4 de diciembre de 2014

Entrevista para Nación Digital 4 Diciembre 2014





El ex ministro español de la Presidencia durante el segundo gobierno de Zapatero y actual eurodiputado Ramón Jáuregui presentó el viernes en la sede del PSC su último libro, El país que seremos. Un nuevo pacto para la España posible" (Turpial), en el que describe cómo ve España y esboza propuestas para hacer, "como hace 35 años, algo muy grande, a la altura de los retos que nos plantean, un algo que nos haga sentir orgullosos ".
En esta entrevista con Nación Digital , reclama en Cataluña que se implique en esta nueva regeneración de España. "La España ilusionante que debemos volver a hacer entre todos".


- En el libro, habla específicamente de la crisis del 1898, como casualmente también hablaba hace unos días el jefe del Estado Mayor del Ejército . El diagnóstico de una situación de desánimo generalizado es realmente compartido?


- No veo ningún paralelismo entre mis reflexiones y las de la cabeza del ejército. Mis referencias son a que España está mal, y que aquí hay una crisis económica muy importante, territorial muy grave ..., y por supuesto, también política. Y eso es lo que tenemos que asumir. Para mí, este es el problema de España actualmente. 

- La gran diferencia entre el 98 y la actualidad es que, ahora, la parte central del catalanismo ya no se propone reformar España.

- No tengo una idea exacta de lo que pasó 98 como historiador. Lo que sí veo similar es que sumió el conjunto del país en una especie de depresión colectiva. En España hay mucho sentimiento de decepción. Habiendo hecho un recorrido extraordinario en los últimos 30-35 años, de golpe se han roto las paredes del edificio en el que convivimos. Esto está sumiendo al país en una especie de depresión colectiva. Por ello, creo que la política está llamada a hacer cosas grandes, tomar iniciativas importantes. En la pasividad no encontraremos soluciones. El libro, en esencia, describe estas crisis y trata de proponer una serie de reformas y de pactos e iniciativas políticas que pueden acabar incluyendo una reforma constitucional importante.

- Pero ante esta misma realidad de crisis, Barcelona y Madrid proponen salidas muy diferentes 

- Es que Cataluña no se si está mirando España, en eso tiene mucha razón. Es decir, la vía que la burguesía catalana y los movimientos sociales han tomado a favor de la independencia los excluye de un proceso reformista para España. Pero muchos creemos que necesitamos Cataluña en este proceso reformista, por lo que muchos seguimos considerando imprescindible recuperar este marco de relación y seguir contando con Cataluña en la España posible.

- De hecho, Sociedad Civil Catalana cree que hace falta un relato ilusionante de España.

- Está bastante bien dicho. Aunque también es verdad que Cataluña, por la decepción estatutaria y por digamos relato independentista que se ha ido haciendo, ha dejado de mirar España. Pero creo que la España ilusionante debemos volver a hacerla entre todos. Creo que España, como Estado, como país, sigue representando una opción políticamente más interesante para los catalanes, sea cual sea su punto de vista. La España de Rajoy, o del PP, puede resultar poco atractiva, pero España no es eso, es mucho más! Y lo que España tiene por delante son un conjunto de reformas importantes, un conjunto de pactos muy serios, muy transversales, en muy planos de la vida, y se deben hacer con Cataluña. No veo otra manera de construir la España que quiero.

- Dice que la España del PP puede ser poco atractiva. Ahora puede serlo porque Rajoy gobierna, pero cuando no lo hacía, actuó como "minoría de bloqueo" con el Estatuto. Como se sale de este callejón sin salida? 

- Para empezar, y más allá de que Rajoy puso muchos palos en las ruedas, no creo que los gobiernos de Zapatero hayan sido bien tratados en Cataluña. Creo sinceramente que la apuesta que los gobiernos de Zapatero hicieron para entenderse con los tripartitos catalanes, para reformar el Estatuto, para invertir el 20% de su PIB todos los años, para llevar el AVE, para hacer un puerto nuevo, para hacer un aeropuerto fantástico que ya es mejor que el de Madrid ... todo esto no ha sido nunca valorado. Esta es mi impresión.En cambio, ha habido un relato victimista y utilitarista de la Cataluña incomprendida que en gran parte no ha respondido a la realidad. Pero, en todo caso, el Estatuto y la sentencia fueron el mascarón de proa de este relato. Pero todo esto es pasado. Todo esto ya pasó.

 - Y qué viene ahora?

- Llegan tiempos nuevos, aquí se tendrán que hacer cosas nuevas, indefectiblemente. Y reformular la democracia española, reformando sus instituciones, cambiando la ley electoral, estableciendo nuevos mecanismos de poder ciudadano, reformando la manera de participar en las instituciones ..., todo este gran reto democrático que tiene España, también lo tiene Cataluña. España tendrá que hacer pactos en el sistema educativo, productivo, laboral, fiscal ... Porque los tiempos no nos dejarán quedarnos quietos, por ser un país de primera. Y no digamos en el tema territorial, en el que se deberá encontrar un nuevo pacto con Cataluña. Pero Cataluña también debe participar en su propio proceso de reforma

- Pero como interpela España a los 1,9 millones de catalanes que han votado a favor de la independencia?

- España debe interpelar a los cuatro millones de catalanes que no quieren la independencia y necesitan un proyecto renovado de Cataluña como tal, y de Cataluña en España. El problema, para nosotros, no son los cientos de miles de independentistas que hay, para mí lo que está claro después del 9 de noviembre es que hay más de cuatro millones de catalanes que reclaman que alguien les haga una oferta de futuro. Y con el "no", no es suficiente. Decir "no" a la independencia no es un proyecto. El proyecto es construir una propuesta de Cataluña con su singularidad, con su fuerza identitaria, con sus simbolismos, con sus competencias, en la España que queremos reformar.
Y aquí es donde tenemos que llegar. Y si algo falta en este momento es convencer a la mayoría de catalanes que hay un proyecto reformista en España que permite una nueva ubicación de la singularidad catalana en este Estado. Eso, para mí, es el tema central.

- La gran mayoría de fuerzas catalanas han salido del pacto constitucional, como Podemos, reclamando retocar una serie de cosas que se piensa que no se hicieron bien durante la Transición. Por ejemplo, la extradición a Argentina de altos cargos franquistas. El PSOE puede liderar este cambio manteniéndose dentro del pacto?

- Durante la Transición hicimos un acuerdo que no es el candado de nada. No nos ha impedido nada, más allá de que todos los procesos de transición democrática tras 40 años de dictadura son imperfectas. Lo que me parece un error mayúsculo es pensar que durante estos 35 años España ha sido prisionera de aquellos pactos o candados.No es verdad! 

- Exacto, pero llega un momento en que se hace una reflexión ... 

-... y yo ahora pregunto: es que alguien cree posible que en la España de 2015 se pueda hacer una nueva Constitución, refundar todos los pactos de la vida democrática, destruyendo los que teníamos? Yo más bien creo que el proceso que España reclama es un de reformas profundas, pero sin derrumbarse las paredes maestras de nuestros acuerdos. No será posible un pacto sobre las pretensiones de cada parte. Le recuerdo a Podemos que una Constitución es, en gran parte, un conjunto de renuncias, para construir algo en que quepamos todos. Ahora, la pretensión de que la memoria histórica quizás no la cubrimos lo suficiente, o con bastante justicia, puede ser un argumento, pero no nos puede llevar a renegar de todo lo que hemos hecho, a poner patas arriba la seguridad jurídica del pasado.

- Por lo tanto, ¿qué propone?

 - En esencia, lo que quiero decir es que reformas profundas, sí. Derrumbó el modelo de convivencia democrática que hemos hecho, no. Aplicado al tema territorial, propongo una evolución federal del modelo autonómico y renovar un pacto con Cataluña. Ya sé que el federalismo por sí mismo no satisface las expectativas en Cataluña, por eso añado este plus.

- Que es la idea que ya expuso durante las europeas.

 - Sí. 

- Y Pedro Sánchez lo asume?

 - Entiendo que sí. Lo está diciendo. Mis dos ideas centrales son: España debe incorporar la singularidad de Cataluña, debe aceptar que Cataluña sea y esté al Estado sobre las bases de una renovación del pacto, y creo que Cataluña tiene que decidir, pero tras pactar. La decisión es sobre el pacto, no sobre el deseo. Aquí radica mi radical oposición al llamado derecho a decidir sobre deseos. Los deseos no son más que deseos. Lo que importa decidir son formulaciones políticas, consecuencias concretas. Quiero que los catalanes decidan, pero sabiendo qué pasará con su seguridad social, con sus carreteras, con su moneda, con sus bancos ..., no expresando simplemente un deseo. Esto me parece fraudulento.

- En Escocia bien que decidieron.

- No me gusta lo que decidieron allí, no me parece el procedimiento correcto. Tenían dieciocho meses para pactar tras las condiciones de la independencia, y ahora están negociando sobre unas nuevas propuestas. Y me pregunto: no será lógico volver a preguntar a los escoceses después? Yo diría que sí, cuando se sepan las condiciones.Por eso, si aquí hubiera habido un referéndum legal con un 45% a favor de la independencia, no se debería haber vuelto a preguntar a los catalanes una vez conocidas las consecuencias de este deseo? No se les debería haber vuelto a preguntar después si quieren realmente esto? A mí me parece que es lo más lógico. Por eso digo que pactamos y después decidimos. Incluso pactamos lo que sea, pero yo creo que hay que pactar lo que razonablemente se puede desprender de la mayoría social catalana que reclama un nuevo estatus. 

- La semana pasada, el think tank francés IRIS, cercano al PS, reclamaba un referéndum para Cataluña. Esta situación, sumada a varias demandas similares de la prensa internacional, no ponen contra las cuerdas tanto la postura de Rajoy como su? 

- Bueno, en primer lugar, no se si mi postura tiene mucho que ver con la de Rajoy. Debemos aceptar que en el debate europeo está bastante extendida la idea de que las consultas son un derecho. Pero esto no modifica mi opinión: yo soy partidario de que las consultas se celebren como consecuencia de acuerdos ciertos y claros. En todo caso, no me parece nada leal la pregunta que sólo plantea la independencia o la actual situación. También se debería preguntar a los catalanes si no desearían una reforma del modelo actual y del modelo constitucional. Y me inclino a pensar que si esta pregunta se formulara adecuadamente, una mayoría de catalanes estarían a favor.

 - Pero eso ya fue el Estatuto. 

- Ya, pero la vida no termina aquí. Cuando hablo de reforma constitucional, quiero decir que no puede volver a ocurrir que una Constitución impida un pacto autonómico. Esto no tiene por qué explicar que los catalanes se hayan " echad el monte "de la independencia sin saber dónde van. Que me parece que es lo que está pasando. Porque yo les diré que pienso: me parece que están en un proceso de gestión imposible. Y tiendo a pensar que muchos de los dirigentes de Esquerra, y no digo los del ANC porque no los conozco, piensan lo mismo, que la gestión de este proceso no será posible. Creo que hay que ser más honrado con la ciudadanía.