26 de noviembre de 2011

Entrevista "el País" 26/11/2011

Ramón Jáuregui protagoniza su última tarea como ministro de la Presidencia: el traspaso de poderes al próximo Gobierno del PP. Tiene instrucciones para que sea modélico por la gravedad de la situación y por asentar una cultura. Aboga por una renovación en el PSOE y por una oposición responsable al Gobierno del PP.

Pregunta. ¿Le sorprendió el resultado electoral del PSOE?

Respuesta. Era el horizonte más negativo, pero no me sorprendió porque los últimos días de la campaña estuvieron marcados por las turbulencias financieras y la sensación de que la victoria del PP era inevitable.

P. ¿A qué lo atribuye?

R. Con las circunstancias económicas que hemos vivido era prácticamente inevitable. Quizá teníamos que haber defendido lo que estaba haciendo el Gobierno con más convicción, con más artillería y con más fuerza.

P. ¿Cree que la campaña ha tenido algún fallo?

R. Alfredo ha hecho una campaña formidable en las circunstancias que estábamos, y ha habido un in crescendo notable cuando el partido ha ido entrando.

P. ¿Qué hacer ahora?

R. Primero mantener el orden y la serenidad porque somos un gran partido que tiene una gran responsabilidad con el país. Hay que elegir una dirección y un secretario general y ubicarnos como líderes de la oposición. Este debate es importantísimo para nuestro futuro. Ser la oposición responsable y seria que el país necesita. Y reformular el ideario, adaptar la agenda reivindicativa a un mundo en cambio.

P. ¿Hay tentaciones de revancha en el PSOE por el tipo de oposición que ha hecho el PP?

R. Cabe esa posibilidad.

P. ¿Qué diría a esos militantes?

R. Hay un socialismo herido por la manera irresponsable en que el PP ha ejercido su oposición en la crisis, con ganas de responderle con la misma moneda. Pero somos un gran partido identificado con España, que ha sacado al país de momentos muy difíciles y toca seguir así. Tenemos que hacer una oposición responsable y colaborar con el Gobierno en los temas que exigen grandes consensos.

P. ¿Cómo van compaginar una oposición que colabora con el Gobierno si hace recortes?

R. Tendremos alternativas sociales distintas a los recortes si se verifican. Nuestro programa está lleno de ellas. Pero tiene que hacerse con una disposición a acuerdos necesarios en el combate de la crisis. Ese equilibrio no puedo describirlo ahora pero pretendo que el PSOE no pierda su esencia del gran partido nacional como lo hicimos en tres grandes momentos de la historia. Los Pactos de la Moncloa, la consolidación de la democracia tras el intento de golpe de Estado y la oferta de pacto antiterrorista a Aznar en 2000. Son tres momentos que marcan el ADN de un gran partido que piensa en España y estoy seguro que lo seguiremos siendo.

P. ¿Está por un cambio radical en el PSOE o por una transición?

R. Si se articulara una mayoría sólida en clave de renovación con cara y ojos habría que darle juego. Si no la hubiera, habría que reforzar el liderazgo de Alfredo, que será una opción sólida, segura y solvente. Ahí está si quiere encabezarla.

P. ¿Rubalcaba sería una opción transitoria o de futuro?

R. Si el congreso decide dar a Alfredo el liderazgo, lo tiene que hacer con todas las consecuencias. Es una apuesta solvente y justa teniendo en cuenta su esfuerzo en la campaña.

P. El PP proclamaba antes de las elecciones que su victoria generaría confianza en la situación económica. Pero la Bolsa ha caído un 6,6% desde que ganó Rajoy el domingo. Siguen las turbulencias financieras. ¿Hasta cuándo?

R. Esto no ha terminado. Las cosas siguen estando muy difíciles. El tablero europeo es fundamental. Desgraciadamente mueve las piezas demasiado lentamente. El PP va a tener un baño de realismo en cuanto coja el timón. No sé qué va a hacer. Lo sabremos cuando haga el presupuesto y el decreto de la prórroga presupuestaria de 2012 la última semana de diciembre. Van a tener enormes dificultades para explicar sus proclamas de estos años.

P. ¿No teme que el PP les eche la culpa de la herencia recibida?

R. Sí, pero la gente no va a creerlo. Vamos a hacer un traspaso de poderes como no se ha hecho nunca. Vamos a ser transparentes en todos los ministerios y va a ser ejemplar la coexistencia del Gobierno en funciones con el PP. Queremos asentar en España la cultura de la grandeza del tránsito de un Gobierno a otro.

P. ¿No le sorprende el resultado de Amaiur, primera fuerza vasca en escaños?

R. Me sorprendió que tuvieran tres escaños en Gipuzkoa, la mitad del reparto. En el resto, el resultado era previsible. En Amaiur hay mucho de suflé que prima el fin de la violencia y que su electorado ha votado motivado porque rivalizaba con el PNV. El electorado nacionalista se comportó casi como si estuviera en unas elecciones autonómicas.

P. ¿Euskadi es soberanista?

R. Hay un radicalismo independentista que es gratis. Si las cosas se llevan a un extremo, la gente no lo es. Sigo pensando que en el eje central del abanico identitario vasco hay un 65% de población que hace compatible el sentimiento vasco con el español. Y eso responde a la a historia y a la sociología vascas. Y contra eso no puede nadie.

P. Pero muchos analistas decían que con el fin de ETA el constitucionalismo subiría.

R. Eso llegará. Cuando la sociedad vasca se impregne de libertad, las expresiones constitucionalistas adquirirán más fuerza. Pero para eso hace falta que los ciudadanos pierdan esa tela de araña que ha modificado artificialmente la sociología del país haciendo nacionalista a la gente para quedar bien.

P. ¿Qué le parece que Rajoy no quiera recibir a Amaiur y que el PP advierta que pondrá trabas a su constitución como grupo parlamentario?

R. Las trabas reglamentarias no creo que impidan que Amaiur tenga grupo. Creo que la ley está de su parte. Hay que actuar con naturalidad y no hacer anomalías. Hablar o no con Amaiur es un acto de voluntad política. Pero ellos mismos ya han adelantado que no tienen interés en hablar de temas españoles en Madrid. Otra cosa es en Euskadi, donde la interlocución es obligada.

P. ¿Qué aconsejaría a Rajoy en la gestión del final de ETA?

R. El Gobierno tiene muchas piezas que mover en el acercamiento de la paz, en el nuevo tiempo vasco. Tiene que entenderse con el lehendakari. Hay que trabajar inteligentemente para que el fin de la violencia no tenga retrocesos, que no haya escisiones. Hay que asegurar que ETA se disuelva. Hay que combatir la subcultura de la violencia. Amaiur y Bildu no se han hecho demócratas de la noche a la mañana. Hay mucho utilitarismo táctico y poca convicción moral en su apuesta por la política y tienen que aprender lo que son los límites de la libertad que no han practicado en 30 años. Y hay que construir, junto a eso, un relato en el que el testimonio de las victimas sea el foro que ilumine el único relato posible de la verdad.


Publicada en el País, 26/11/2011