No hace falta insistir en el enorme error que fue la intervención militar americana en Irak. Basta ver el desastre que tenemos ahí. Todo empezó con aquella ilegal invasión que provocó guerras continuas en toda la zona y una escalada terrorista que sufrimos en todo el mundo.
Aquella locura, que dividió a la comunidad internacional y quebró las reglas de Naciones Unidas, se construyó sobre una sarta de mentiras manipuladas por los servicios de inteligencia y determinados medios de comunicación. Detrás de todo aquello estuvieron tres líderes del momento: Bush, Blair y Aznar.
Aznar nunca pidió perdón. Jamás una palabra de disculpa. Ni siquiera una explicación de su error, una rectificación atenuada. Eso sí, cuando los terroristas mataron más de 200 personas en Madrid, intentó culpar a ETA para evitar conexiones peligrosas.
Hoy hemos sabido lo que ya sabíamos. El informe Chilcot del Reino Unido, pone muy en evidencia ese papel principal de nuestro expresidente insistiendo hasta la exageración en la invasión y en saltarse a la torera la necesaria autorización legal del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Aquella perversa alianza con Bush que permitió al Sr. Aznar sentarse junto a él y poner los pies sobre la mesa, mientras se fumaba un puro, tenía ese siniestro telón de fondo. Blair ha dicho después de aquello: "Siento más arrepentimiento y dolor de lo que muchos creen".
El error de aquella invasión fue enorme. Pero conocer con qué pasión y convicción lo cometió nuestro expresidente, llama al escándalo. Comprobar hasta qué punto se involucró en él, da vergüenza. Pero, lo peor de todo es constatar que no hay un ápice de rectificación ni de reconocimiento de responsabilidad. Eso causa preocupación.
Publicado en 20 Minutos, 7/07/2016