vascos (± 26%) o, sólo españoles (±7%), la suma de las tres categorías identitarias centrales: “tan vasco como español” (±35%) o, “más vasco que español” (±20%) o, “más español que vasco” (±6%) es, reiteradamente, una categoría muy mayoritaria que supera el 60% de los vascos.
La permanencia de este gradiente identitario durante tanto tiempo y, a pesar de las dramáticas circunstancias en las que hemos vivido los vascos desde la transición democrática española, acredita que los espacios políticos de la población son bastante estancos y que pase lo que pase, son bastante impermeables a las pretensiones partidarias de configurar mayorías resolutivas. A diferencia de Cataluña donde, una serie de circunstancias están produciendo un efecto acumulativo independentista (la Sentencia del Tribunal Constitucional respecto al Estatut, la crisis financiera de la Generalitat y, sobre todo, la demanda de un Sistema Fiscal propio), cuyos efectos políticos concretos no conocemos todavía, en Euskadi, las pretensiones rupturistas con el statu-quo autonómico, no han avanzado ni retrocedido. Y eso, a pesar de que durante treinta años hemos sufrido la tragedia terrorista, cuya base ideológica era precisamente la causa independentista y aunque durante casi diez años de poder institucional (1999-2008), el PNV abrazó un modelo “de independencia a plazos” basado en principios auto deterministas.
Pero resaltar la estabilidad identitaria de los vascos no debiera llevarnos a una conclusión equivocada. Dar por zanjada o resuelta la convivencia vasca en torno a un solo y único proyecto es, en el fondo, pretender imponer a los otros, nuestro modelo de la Euskadi del futuro. Quienes pretenden imponer a los nacionalistas un marco político único, invariable, forzosamente integrado en una realidad política estatal, en la que el nacionalismo vasco podrá ser influyente pero nunca determinante, están cerrando las posibilidades del cambio, están negando en la práctica, la existencia de proyectos alternativos y están alimentando así el victimismo nacionalista. Pero, a su vez, quienes quieren hacernos a todos nacionalistas a la fuerza, como en gran parte lo pretendía el llamado Plan Ibarretxe, imponiéndonos un modelo de país, basado en un ideario histórico, cultural, lingüístico y político, nítidamente nacionalista, con el objetivo único de construir un Estado propio, olvidan que, en tal caso, la división interna de la comunidad será inevitable y la fractura territorial, irreversible. Hablar del futuro de Euskadi exige pues, partir de esta exigencia de pacto entre dispares para “conllevar” la pluri-identidad. Como España, con sus nacionalismos, siguiendo la sentencia de Azaña, hemos de “conllevar” nuestra pluralidad identitaria hacia un destino que, ni podemos ni debemos prefijar impositivamente.
Fin de la violencia, crisis económica.
Hay dos circunstancias que definen el momento. El fin de la violencia y la crisis económica en España y en Europa ¿De qué manera influirán ambas circunstancias en el corto plazo? Políticamente viviremos una cierta exaltación nacionalista por la suma mayoritaria de los nacionalistas. Al fin y al cabo, el único precio que hemos pagado por la paz es la aceptación de su proyecto en la democracia. Un precio ineludible, coherente con lo que siempre les decíamos para que dejaran la violencia y, un precio, en suma, plenamente democrático. Pero será un tiempo transitorio. Quienes temen que la suma de los nacionalistas prefiguren un camino a la independencia de Euskadi, atribuyen al PNV una identificación de proyecto con Batasuna, absolutamente imposible hoy.
Por otra parte, la situación económica de Euskadi, de España y de Europa, no permite aventuras. Es verdad que la economía vasca no se ha visto tan afectada como el conjunto de la española por esta crisis sistémica y especialmente por la burbuja inmobiliaria. Es verdad que los sectores productivos de Euskadi (más de un treinta por ciento de industria) y las entidades financieras (BBVA y las Cajas Vascas), están fuera de toda sospecha. Es verdad, en fin, que las finanzas públicas vascas gozan de la incomparable ventaja de un sistema fiscal propio que proporciona un importante plus de financiación sobre el resto de las CCAA. Pero, siendo cierto todo ello, la economía vasca navega en el mismo barco que el conjunto de las economías españolas y europeas y no puede proyectarse al futuro, si no es sobre la salida conjunta a la crisis. Hay quienes piensan que la dramática situación económica que vivimos en España, hace crecer sentimientos separatistas en Cataluña y en Euskadi. Quizás. Habrá gente, sin duda, que pensará -en el más ortodoxo nacionalismo- que, “mejor solos, que mal acompañados”. La tentación victimista y la clásica culpabilización al vecino de todos nuestros males, tan querida por la ideología nacionalista, animará esa pretensión radical en algunos. Pero, no creo que sea la consecuencia política de la mayoría. Más bien, la contraria.
Euskadi es una comunidad rica. En 2008, éramos la tercera región europea en PIB per cápita (en paridad de capacidad de compra). Es una de las 25 regiones más desarrolladas de Europa. No por casualidad, tiene los sueldos y las pensiones más elevados de España y su industria es la más internacionalizada. Un tercio de los empleados son profesionales, técnicos y directivos, siendo uno de los países de Europa con mayor proporción de licenciados universitarios en ciencia y tecnología entre la población laboral de Europa. El desarrollo de la I+D+i y de las infraestructuras físicas e inteligentes de la sociedad de la información, alcanzan niveles plenamente europeos. Una sociedad así, no arriesga su bienestar. No se vuelve al pasado. No apuesta por la aventura. En Euskadi se trabaja, pero se vive. El consumo, la cultura del buen vivir, la inversión en segunda vivienda, en viajes, son notables. El cálculo económico y la seguridad material estarán pues, en la primera línea de las decisiones políticas. Pero, es que, además, la pretensión independentista en Euskadi, se enfrenta a obstáculos insalvables.
Primero.
No hay un país con densidad suficiente para ello. La mitología nacionalista y el fundamento político del proyecto independentista de hoy, concibe Euskal-Herria, como una patria para todos los vascos integrados en un territorio que abarca la actual Comunidad Autónoma, Navarra y las tres provincias vascas del Sur de Francia. En total, tres millones de personas. Navarra no quiere ser Euskadi y ni la propia Batasuna navarra aceptaría que lo fuera, en contra de la voluntad de los navarros. Por su parte, en el país vasco-francés, las fuerzas nacionalistas vascas (no necesariamente separatistas) no llegan al 10% de la población en las elecciones locales y no pasan del 5% en las generales francesas.
Segundo.
Planteado un proyecto así, únicamente para la Comunidad Autónoma Vasca, debe advertirse que Álava abandonaría ese marco político. El llamado Derecho a decidir se utiliza como argumento victimista contra el ordenamiento jurídico constitucional, aunque, llevado a sus últimas consecuencias dialécticas, resulta imposible negarlo para los territorios históricos o, incluso, para ciudades o espacios territotiales inferiores.
Tercero.
La pluralidad expuesta a lo largo de este artículo, es la mejor prueba de que una consulta o referéndum favorable a la independencia, supondría una fractura social enorme en el interior mismo de la Comunidad. En cada pueblo, en las escuelas, en las asociaciones cívicas, en los clubes deportivos, entre los vecinos de una casa, hay personas y familias con sentimientos patrióticos antagónicos. Una consulta de ruptura, es una herida social profunda. Un país que tiene pendiente la sutura de las enormes heridas que nos ha producido la violencia se desangrará irremisiblemente, si en el proceso generacional de reconstrucción de la convivencia, incorporamos semejante disparatada disyuntiva.
Cuarto.
Ninguna decisión sería definitiva. Por el contrario, la ausencia de mayorías rotundas, convierte a las decisiones de ruptura en reversibles, lo que somete al país a una inestabilidad insoportable ¿Quién puede negar a los perdedores de un referéndum, su derecho a convocar otro para revocar una decisión que, quizás la misma noche electoral del primero, ya está cambiando?
Quinto
No hay ninguna tradición histórica de ruptura con España. Al contrario, nuestros lazos culturales, económicos y políticos, han sido siempre intensos. Y lo siguen siendo. Por citar sólo uno, a veces nos olvidamos que entre 1960 y 1980, llegaron a Euskadi quinientos mil ciudadanos de otras tierras de España. Euskadi no puede entenderse sin España y viceversa.
Sexto
El mantenimiento del concierto económico configura una relación económica-fiscal con España, muy favorable para el País Vasco. Bien podría decirse que los costes económicos de un nuevo Statu-quo para Euskadi, podrían resultar muy gravosos para los vascos, incluso sencillamente inviable. Sin olvidar que no hay sitio en Europa para nuevos Estados surgidos de los actuales Estados-Miembros de la UE.
Se me dirá que la pretensión independentista no es tan brusca. Que se busca convencer, no imponer. Que se plasma en mayorías democráticas logradas progresivamente… Pero, entonces ¿Para qué se exige el derecho a decidir? O bien, si no se desea la independencia, ¿Cuál es el nuevo status que se reclama para Euskadi?
Durante los años 2006 y 2007, en mi calidad de portavoz socialista en la Comisión constitucional del Congreso de los Diputados, negocié y redacté los nuevos Estatutos de Autonomía para Cataluña, Andalucía y otras seis Comunidades Autónomas que renovaron sus Estatutos. El País Vasco nos trajo el Plan Ibarretxe y el Congreso lo rechazó. Pero, durante aquellos meses pensé con frecuencia en la oportunidad que perdía Euskadi al no renovar su Estatuto y renunciar así al impulso de autogobierno que representaban esas reformas. Pensaba entonces -y ahora- que nuestro Estatuto, hecho hace más de treinta años, podía renovarse y mejorar:
· Con una amplia regulación de derechos y libertades, en el ámbito autonómico, confirmada ya como tal posibilidad por el Tribunal Constitucional.
· Con una definición más precisa de los aspectos identitarios, lengua, historia, etc.)
· Con la mejora del autogobierno a través de la incorporación de nuevas competencias y la clarificación jurídica de los ámbitos competenciales.
· Con una organización institucional y territorial adaptada a las peculiaridades de cada comunidad.
· Con una organización de la administración de la Justicia y del Poder Judicial, con una visión más autonómica y más eficiente.
· Con una nueva regulación de la participación en los asuntos de la UE, así como nuevas facultades de Acción Exterior.
¿Qué puede y qué quiere ser Euskadi?
Ahora que ha llegado la paz en el marco de una crisis económica sistémica, en la incertidumbre europea y en medio de unos cambios tecnológicos, sociales y geoestratégicos desconocidos por su intensidad y por su velocidad, ¿Qué puede y qué quiere ser Euskadi?. Euskadi sólo puede ser una nación que pacta. Que pacta internamente su convivencia identitaria, reconociendo su propia pluralidad, su bilingüismo imperfecto, sus aspiraciones nacionales diversas y, hasta antagónicas, su diversidad ideológica interna… y que pacta también su marco de relaciones externas con el Estado en el que se inserta y al que pertenece.
Ese doble pacto surge de su propia voluntad. De su propia composición. Es un marco de convivencia interior y externo, que se abre al futuro sin limitaciones. Nadie sabe qué seremos mañana y cómo viviremos. Es imposible y antidemocrático además, configurar un horizonte cerrado en el que no quepan proyectos políticos democráticamente posibles. Por eso, el diálogo vasco, el doble pacto vasco fruto de nuestra propia pluralidad, debería responder a tres principios básicos:
      El Estatuto y la Constitución son el marco político democrático que nos dimos libremente. Responde a nuestra voluntad democrática. No arrastra ningún déficit ni de origen ni de contenido y tiene en su seno las reglas y los procedimientos para su evolución y perfeccionamiento. Esas reglas siempre deben ser respetadas.
      Euskadi es una sociedad de pluralidad cultural y política. Sólo desde el reconocimiento del pluralismo y la integración es posible construir su futuro. Todos combatiremos cualquier proyecto o iniciativa de carácter excluyente, impositivo o etnicista, que vulnere los derechos humanos individuales y los derechos políticos iguales de todos los ciudadanos.
           Todos los proyectos políticos democráticos pueden y debe tener libre expresión en la democracia vasca, en nuestro pluralismo constitucional y estatutario. La voluntad democrática de los ciudadanos vascos respecto a su estatus jurídico-político, expresada en paz y en libertad, consecuencia de amplios consensos y con sujeción a las reglas que establece nuestra Constitución, debe encontrar su acomodo en nuestro ordenamiento jurídico. El bloque de constitucionalidad y Autonomía no es un corsé, sino un orden democrático, vivo, dinámico y potencial.
Cuando he soñado (despierto) -muchas veces- que me tocaba resolver en un texto, toda esta complejidad, siempre pensé en un Nuevo Estatuto de Autonomía para Euskadi que renovase el de Gernika de 1979, que ampliara su autogobierno en la línea de los Estatutos Reformados en 2006 y 2007 y que tuviera una amplia exposición de motivos, explicando la tragedia sufrida con la violencia de ETA, el fin del terrorismo, la incorporación de la Izquierda abertzale a la política, la repercusión de la convivencia…, el comienzo de un nuevo tiempo.
Publicado para el monográfico "La Paz llega por fin a Euskadi"de la revista Política Exterior. Octubre 2012.
Foto: Irekia.