Ramón Jáuregui Atondo (San Sebastián, 1948) está en Canarias invitado por CEOE-Tenerife para explicar su visión sobre los desafíos a los que se enfrenta la Unión Europea (UE) y España en un contexto político, social y económico inestable y conflictivo. El exvicepresidente socialista del Gobierno vasco y exdiputado apoya la política de Estado de Pedro Sánchez en Cataluña pero advierte: "en algún momento habrá que decir que no a las peticiones del independentismo catalán y vasco"
Usted se ha referido a que en este momento la democracia está sufriendo en el seno de la Unión Europea ¿Es debido al auge de la ultraderecha?
En parte sí. Yo diría que la ultraderecha no es solamente un riesgo democrático, sino un serio obstáculo a la Europa del futuro. La mayoría de las expresiones de la ultraderecha europea son o euroescépticas o antieuropeas y, por tanto, incapaces de asumir que solo juntos podemos buscar soluciones conjuntas a los grandes problemas. No hay que olvidar que ocho de los 27 países de la UE están en manos de partidos antieuropeos que van en contra de los principios fundacionales de la propia UE. En este momento hay demasiada contradicción entre intereses nacionales que interpretan que el futuro está en la soberanía nacional frente a la supranacional y eso es antieuropeo en términos objetivos y es lo que va a impedir que Europa construya junta. La respuesta a los desafíos, tanto en materia energética, como en materia de defensa, de innovación o comercial no la puede hacer cada país de forma independiente y soy de los que reclama esa gran coalición europea para afrontar el futuro entre socialistas, populares, liberales y Los Verdes.
Creo que la corrupción siempre es un daño para la democracia, pero en el caso actual ninguna decisión política adoptada fue consecuencia de la corrupción. Para decirlo más claramente, el rescate de una línea aérea después de la pandemia no procede de una presión corrupta, sino de una decisión nacional.
Pero que a cuenta de la decisión política de rebajar el control de las compras con dinero público se conforme una presunta trama para sacar provecho de esa situación si es corrupción, ¿no?
Vamos a ver, todo lo que está siendo objeto de investigación judicial actualmente son cosas que necesitan una verdad judicial que todavía no se ha producido. Y, por tanto, no cabe hacer especulaciones sobre responsabilidades políticas en este momento. Me parecen precipitadas y oportunistas. Sinceramente, así lo veo yo. Es posible, de acuerdo, que como usted dice algunos se hayan aprovechado de una decisión política, pero esa decisión no fue corrupta. Lo que creo es que se debe investigar hasta el final y que paguen los que tengan que pagar, pero insisto en que esos hechos no tienen que ver con decisiones políticas del Gobierno de Pedro Sánchez. Sinceramente, lo veo yo así.
¿Y la ley de amnistía o el cupo catalán no afectan a las costuras del Estado autonómico?
El futuro de España no se puede construir solo tampoco y requiere un entendimiento institucional y político mayor. Teniendo en cuenta que la mayoría de las comunidades autónomas están gobernadas por el PP, nada se puede hacer sin contar con ese partido, no siquiera una reforma constitucional sin contar o una política territorial debe de hacerse con el PP. Por eso yo creo que el llamado concierto catalán o la bilateralidad vasca que defiende una soberanía compartida, dos reivindicaciones independentistas de Cataluña y Euskadi, suponen unos riesgos confederales que nada tienen que ver con el modelo autonómico de la Constitución de 1978. Yo defiendo que el modelo de financiación para las comunidades autónomas se acuerde con todos, no solo con ERC, y esa sería la cuadratura del círculo al pacto entre el PSOE y ERC. Para mí es imprescindible para evitar que haya una concepción confederal en el modelo financiero que el modelo pactado tiene que inscribirse en un acuerdo general de financiación entre todas las comunidades autónomas.
En mi opinión, lo que se está haciendo con Cataluña es una política de Estado, pero eso también significa que en algún momento hay que decir que no a determinadas pretensiones y el sistema de financiación es en un momento. Tal y como se ha explicado, la financiación singular de Cataluña no puede enmarcarse en la Declaración de Granada que suscribió el PSOE en 2013 sobre un nuevo pacto territorial. Ese documento contemplaba un modelo de financiación federal sustentado en el modelo alemán y no es exactamente eso lo que supondría el concierto catalán. Esa negociación está pendiente del marco general de financiación que se pacte, porque creo sinceramente que hay que ubicar ese acuerdo de reforma de la Lofca (Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas). Como suele decirse, el diablo está en los detalles. Mi valoración dependerá del acuerdo final, pero creo que hoy cabe decir que ese marco pactado tiene que inscribirse en un acuerdo general con las comunidades y no solo con una. Eso sería lo ideal.
No tengo en este momento opinión fundada sobre las responsabilidades de ese desentendimiento. No puedo juzgarlo. No sé honradamente a quién atribuir más responsabilidades. Lo único que digo es que en política migratoria, tanto Europa como España, necesitan pactos de Estado. Y desgraciadamente no se están produciendo. A mí me gustaría, de entrada, que los consulados europeos atrajeran la presión migratoria de los cayucos que llegan a Canarias hacia viajes regulares. Eso sería lo ideal porque, repito los datos, en los próximos 25 años vamos a perder 50 millones de mano de obra europea, que se dice pronto, y todo ese flujo hay que ordenarlo. Lo que ha dicho el presidente Pedro Sánchez de intentar regularizar llegada de extranjeros es lo correcto. Pero es un problema europeo y la solución hay que hacerla más entre todos como europeos que como país, de lo contrario vamos a generar odio y animadversión.
Usted fue eurodiputado y sobre la base de esa experiencia le pregunto si en la reflexión que ha hecho sobre el futuro de la UE más insolidario y con menos cohesión peligra el concepto de regiones ultraperiféricas (RUP)
El concepto de región ultraperiférica no corre ningún peligro en Europa porque incluso en el Servicio de Política Exterior hay un departamento que se refiere a la problemática de las islas y además lo dirigen diplomático español que se llama Ignacio Ibáñez, así que las condiciones de ayuda de fondos europeos no tienen por qué sufrir daño. Otra cosa es que el presupuesto de la UE cuando se produzca la ampliación pueda tener distorsiones hacia países más pobres. Eso puede ocurrir, pero también cabe decir que Canarias tiene un horizonte geoeconómico extraordinariamente positivo con la conflictividad bélica en Oriente Medio y en el norte de África porque el turismo vendrá aquí y no a zonas cercanas conflictivas.
Entrevista realizada para ¨La Provincia".