27 de mayo de 2013

Socialismo y Cristianismo en laicidad.

“Socialismo y cristianismo en laicidad”
Carta abierta a Ximo


Ramón Jáuregui, Diputado socialista y ex Ministro de la Presidencia y
Carlos García de Andoin, Politólogo, Coordinador Cristianos Socialistas
País Vasco


En 1994, hace dos décadas, convenimos en la necesidad de tender puentes entre socialismo y cristianismo. Uno, desde la orilla de la política, como dirigente, el otro desde la religión, como militante. Eran tiempos en que el PSOE tras más de una década en el gobierno acusaba un fuerte desgaste ético, pérdida de impulso transformador y distanciamiento de las nuevas problemáticas sociales. Por su parte la Iglesia se había hecho conciliar y la vieja caridad paternalista se transformaba en un voluntariado de nuevo rostro, con tanto testimonio de abajamiento a la periferia como compromiso con la emancipación. La teología de la liberación nos hablaba del pobre como sujeto histórico. Había en aquel cristianismo auténticos socialistas sin carnet. Cuando ya Cristianos por el Socialismo era pasado podíamos proseguir el surco de nueva manera, como cristianos en el socialismo ¿por qué no recorrer aquel camino?

            Nos arremangamos. La paz, la regeneración ética de la política y el combate contra la exclusión social eran los campos de encuentro entre un socialismo y un cristianismo movidos por una doble convicción. Primera, ya es hora de pasar definitivamente la página de aquella laicidad que nos enfrentó, para construir esa laicidad amiga, donde se hacen posibles el encuentro y el diálogo. Segunda, entre la estrella polar del socialismo que es la igualdad (Bobbio) y la maldita costumbre de la Biblia de ponerse del lado de los pobres, no sólo hay compatibilidad sino más aún, afinidad. En una y otra convicción allí estaba Ximo García-Roca ofreciendo profundidad, creando puentes y dibujando horizontes.

En aquel 1994 año Ximo publicó “Solidaridad y voluntariado”. Estábamos todavía sumidos en la crisis los 90. Ya había voces que argumentaban la necesidad de desmantelar un Estado de Bienestar que acababa de nacer pero desechaban por insostenible. En este contexto Ximo escribía que el tercer sector y el voluntariado no podían ser utilizados como “una coartada para desmantelar los compromisos del Estado”. En Bilbao nos decía el voluntariado necesita “competencia humana y calidad técnica, con el amor no basta”; debe ser “sujeto social capaz de ser interlocutor de las políticas sociales”. Dos años después hacíamos la Ley de Voluntariado del País Vasco impulsando la formación y la creación del Consejo de Voluntariado para canalizar la interlocución del voluntariado en las políticas sociales.

Dimos el salto a Madrid, en los Encuentros Cristianos y Socialismo, recurrimos nuevamente a Ximo. Recordamos que decía en presencia del candidato J. Borrell (1999): la exclusión social es el “escenario obligado para el encuentro del socialismo y el cristianismo”. Cristianismo y Socialismo no son dos territorios que acotan sus fronteras sino que están llamados a derribar los muros identitarios para salir al encuentro “con y desde los excluidos”. Ni uno ni otro pueden arreglar solos la exclusión. A la tradición socialista “le sobran razones para enfatizar la necesidad de los agentes políticos, remover las causas de la exclusión y atribuir al Estado el papel principal en las políticas de redistribución”, pero sin alianzas sociales, sin ecumenismo social, “sin comunidades de sentido con sus organizaciones sociales”, no hay inclusión social a “la medida humana”, porque “el Estado no es un sustituto del corazón”. Ahí es necesaria la tradición samaritana que se despliega en proximidad y cercanía.

En efecto estábamos de acuerdo con Ximo en que cristianismo y socialismo comparten “la misma pasión por las víctimas y la sensibilidad por reducir el sufrimiento humano provocado por circunstancias históricas y evitables”. En aquellas fechas, año 2000, el PSOE introducía a propuesta de los cristianos socialistas el primer programa potente de políticas de cooperación al desarrollo en que destacaban una secretaría de Estado de Cooperación y el objetivo del 0,7%.

Recordamos bien, como organizadores, cuando dijiste que aquellos encuentros Cristianos y Socialismo podían significar “perversamente” que el cristiano para ser socialista necesita “una motivación especial mientras que los populares nunca necesitarán de un encuentro de estas características porque se suponen en su casa”.

Luego vino la renovación del PSOE. La nueva igualdad –que venía con todo derecho- dejó en un segundo plano la vieja igualdad. Eran tiempos de posmaterialismo, a caballo de un crecimiento económico que resultaría tan frágil y espumoso. También vino la involución de la religión. El cristianismo de la mediación perdía fuelle ante las formas fundamentalistas que parece se acomodaron mejor al mundo de la globalización. La religión dejaba de ser compromiso con la exclusión para asociarse a la intolerancia y al extremismo. Todo ello dejó el proyecto, el tuyo y el nuestro, a la intemperie.

Pasado el primer año de gobierno la idea de tender puentes había acabado hecha añicos. La Iglesia católica veía en el PSOE un adversario antropológico, mientras el Gobierno se enfrentaba a una jerarquía eclesiástica que se había erigido en el primer adversario político. La derecha católica sintió amenazado el corazón de su pensamiento. La patria era amenazada por el Estatut de Catalunya, la familia católica por el matrimonio homosexual y la religión se veía amenazada por la reforma educativa. Queríamos pasar definitivamente la página de aquella laicidad que nos enfrentó en los siglos XIX y XX, pero la polarización política sobre los valores reabrió nuevamente el debate político el debate del laicismo. La Iglesia a la sacristía, toda palabra es injerencia en el debate democrático. Toda legislación y todo legislador no conforme a la ley natural (¿) son ilegítimos. No había lugar para los puentes sino para las trincheras. O laicos o cristianos.

En este contexto escribías Ximo, un artículo sobre la laicidad en Iglesia Viva 221 (2005). La laicidad es la autoridad última de la conciencia y la emancipación del individuo; la laicidad es el espacio público donde se producen las relaciones entre el poder político y las comunidades religiosas; la laicidad es la configuración plural de la sociedad civil de forma multicultural. Nosotros defendíamos la laicidad incluyente. Una idea de laicidad que no es antirreligiosa que reconoce el lugar público de la religión en la sociedad democrática, en la deliberación y en la construcción de una sociedad con más cohesión, más decente, con más  virtud ciudadana. Así quedo en las resoluciones del 37 Congreso del PSOE (2008): “más laicidad para una mejor convivencia”. Allí dijimos  que “la laicidad constitucional, fruto de un pacto entre los españoles, no es una propuesta para la confrontación sino para garantizar las libertades y para construir la convivencia de una ciudadanía plural en valores y creencias”. 

En aquel artículo de 2005 ponías el dedo en la llaga sobre varios de los problemas aún pendientes: la pervivencia de un esquema de “reparto de poderes” entre dos potestades de carácter decimonónico; la necesidad de afirmar definitivamente que no es la verdad la que tiene derechos sino que es la persona el sujeto de derechos; la denuncia de una laicidad burguesa que dibuja un espacio neutro vacío de valores y relleno de individuos aislados sin vínculos ni tradiciones.

Proponías dos retos que siguen vigentes: una laicidad abierta a una nueva conexión de la política con religión, en condiciones de democracia, a través de los valores; una laicidad intercultural como mestizaje y convivencia frente a las identidades cerradas y en conflicto, promotora de inclusión social, cultural y política. Nosotros en el 37 Congreso en una extensa declaración sobre la laicidad defendíamos la complementariedad entre la democracia laica y una religión pública: “la democracia proporciona el mejor marco a la libertad de conciencia, al ejercicio de la fe y el pluralismo de las religiones” evitando de esta manera derivas fundamentalistas; por su parte “la religión por su contribución a la producción moral, a la cohesión social y a la expresión cultural es un complemento valioso de la sociedad democrática”.

Desde el año 2008 la brutal crisis económica ha impuesto una agenda política bien distinta. La vieja igualdad ha vuelto a las portadas, también la austera ética de la virtud recta. El valor de lo colectivo y de la militancia ciudadana recobran la vitalidad que nunca debieron perder. Decías Ximo hace 15 años que cristianismo y socialismo compartíamos adversario; que era necesario pleitear juntos contra el huracán neoliberal que entronizando lo individual estaba operando la “destrucción sistemática de todas las estructuras colectivas”. Decías que “cuando se debilita lo colectivo, los débiles no pueden resistir al furor económico, a la prepotencia del poder y a los egoísmos corporativos”. Es lo que estamos viendo y padeciendo. En efecto la cultura neoliberal ha disuelto vínculos preparando el camino mientras hoy la economía neoliberal, cuan tsunami, impacta contra las estructuras colectivas de solidaridad y cohesión de que nos hemos dotado, estas que son “el distintivo de una civilización” construida “sobre el pacto social, por el cual el enfermo dependía del sano mientras estaba enfermo, el anciano dependía del joven en la misma manera que éste dependió ayer de aquel, el parado se apoyaría en el trabajador mientras estuviera en el paro”. ¿Será demasiado tarde? ¿Podremos corregir el rumbo antes del desmoronamiento total?

Una pregunta es del todo pertinente para los que como tú y nosotros somos de la tradición de tender puentes y tejer redes: ¿puede ser la crisis ocasión para un reencuentro del socialismo democrático con las tradiciones del profetismo religioso?

Cuando todo, también la política se muestra débil y frágil para proteger los derechos ciudadanos ante el huracán neoliberal, nadie sobra para crear alianzas y levantar muros de resistencia. Si algo caracteriza la religión es la acontemporaneidad. El peso de la tradición, la referencia trascendente y la relevancia del factor antropológico hacen a la religión especialmente refractaria a los cambios culturales rápidos. Este carácter, con efectos tan negativos en el caso del avance de la igualdad de género o de los derechos civiles de homosexuales, puede sin embargo operar positivamente, como casa edificada sobre roca, en la necesaria rearticulación de la sociedad civil y de la política frente a la devastación de la crisis. No es empresa fácil someter la “lógica del don” a la “lógica del mercado”.


Hermann Cohen, el referente del socialismo ético neokantiano -fundador de la Escuela de Marburgo e inspirador del socialismo humanista de Fernando de los Ríos- en la última etapa de su evolución intelectual, cuando se revuelve contra la disolución de la religión en el universalismo ético ilustrado, dice que la religión –para él era el profetismo judío- aporta dos cosas: la primera, los pobres son los “fiadores históricos de la humanidad”, la suerte de Dios está unida a ellos, su destino histórico es la pauta de la verdad del universalismo moral; la segunda, la “individualidad moral”, la religión enfrenta al individuo ante su responsabilidad inalienable e ineludible ante Dios, impidiendo tanto su disolución como hacer descansar en otros su responsabilidad ante el prójimo. Cohen vio en la religión judía las raíces profundas que preservaban el individualismo moral frente a su disolución por el capitalismo industrial, por el marxismo materialista y por el Estado fascista.

La crisis nos obliga a volver a los fundamentos, a las raíces, a prescindir de hojarasca y papel couché para quedarnos con lo esencial. Toca tanto al socialismo como al cristianismo beber del propio pozo de nuestras tradiciones. ¿Por que no construir juntos los muros de resistencia frente al nuevo totalitarismo, el que todo lo somete, el  económico?

Nos solías citar Ximo, a E. Sábato. La verdadera resistencia es la “que combate por valores que se consideran perdidos”. Te necesitamos ahí como “roca”, más ahora que el huracán arrecia.

Un abrazo. 

Carta incluida en el libro Brújulas de lo social. Voces para un futuro solidario de Joaquin García Roca.

16 de mayo de 2013

Entrevista para Corresponsables


 Ramón Jáuregui (diputado PSOE) y Carles Campuzano (diputado CiU) analizan el momento actual en que se encuentra la RSE en España y exponen sus expectativas respecto al futuro Plan Nacional de la RSE.

12 de mayo de 2013

¿Qué empresas textileras trabajaban en Dacca?


Algunas de las empresas textileras europeas que subcontrataban sus confecciones en el edificio de Dacca (Bangladesh) en el que han muerto más de 600 personas, han anunciado que van a ayudar a las ONGs de la zona para mejorar la cooperación con el país. No, por favor, no se trata de caridad. Se trata de responsabilidad. Lo que tienen que hacer las grandes marcas internacionales que operan en esos países en esas condiciones, es asumir la cuota de responsabilidad en la creación y en la existencia de estas empresas esclavistas que trabajaban para ellas a precios de miseria. Asumir su responsabilidad como empresas principales en la cadena de subcontratación y hacerse cargo de las indemnizaciones por muerte y por lesiones graves en la mayoría de los casos invalidantes, de cientos de trabajadores que han sufrido esta catástrofe por las paupérrimas condiciones en la que se subcontrata la producción textil en esos países pobres y subdesarrollados. 

          No es la primera vez. Que yo sepa, en Bangladesh se han producido por lo menos tres grandes accidentes por derrumbamiento o incendio de edificios o naves industriales textileras en los que trabajaban apiñados como animales miles de personas en condiciones insalubres, por salarios ínfimos. Y lo que es peor, en edificios inseguros y mal construidos. Pero todo esto lo sabían y lo saben las textileras multinacionales y en casos anteriores, no fue posible un acuerdo entre ellas para indemnizar a las víctimas, porque no se quieren considerar “responsables” y porque no quieren ver contaminadas sus marcas con esas “desgracias ajenas”. Es más también lo sabemos nosotros, querido lector y nos aprovechamos después de los bajos precios de esos vestidos y de esos trajes que llenan los escaparates de las grandes tiendas de nuestras ciudades.

La extraordinaria globalización productiva que se ha producido en los últimos veinte años, ha hecho que más de mil millones de personas que sobrevivían cultivando arroz o cuidando a pequeños rebaños de cabras o vendiendo cestillos en mercados medievales confeccionados con el junco de sus ríos, hoy se han incorporado a procesos productivos industrializados. Esto ha sido formidable para ellos. De hecho la desigualdad entre países (no así la desigualdad en el interior de los países) ha descendido notablemente con la globalización. Pero la manera en que operan las grandes compañías en esos nuevos países, especialmente con la mano de obra no cualificada, es algo que llama al escándalo social y humanitario.

          La catástrofe de Dacca no puede quedar sin pena para los culpables y sin repercusiones para los responsables. Ha sido horrible. Más de seiscientos muertos. Más de setecientos heridos con los cráneos fracturados, las cajas torácicas aplastadas, brazos y piernas amputados….. En el edificio trabajaban 3.000 personas con salarios de entre 30 y 50 euros al mes.

          Los culpables directos los buscarán y los castigarán allí. Confío en que arquitectos, constructores, autoridades, empresas, etc… paguen sus faltas y sus delitos. Por supuesto, al dueño del edificio que elevó tres plantas un viejo almacén y las llenó de máquinas y personas hundiendo el edificio, que le juzguen como se merece. Pero la raíz del problema nos afecta. Las empresas que subcontratan allí y en otros lugares en parecidas circunstancias, deben aprender que estos escándalos les conciernen y si no quieren verse perjudicados en sus marcas y en su reputación corporativa, deben negarse a trabajar con esos empresarios explotadores y en esas condiciones inhumanas, por indignas y esclavistas. Y si lo hacen, deben ser castigados en los periódicos, en la red, en los mercados bursátiles, en los índices de sostenibilidad y de RSE, y por supuesto en el consumo por parte de los ciudadanos.

          Si las grandes compañías del textil se esforzaran por conocer las condiciones de trabajo de sus subcontratistas y aseguraran el cumplimiento de las condiciones laborales mínimas en el Derecho Internacional, en todos los países en los que operan, estas catástrofes no volverían a ocurrir. Una reciente iniciativa de Naciones Unidas, viene como anillo al dedo a este caso. Se trata de la aplicación a las empresas multinacionales en todo el mundo de los llamados principios Ruggie: Proteger, Respetar y Remediar, que obliga a las empresas a cumplir los principios fundamentales de la dignidad humana: Declaración Universal de DDHH, principios OIT, en todas sus actividades, en cualquier lugar del mundo. Si no lo hicieran, pueden ser denunciados ante los tribunales de su propio país por sus responsabilidades. ¿Se imaginan un pleito en Estocolmo contra H&M o en París contra Carrefour o en Madrid contra el Corte Inglés por los subcontratos de Dacca? No estamos muy lejos.


          Una cultura exigente de Responsabilidad Social de las empresas nos llevará a integrar en nuestra práctica jurídica este tipo de situaciones por vulneración directa o indirecta de los principios universales de los Derechos Humanos. También las redes sociales y los medios de comunicación y las organizaciones del tercer sector, deben extender la denuncia de prácticas empresariales irresponsables, para que una sociedad, madura por informada y formada, pueda premiar y castigar a las marcas por la responsabilidad social de las empresas o por lo contrario. Lo que resulta increíble por opaco y siniestro es que todavía nadie haya publicado la lista de las empresas textileras que subcontrataban en Savar, un suburbio industrial de Dacca, la capital de Bangladesh. Los ingleses tienen un refrán que viene bien al caso: “Name them and same them”, algo así como: “Nómbralas y avergüénzalas “.

Publicado en El Correo, 12 Mayo 2013

7 de mayo de 2013

"El PSN tiene que plantearse cuál es su papel en Navarra"


GASTEIZ. Hace dos años le llamó Zapatero para poner orden y concierto en un gobierno en caída y ahora le ha llamado Rubalcaba para que sea el faro de un PSOE enfangado por las secuelas de su paso por Moncloa y sus peleas intestinas.
Se está convirtiendo en el desatascador del PSOE.
En lo personal me siente bastante orgulloso porque en gran parte es fruto de una lealtad, una dedicación al partido que me han convertido en una de las personas con más capacidad de aportar cosas. Pero también estoy convencido de que es una contribución final y postrera a un cambio político en ciernes. La biología tiene leyes inexorables.
¿Está anunciando su adiós a la política?
No, no. No tengo interés en decir si me voy o no. Estoy muy a gusto en el trabajo que estoy realizando junto con catedráticos, políticos, sociólogos, economistas, constitucionalistas..., reflexionando sobre lo que está pasando al país. El traje sobre el que está vestido España está muy descosido y eso nos obliga a reformular los modos de organizar la convivencia. Eso me está permitiendo una tarea teórica e ideológica muy interesante y satisfactoria.
Es el encargado de alumbrar al PSOE para salir de la zozobra en la que está sumergida. Además las encuestas les dan muy mal y no sacan partido a la caída del PP.
Lo que ha pasado con la crisis económica es una hecatombe para el país. A cualquier gobierno que le hubiera tocado gestionar este periodo se lo habría llevado por delante. Sobre el nuestro presidido por Zapatero, creo que no fuimos capaces de prever la dimensión y la gravedad de lo que venía y no ofrecimos una explicación valiente y razonada de lo que hacíamos. Es muy probable que aun haciéndolo muy bien, nos hubiera llevado por delante porque el desgaste en las cuentas públicas y en el empleo, así como el daño producido por la burbuja inmobiliaria y por el tsunami de la crisis, es tan brutal que es muy difícil eludir esa responsabilidad.
¿Y qué proponen ahora?
Tenemos un calendario complicado que tiene tres fases: la primera es la conferencia política de octubre en la que queremos alumbrar una agenda reformista para el país, una forma de presentarnos ante el país; una segunda para consolidar una oposición firme pero al mismo tiempo constructiva para un país que va a necesitar grandes acuerdos; y en tercer lugar, hacer unas primarias y encarnar el candidato o la candidata de ese nuevo proyecto.
El desgaste no solo afecta al PP, sino también en gran medida al PSOE.
Hay un cierto desgaste del bipartidismo, este es un dato objetivo, porque hay una sensación muy grande de descrédito de la política y eso afecta más a los dos grandes partidos que han gobernado el país durante los últimos 35 años. Las estimaciones de voto de IU son coyunturales, pues cuando llegue la hora de las elecciones mucho de ese voto no va a confiar en un partido de una izquierda testimonial que nunca ha filtrado sus propuestas con la acción de gobierno, y eso la gente lo sabe.
IU les está recortando distancias a gran velocidad.

Nuestro rol no es disputar a Izquierda Unida quién es más de izquierdas, sino seguir siendo un partido que defiende a la izquierda desde una posición centrada. Cuando el PSOE ha sido capaz de ofrecerse como alternativa al PP en España ha succionado de todos, desde el PNV hasta IU, desde CiU hasta Coalición Canaria. Nuestra clave es ser el partido que aparece como el partido del cambio y eso hoy no está plasmado. Estamos demasiado cerca todavía de una valoración crítica de nuestra gestión de la crisis y seguramente nos falta un tiempo para ello.
Alguna responsabilidad tendrá también Rubalcaba.
Rubalcaba es el gestor de un tiempo difícil, de una travesía del desierto. En gran medida, lo elegimos para eso, sin decidir si iba a ser el candidato, eso ya lo iremos viendo. Tenemos derecho a saber quién es el mejor, pero cuando toque.
¿Se les va a hacer largo hasta las primarias, porque el desgaste actual es muy grande?
Pero eso no se va a resolver con la aparición de un tótem. Quien piense que las primarias resuelven como por arte de magia el problema de la valoración todavía crítica que el PSOE recibe se equivoca. Hay que mantener la nave con pulso firme para llevarla a esta transformación que estamos haciendo. Rubalcaba sabe que esa es su misión. Si dentro de un año él está en unas condiciones que le permitan ser útil al partido, él decidirá.
Patxi López y, parece que también, Eduardo Madina ya han tomado posiciones.
No les beneficia nada adelantarse. Creo que a ninguno de los dos les interesa estar en la palestra en esa condición, y creo que ellos lo saben y que quieren amortiguar todo eso. La especulación es inevitable pero ni a ellos ni a otros les interesa que se hable de ellos tanto y tan precipitadamente, porque eso les acaba perjudicando.
Madina se deja querer y no se descarta y López sigue buscando apoyos en federaciones territoriales.
Pienso que son prudentes y que saben que pueden estar en la pequeña lista de posibles candidatos y se van a mover con esa precaución. Pero tampoco pueden cerrar las puertas al destino.
¿Le satisface la actuación de su partido en Navarra?
El PSN está en fase de estudiar cuál es el futuro de Navarra teniendo en cuenta que depende de nuestro partido. Me gustaría que hubiera una reflexión más a fondo dentro del partido sobre lo que es posible y lo que no. No puedo adelantarla pero pienso que el PSN tiene que tomar la palabra interna y externamente. El conjunto de la militancia del socialismo navarro tiene que plantearse muy seriamente cuál es su papel y cuáles son sus cuadros y sus representantes. Y eso no puede retrasarse más allá de este año.
¿Apoyará el PSOE la celebración de la consulta sobre el nuevo estatus que Urkullu planea para 2015?
No sé qué consulta quiere hacer. Son fuegos del nacionalismo vasco que no sirven para nada. El País Vasco tiene un estatus jurídico, político y económico envidiable gracias entre otras cosas a las ventajas que nos ofrece el Concierto. Cualquier propuesta de independencia, por legítima que sea, va a perjudicar a los vascos. Eso es una quimera. Por eso estaremos en contra de esos artificios que fracturan el país y lo llevan a callejones sin salida.
Entrevista para Noticias de Alava

5 de mayo de 2013

Entrevista diario Deia 5/05/2013


GASTEIZ. ¿Va a entrar el PSE en el acuerdo de estabilidad que propone Urkullu?
Yo escuche a Patxi López la semana pasada hacer una oferta semejante. Si hay voluntad ese acuerdo de largo plazo hay que explorarlo. Vamos a ver si es verdad que Urkullu quiere y en qué condiciones lo plantea.
¿Y cuáles son las que plantea el Partido Socialista?
Las que ya se conocen. En concreto se refieren a una articulación institucional del país más ordenada, una política fiscal más progresista, no recortar en política social, y no echar atrás por capricho logros políticos del anterior gobierno, como viene ocurriendo con el trilingüísmo o el desmantelamiento de la política sanitaria.
¿La clave de la negociación está en la política fiscal?
Pienso que sí. En esa materia se encuentra una de las claves del futuro acuerdo y recomiendo al PNV que vaya recorriendo ese camino, porque está a la vuelta de la esquina la presentación del Presupuesto de 2014. Deben hacerlo mejor que lo que se ha hecho con las Cuentas de este año, si realmente quieren un acuerdo.
Cuando habla de política fiscal, ¿a qué se refiere?
Las dos materias son, por un lado, más ingresos, y por tanto ordenar una política más progresiva en la fiscalidad para quienes más tienen; y en segundo lugar es preciso una ordenación institucional que permita al Parlamento Vasco la armonización necesaria. El país no puede seguir manteniendo tres políticas fiscales diferentes por muy respetuosos que seamos con la competencia de las diputaciones y de las juntas generales, que lo somos. Pero al Parlamento Vasco hay que dotarle de una capacidad de armonización que actualmente no tiene.
¿El fracaso de la negociación presupuestaria es imputable al Gobierno vasco o también al resto de los partidos?
El fracaso le corresponde al Gobierno que ha cosechado cuatro enmiendas a la totalidad como resultado de sus malas negociaciones. Han conseguido el mayor de los fracasos al aunar a toda la oposición en contra, lo cual no es fácil. Han habido errores en la negociación y, sobre todo, un error de inicio, porque el Gobierno vasco es el que es porque el PNV consideró que era posible gobernar con una geometría variable que se ha demostrado inviable.
¿Ha sido una vendetta política de Patxi López y el PSE?
No lo creo. El PSE es consciente de su papel de partido de país. Ese ADN del socialismo vasco está muy presente todavía. El PSE no quiere convertirse en un partido de oposición per se, pero el PNV tiene que saber que eso requiere reformas importantes y tiene que desandar un camino que se ha iniciado muy mal. El país no está para que rechacemos, por venganzas pequeñas, un pacto o unos acuerdos que el país reclama y que queremos hacer. Eso implica desandar lo que se está haciendo mal y plantearse unas negociaciones en serio, eligiendo socio y recorriendo parte de las propuestas que te presenta el adversario.
¿Está hablando de formar una coalición de gobierno?
No hay intención de coalición de gobierno en el PSE. Los votos nos colocaron en la oposición y creo que en el PSE no hay la más mínima voluntad de entrar en el Gobierno vasco junto al PNV. Eso no nos impide ser el partido de la estabilidad, de los acuerdos.
¿El PSE va a competir con EH Bildu por ver quién está más a la izquierda?
Nuestro destino es mucho más la centralidad que disputarle a Bildu la hegemonía de la llamada izquierda. La seña identitaria del PSE es mucho más ser un partido de pacto y de construcción de país que la disputa de la hegemonía de la izquierda a Bildu. Además pienso que Bildu no es una formación de izquierdas nítidamente. Más bien es un partido cuya seña de identidad más notable es su proyecto independentista superador del nacionalismo del PNV. Eso es lo que más les distingue. Y creo además que están gobernando una diputación y están cosechando sus fracasos. Nuestro papel es ser el partido de la izquierda posible, pero esa izquierda tiene ahora una agenda reivindicativa ante el PNV y tiene un papel fundamental para convertirse en la llave de la estabilidad y de la gobernación de Euskadi.
Últimamente hay muchas coincidencias de voto entre PSE y EH Bildu.
Pero también hubo acuerdo en el Parlamento Vasco, por ejemplo, con Bildu y UpyD respecto de la armonización en materia fiscal y también ha habido un acuerdo de cuatro partidos en la enmienda de totalidad. El juego parlamentario no excluye los acuerdos que se pueden producir. También he visto a Amaiur y UpyD votar juntos en el Parlamento español. Es parte del juego democrático.
¿Existe una pinza PSE-Bildu?
No, no es nuestro propósito. Pero eso no excluye los acuerdos en temas en los que podamos coincidir.
El PP ha recuperado el discurso de la ilegalización de la izquierda abertzale. Si llega el momento, ¿piensan apoyarles?
No compartimos ese pensamiento. No corresponde a los tiempos que vivimos y es contradictorio con el discurso que los demócratas hemos mantenido durante 35 años. Desde el Pacto de Ajuria Enea hemos venido diciéndoles que no hay que utilizar la violencia, que defiendan sus ideales desde la política y la democracia. Han dejado la violencia, hacen política... pues no les echemos. Esto es una regla elemental y, mientras las cosas vayan como van, hay que estimularles para que la apuesta por la política sea definitiva e irreversible.
¿Por qué esta marcha atrás del Gobierno español?
Están demasiado presionados por un sector del Gobierno español que siempre ha sido muy influyente en la derecha española. Es un sector mediático y social, también política procedente de UpyD. Después de la experiencia de Bolinaga, el PP teme hacer una gestión más inteligente de la era post ETA que estamos viviendo. Y se lo tienen que hacer mirar.
En las últimas semanas, han vuelto las pintadas, los vivas a ETA, un endurecimiento del discurso de la izquierda abertzale.
Tienen tensiones internas porque el proceso también a ellos les provoca contradicciones y desgastes. Pero esa una práctica de la política que tienen que aprender. De la noche a la mañana no se puede adquirir una cultura democrática. La subcultura que han tenido durante muchos años está aún muy presente entre muchos de ellos. Pero sería muy exigente respecto de lo que son los elementos fundamentales de construcción de la paz, del relato, de la clarificación de los hechos, pero sin perturbar las bases del momento que vivimos.
¿Qué plantea para romper el enroque del Gobierno Rajoy, que no afloja en política penitenciaria, y ETA, que no parece dispuesta a disolverse sin avances en presos?
A Rajoy le diría que atendiera más al Gobierno vasco en estas cosas. Es el interlocutor que hay que tener en esta materia, porque al fin y al cabo el Gobierno de Euskadi tiene mucho que decir en torno a lo que está pasando. Por otra parte, el Gobierno de Madrid también debería hacer más caso al PP vasco. Yo aconsejaría que demos una pensada a lo que está ocurriendo para que no haya tentaciones de marcha atrás.
¿Puede la relación entre Rajoy y Urkullu facilitar el desbloqueo?
Sí, es razonable que el lehendakari tenga una relación con el presidente del Gobierno español y que este le haga caso.
¿Qué recorrido le augura a la Ponencia de Paz del Parlamento Vasco?
Me gustaría que fuera una especie de periscopio que va marcando rutas, aporte sugerencias, establezca consejo… para favorecer la gestión inteligente del nuevo tiempo.