23 de noviembre de 2009

Comunicado sobre los últimos nombramientos de la UE.

Hay razones para pensar que la Unión Europea ha dado otro importante paso en su consolidación como proyecto de integración. La elección rápida y unánime del Presidente del Consejo y de su Alto Representante y vicepresidente de la Comisión, son, en sí mismos, muy positivos. El desacuerdo o la división en estos nombramientos habrían significado un fracaso de la Unión en un delicado momento de su historia.

El equilibrio ideológico es el otro éxito. Que los socialistas europeos ostenten esta importantísima función en el tridente institucional (Consejo-Comisión-Ministerio de Exteriores) es un logro político para la familia socialista que, además, revalúa y da coherencia a esta misión desarrollada con un esfuerzo y un éxito memorables por parte de Javier Solana, los últimos diez años.

Que sea una mujer, es otro importante dato a destacar. La gran revolución feminista que se vive en el mundo no podría tener un retroceso en Europa, vanguardia de libertad y de igualdad humana para el resto del mundo.

Sin duda, el precio de los nombramientos es su bajo perfil político. Pero, en mi opinión, se trata una crítica demasiado fácil y poco fundada, dadas las circunstancias en las que se está construyendo Europa estos años, puesto que no conviene olvidar los fracasos producidos en el proceso constitucional europeo a mediados de esta década, la crisis económica que estamos viviendo y los efectos políticos de la ampliación al Este en la solidez política de la integración. Que se trate de nombres desconocidos en la escena internacional es una consecuencia lógica de todo lo anterior, mucho más si se tiene en cuenta que alguna candidatura para la Presidencia del Consejo internacionalmente conocida, resultaba políticamente muy controvertida y peligrosamente euro-escéptica.

El problema no es que sean desconocidos hoy, sino que lo sigan siendo mañana. Eso sí será grave y para evitarlo, hace falta voluntad política de hacer Europa. Eso se evita si los 27 les dejan hacer su función, les otorgan poderes que necesitan para ser los líderes que Europa necesita y si los grandes ceden intereses nacionales para que haya una voz unida y fuerte en nombre de todos.


20 de noviembre de 2009


Comunicado conjuntamente con Juan Fernando López Aguilar.