El virus no conoce fronteras. Cierto, pero golpea más en algunos continentes que en otros. América Latina concentra el 8% de la población mundial pero más de un tercio de los contagiados en el mundo y casi la mitad de los fallecidos por la pandemia se producen allí.
El virus no conoce clases sociales. Cierto, pero los pobres se contagian más porque la economía informal les obliga a trabajar, a viajar y a vivir sin condiciones de aislamiento.
Todos pensábamos que África sería el continente más castigado, pero es en América Latina donde el virus está produciendo más daños humanos y desde luego sociales y económicos. La caída del PIB global en 2020 se estima en el 5%,pero en el 10% para América Latina. La pobreza registra un repunte del 4,5% este año en el subcontinente. Cerca de tres millones de pequeñas empresas están en riesgo de cierre y pueden perderse diez millones de empleos.
El cuadro de previsiones empeora por circunstancias añadidas: Reducción de las exportaciones, caída de los precios de las materias primas, huida de capitales, reducción de las remesas de los emigrantes, desplome del turismo y problemas de financiación a corto plazo. La región puede retrotraerse de diez a veinte años y la pobreza volver a las cifras de finales del siglo XX.
Este panorama lo hemos ido viendo a medida que la pandemia crecía este verano (invierno allí) y esa percepción de gravedad y urgencia nos llevó a las dos fundaciones (Fundación Euroamérica y Fundación Iberoamericana Empresarial FIE) a plantear a CAF (Banco de Desarrollo de América Latina) la colaboración en un informe serio, fundado, riguroso, que permita a los instancias políticas y a las instituciones financieras internacionales, articular las ayudas necesarias para que estos daños sean evitados o amortiguados
El pasado día 15 de octubre, en compañía de Josep Piqué y Luis Carranza, tuve el honor de presentar esta "Agenda para la Recuperación de América Latina" a la Vicepresidenta Calviño y a la Secretaria General de la SEGIB, Rebeca Grynspan, y todos nos comprometimos a trabajar por la implementación de esta hoja de Ruta de Recuperación económica y social de nuestros países hermanos en América Latina.
El eje principal de esta agenda afecta a la ayuda financiera que muchos países latinoamericanos necesitan. Hace ya varios meses, prácticamente al comienzo de la pandemia, un relevante grupo de ex presidentes y ex gobernadores de Bancos Centrales de América Latina recomendaban al Fondo Monetario Internacional la emisión de un billón de dólares en Derechos Especiales de Giro para facilitar liquidez a los países en sus políticas públicas y así combatir las consecuencias de la pandemia. Pues bien, nuestro documento coincide con esta exigencia. De hecho, las cinco primeras propuestas del decálogo que sugerimos dicen literalmente lo siguiente:
1. Reforzar la influencia de la Comunidad Iberoamericana en la Agenda Global, invitando a una mayor coordinación de los cuatro países de la Comunidad participantes en el G-20.
2. Utilizar plenamente la capacidad de préstamo del FMI y realizar una emisión adicional de hasta 1 billón de DEG con el objetivo de que la liquidez creada por las políticas de Quantitative Easing en los países centrales se extiendan también al conjunto de economías emergentes y en particular a Latinoamérica.
3. Acometer sin dilación un incremento de capital de todos los bancos multilaterales que operan en Latinoamérica, en particular el BID y la CAF.
4. Utilizar medidas de expansión cuantitativa por parte de los bancos centrales nacionales que tengan capacidad para hacerlo como respuesta a la caída de la demanda provocada por las crisis sanitarias, condicionadas a la creación de crédito de empresarial.
5. Extender la red de swaps y repos del BCE y la FED a los bancos centrales de la región, utilizando la intermediación del FMI con el objetivo de que estos tengan acceso a financiación en divisas en condiciones preferenciales y puedan hacerla llegar a la economía productiva. Asimismo, se recomienda valorar otras vías que contribuyan a la estabilización de la zona.
El documento ha sido elaborado por un grupo de economistas de altísimo nivel, conocedores de esta realidad y dirigidos por el ex ministro de economía Román Escolano. Naturalmente, junto a la urgencia de la ayuda financiera, se destacan otras condiciones para afrontar la recuperación económica de los países latinoamericanos. En particular se insiste en la necesidad de avanzar en la integración económica y comercial de la región (factor clave para mejorar su productividad), en mejorar la gobernanza institucional y potenciar las Alianzas Público-Privadas, reforzar los ecosistemas digitales, reformas en la normativa de los concursos, y quiebras y finalmente la promoción de la inversión social y la economía de impacto, el emprendimiento social y la sostenibilidad empresarial. (R.S.E.)
América Latina está pagando, más que nunca, las facturas de su desconexión regional y la ausencia de organizaciones suprarregionales capaces de articular sus intereses comunes. La comparación con lo que ha ocurrido en la Unión Europea es obligada. Nuestro Banco Central y la Comisión Europea con su Plan de Recuperación, son un ideal para una región que arrastra este problema (la falta de un mercado común latinoamericano) desde siempre, y que, desgraciadamente, vive en estos momentos tan dramáticos, un grave incremento de sus desencuentros. Por eso, nuestra ayuda es más imprescindible que nunca.
Publicado para el Economista, 30/10/2020