20/07/2011. San Lorenzo de El Escorial (Madrid).
ETA se constituyó en 1958. En 1973 hizo volar el coche de Carrero Blanco, asesinando al presidente de Gobierno del último franquismo. Lo que, en cualquier caso, debió terminar en la transición democrática, colea sin embargo más de 40 años y 858 asesinatos después.
Hoy, cuando todo apunta al final de esta pesadilla, confiamos en que la España 2020 será una España sin terrorismo pero que seguirá dignificando la memoria de las víctimas.
El Pacto de Estella y la ruptura de la tregua.
Un año después del asesinato del concejal del PP Miguel Ángel Blanco, el Pacto de Estella-Lizarra, firmado en septiembre de 1998 por los partidos nacionalistas, precedió a la tregua. En diciembre de 1999 ETA la rompió.
Abierta la zanja entre nacionalistas y no nacionalistas, ETA procedió a la liquidación del adversario político, el no nacionalista. En total, 50 asesinatos, entre ellos los de Fernando Buesa, parlamentario socialista vasco, y su escolta, el 22 de febrero del año 2000; José María Martín Carpena, concejal del PP de Málaga, el 15 de julio de 2000; Juan María Jáuregui, ex gobernador socialista de Gipuzkoa, 29 de julio de 2000; Manuel Indiano, concejal del PP de Zumárraga, el 29 de agosto de 2000, o Ernest Lluch, ex ministro de Sanidad, el 22 de noviembre de 2000.
La respuesta democrática
La respuesta democrática se articuló sobre tres vectores:
a) El Pacto por las libertades y contra el terrorismo firmado por PP y PSOE el 12 de diciembre de 2000. La coalición PP y PSE-EE en las últimas elecciones autonómicas.
b) La ilegalización de Herri Batasuna y el entorno de ETA por el Tribunal Supremo, el 28 de marzo de 2003; el Tribunal Constitucional, el 16 de enero de 2004 y confirmada por el Tribunal de Estrasburgo el 29 de junio de 2009.
c) El apoyo institucional a las víctimas de ETA, a su voz pública y a los amenazados, con la generalización de los servicios de escolta.
Debilitamiento definitivo de ETA
En medio de la perplejidad, el 11 de marzo de 2004 un nuevo terrorismo aparece de forma brutal ante la sociedad española: el terrorismo de raíz islámica. El rechazo generalizado alcanza como una ola gigante también a ETA, que entra en las listas del terrorismo internacional. Se profundiza en la cooperación policial y judicial con Francia y ETA se queda sola ante la evolución del IRA hacia la paz.
Proceso de paz
ETA deja de atentar por casi 2 años y se inicia un proceso de paz que, como el tiempo ha demostrado, fue una apuesta valiente e inteligente del presidente Zapatero. Cuando ETA, el 30 de diciembre de 2006 dinamita la T-4, segando la vida de Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio, dinamita, ya no el proceso de paz, sino el último proceso de paz de la democracia.
ETA queda desacreditada no sólo en España y en todo el mundo, sino entre la propia izquierda abertzale.
Pero, durante los meses en que se desarrolla el proceso, el Gobierno no baja la guardia y detiene a 92 miembros de la banda, entre ellos los pertenecientes a la red de extorsión del bar Faisán. Se sigue combatiendo a los terroristas.
Desde el atentado de la T-4 y hasta hoy se ha detenido a 494 miembros de ETA.
Algo está muy claro: todos y cada uno de los días de este proceso, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado actuaron al servicio de la ley y contra ETA. Actuaron en defensa del Estado de Derecho y contra los violentos. Y estoy seguro de que así lo reconocerá la Justicia.
Tras la ruptura, la acción policial llega a sus máximas cotas de eficacia, frustrando sucesivos intentos de atentar, deteniendo a más de 300 etarras y hasta seis cúpulas de ETA en estos años.
La nueva estrategia de la izquierda abertzale
La izquierda abertzale toma conciencia de que con violencia no tiene otro destino que la marginación y la irrelevancia política, así que adopta una nueva estrategia.
En septiembre de 2010, ETA declara el alto el fuego, que ratifica el 10 de enero. Esta tregua ha sido posible gracias a la unidad de las fuerzas democráticas y a la eficacia de la presión del Estado, que ha actuado siempre con la ley en la mano.
La respuesta de la base social de la izquierda abertzale
El Tribunal Supremo rechazó la vuelta a la legalidad, primero de Sortu y luego de Bildu como coalición electoral, pero el Tribunal Constitucional acabó por dar luz verde a la presentación de Bildu en las elecciones del 22-M. La izquierda abertzale rompió su techo electoral y obtuvo los mejores resultados de su historia en términos absolutos y porcentuales. Este resultado electoral hace mucho más difícil la vuelta atrás de ETA.
2020: Fin del terrorismo
No hay otro horizonte para 2020 que no sea la desaparición definitiva de la violencia.
ETA irá desapareciendo poco a poco. Su presencia se extinguirá paralelamente a la articulación de su opción política. Pero las derivadas de la violencia en la sociedad vasca nos llevarán años.
Llevará años adquirir la seguridad de que la violencia no volverá.
Llevará muchos años, superar las consecuencias humanas de esta tragedia.
Y siempre mantendremos y honraremos la memoria de las víctimas.
El Tribunal Constitucional ha dictaminado que Bildu es una formación legal, pero eso no quiere decir que su cultura política sea democrática. Hacer política en democracia requiere un aprendizaje y eso no se hace de la noche a la mañana.
Bildu tiene que aprender que el orden democrático es el primer orden. Que la defensa de la seguridad, de la previsibilidad y del marco constitucional está siempre por encima de la defensa de los proyectos políticos.
Bildu tiene que aprender que el Gobierno, que todo gobierno, tiene como principal responsabilidad cumplir y hacer cumplir la Ley.
Bildu tiene que aprender que la democracia exige respeto a la opinión del otro.
En definitiva, Bildu tiene que romper la burbuja ideológica en que vive y abrirse al mundo. Los ayuntamientos, las diputaciones, las instituciones locales, están para servir a los ciudadanos, no a sus reivindicaciones ni a su proyecto político.
Bildu, Sortu o cualquier opción política que represente a la llamada izquierda abertzale, ha de tener como principal misión hacer irreversible y definitivo el cese de la violencia.
De Bildu no se espera sólo que condene o rechace la violencia. La sociedad vasca le exige que asegure la disolución de ETA y que haga política en democracia.
La mayoría de los votantes de Bildu se sienten abertzales y de izquierda, pero no quieren a ETA. No quieren violencia. Les repugna el terrorismo.
La transformación social en el País Vasco es definitiva.
Resumen de la Conferencia de Ramón Jáuregui en el curso "España 2020" en los Cursos de Verano de la Universidad Complutense.