En la Sala Campoamor, del Senado de Madrid, se ha celebrado la Jornada de debate "Democracia y constitucionalismo: 200 años después de Cádiz" organizada por la Asociación de Periodistas Parlamentarios.
Resumen de la intervención:
El desarrollo del Estado autonómico arrastra dos problemas pendientes de solución, que son la financiación de las comunidades, insuficiente para las competencias que ejercen, y la extensión del autogobierno de forma idéntica en todas las autonomías, cuando dos de ellas, Cataluña y el País Vasco, plantean políticamente una realidad diferente.
Reformas Pendientes de las Comunidades Autónomas.
Sobre las reforma pendientes el modelo territorial y de reparto competencial es irreversible, pero persiste un problema en torno al título VIII a pesar del buen funcionamiento en las tres décadas de democracia. Y la causa es doble. Por un lado, la falta de financiación suficiente para las competencias que las comunidades han asumido.
Eso está explotando en Cataluña. En aquella Comunidad se está poniendo sobre la mesa un modelo de financiación similar al vasco o al navarro al partir de un cálculo que no se hace en el régimen general: cuánto se recauda en la comunidad y cuánto queda de eso para el Gobierno autonómico.
Además de resolver este problema económico, persiste otro, también importante y también en torno a Cataluña además de al País Vasco.
En ambas comunidades existe una realidad política que puja hacia un modelo de descentralización política mayor del actual, dada la realidad nacionalista que existe en ambos casos. Si se avanza en esta línea y se extiende a todas las regiones el Estado se quedará cada vez más flaco.
Lo que fue una virtud al redactar la Constitución de 1978, la extensión de las características de las llamadas comunidades históricas al resto de autonomías, hoy es un problema que es necesario afrontar. El sistema es irreversible, el sistema español será autonómico o no será, pero tiene elementos de dificultad que tenemos que abordar como parte de la realidad política española.
Reformas pendientes de la actual Constitución.
Es necesario defender las bases sobre las que se asienta la Constitución de 1978, así como el marco de convivencia que se consiguió: instauración de un estado social y de derecho, el reconocimiento del autogobierno o la consolidación del sistema de partidos políticos, que son, los que permiten que la democracia se articule.
No es posible articular la democracia tal y como la conocemos fuera de los partidos políticos. No lo es, aunque el sistema es perfeccionable.
Sobre las reformas pendientes si no se afrontan es por falta de consenso suficiente.
La Carta Magna se ha reformado en dos ocasiones, para adaptarla al tratado de Maastricht y para establecer el límite de déficit, pero los asuntos pendientes son de otro calado y al abrirles la puerta, las formaciones nacionalistas y minoritarias exigen también abordar otras reclamaciones, como el derecho de autodeterminación, la instauración de la república o cambios en la ley electoral.
Son necesarias otras modificaciones además de las cuatro que el Gobierno se planteó en la anterior legislatura (igualdad de sexos en la sucesión al trono, la denominación de las CCAA, la incorporación de España a la UE y reforma del Senado).
Sería necesario por ejemplo que el derecho a la salud figurase como un derecho fundamental, equiparado al derecho a la educación, y no como un principio orientador del Estado; también es necesario quitar prevalencia a la Iglesia católica y equiparar a todas las religiones; así como es necesario eliminar la pena de muerte en el único caso posible, el estado de guerra, y también reconocer mejor los derechos de las personas con discapacidad.