30 de enero de 2010

La Europa de hoy y su papel de liderazgo .

Hay una Europa ideal que ha tomado cuerpo de la historia de guerras que nos atraviesan. Es la Europa que describe George Steiner, no como «un lieu de la mémoire», sino, mucho más como «un lieu de l´avenir». Es la Europa de Habermas que reclama hoy, sesenta años después de su inicio, un verdadero proceso constituyente para construir una Europa Federal. Junto a ella, hay una Europa real, pragmática, contradictoria. Es La Europa unida de los veintisiete países que la conforman hoy, que, sin embargo, ha construido una historia de éxito. De éxito relativo, claro, porque siguen pesando lastres históricos, intereses nacionales, complejidades institucionales, incapacidades políticas y objetivos frustrados. Pero, construir «la unidad de la diversidad europea», no era ni es posible hacerla de otra manera y no hay ninguna otra experiencia ni histórica ni geográfica de articulación supranacional, que haya alcanzado tal magnitud. Por otra parte sí, es verdad, que ha habido mejores y peores momentos, más o menos liderazgo europeo, lentitud exasperante, errores tácticos o estratégicos, pero siempre hemos avanzado. La línea de tendencia de los sesenta años de construcción europea es, claramente, una línea de ascenso y de avance y la perspectiva histórica no puede considerarse más que en clave positiva.

La entrada en vigor del Tratado de Lisboa y la puesta en marcha del nuevo organigrama institucional surgido de él, responden a estas circunstancias que estamos describiendo. Y es en ese contexto en el que se ha iniciado la Presidencia española del Consejo Europeo, en un momento clave para la UE y para España. Primero, porque estamos saliendo de la peor crisis económica en décadas, y debemos hacerlo de forma coordinada y con un modelo de crecimiento nuevo y sostenible. Segundo, porque, con el Tratado de Lisboa en vigor, corresponde a España liderar su aplicación y desarrollo. Tercero, porque el Tratado debe servir también para marcar un punto de inflexión en el desarrollo de la Europa social y de la ciudadanía europea, dando a ésta verdadera voz en los asuntos de la Unión. Y cuarto, porque Europa tiene que reafirmar su papel de liderazgo en el orden internacional, para poder seguir siendo un paradigma de democracia, derechos humanos y progreso social en el mundo.

El presidente Zapatero compareció el pasado día 20 en el Pleno de Estrasburgo para exponer su programa. Quisiera destacar dos comentarios. Su discurso inicial fue impecable y rotundo. Durante treinta minutos explicó su programa con conocimiento y precisión. Sin mirar un papel y con notable coherencia, desarrolló un ambicioso programa, especialmente volcado en los temas energéticos, y en su apuesta por la innovación como base de competitividad para Europa. El segundo comentario se refiere al PP español. Su actitud fue también impecable. Sus comentarios e intervenciones fueron respetuosas y solidarias, consecuencia del pacto que hemos suscrito para apoyar la Presidencia española.


Colaboración Mensual para ABC durante la Presidencia Española UE.