5 de noviembre de 2025

México y la Unión Europea: una sólida alianza

México y la Unión Europea están a punto de ratificar la modernización del acuerdo global que suscribimos en el 2000 y que durante estos últimos veinticinco años ha multiplicado por tres el
volumen de intercambio comercial entre las dos regiones.

El viejo acuerdo-todavía en vigor- no solo ha generado este crecimiento comercial, sino también
un notable incremento de las inversiones europeas en México (más de 200.000 millones de stock de capital), en inversión directa, hasta convertir a la Unión Europea en el segundo mayor inversor extranjero en México, naturalmente después de los Estados Unidos.

Con motivo de la renovación de este acuerdo y en el contexto de los procesos de ratificación del nuevo (cuyas negociaciones acabaron en enero de este año), la Fundación Euroamérica y la Comisión Europea organizamos los pasados 16 y 17 de octubre un gran foro empresarial en Ciudad de México con tres temas centrales: la sostenibilidad, la inversión y la cooperación.

México y la Unión Europea coinciden en fortalecer una alianza que ha proporcionado unas bases económicas y políticas muy sólidas. Cerca de 20.000 empresas europeas producen en México. Casi un puente aéreo conecta a través de treinta vuelos diarios México con Europa y en los últimos cinco años están creciendo las inversiones mexicanas en Europa porque sus grandes compañías miran, cada vez más de cerca, un mercado único de casi 500 millones de personas de alto capacidad de consumo.

No es solo la economía. México y Europa miran con preocupación el mundo hostil a la cooperación, al diálogo y al comercio libre que se está configurando y coinciden en la necesidad de trabajar juntos hacia un mundo ordenado y en paz, que enfrente las causas humanas desde el multilateralismo, que necesita de organizaciones internacionales fuertes, regidas por el Derecho y la cooperación y no por la fuerza y la agresión. Un mundo que se construya sobre los valores de la dignidad humana (DDHH), la sostenibilidad y la democracia.

En ese sentido, tanto México como la Unión Europea, reiteran que su asociación, además de comercial y económica, es también política y de cooperación. Así lo destacaron en el foro los diferentes representantes del gobierno mexicano. Así lo hizo, por ejemplo, la subsecretaría del Ministerio de Asuntos Exteriores, Teresa Mercado, quien aprovechó para anunciarnos su eseo de aprobar el acuerdo con Europa en febrero del año 2026. Mensajes semejantes respecto al ámbito internacional hicieron los representantes del Senado mexicano y los secretarios de Sanidad, Medio Ambiente y Energía del Gobierno, David Kershenobich, Alicia Bárcena y Luz Elena González, respectivamente. Esta última expuso los importantes retos de México en materia de agua, medio ambiente y sostenibilidad.


El Plan México

El foro sirvió también para que diferentes representantes del Gobierno mexicano expusieran las líneas básicas del Plan México, un ambicioso proyecto de inversiones públicas para la modernización del país, tanto infraestructuras físicas como tecnológicas y de inclusión social,la gran duda sobre este plan radica en las estrecheces presupuestarias del Gobierno, una senda de crecimiento económico tenue, demasiadas incertidumbres comerciales y gastos presupuestarios ineludibles, reducen considerablemente sus márgenes fiscales.

La Unión Europea, por su parte, a través de sus representantes más cualificados, entre los que se encontraba el comisario Jozef Síkela y varios representantes de empresas multinacionales radicadas en México, expusieron también sus planes de inversión y de cooperación con el país.

Todo ello, en el marco de un acuerdo México-Unión Europea que entrará en vigor, sin duda, el año que viene y que avanza en niveles fundamentales para el futuro de esta sólida alianza, como son:


  • La eliminación de aranceles a casi todas las importaciones europeas y mexicanas, lo que ampliará la competitividad y diversidad de productos en los respectivos mercados...
  • La reducción de barreras técnicas y la simplificación de trámites que agilizarán el flujo de bienes y servicios.
  • La apertura a inversiones sostenibles y de alto valor agregado, enfocadas en la innovación, la energía limpia y la digitalización.
  • La posibilidad para las empresas de participar en los concursos y en las compras públicas de todos los niveles administrativos.

En la conversación sobre todos estos temas, planeaba, claro está, la situación que atraviesa México a la espera de las negociaciones que, sobre estos mismos temas, se mantienen con Estados Unidos. Una actitud de prudencia y respeto presidió en todo momento nuestros debates, conscientes de la necesidad de no interferir en ese delicado portafolio.

Pero, ello no impedía que mexicanos y europeos mostrásemos nuestra satisfacción por los excelentes resultados que muestran estos 25 años de colaboración económica y comercial y por las importantes expectativas que nos ofrece la actualización y modernización de ese mismo acuerdo y que todos esperamos entre en vigor en la primavera del próximo 2026.

Publicado en El País, edición América.5-11-2025

8 de octubre de 2025

Algo se mueve en la fiscalidad.


La famosa tasa Zucman, que pretende establecer un gravamen a los más ricos, ha sustituido a la vieja tasa Tobin, que buscaba gravar los movimientos financieros y que nunca llegó a cuajar. Desgraciadamente, añado. Francia está hoy atravesada por esta propuesta que el Partido Socialista exigía como condición de gobernabilidad al breve Ejecutivo de Sébastien Lecornu. «Hundirá la economía», dicen los empresarios. «Se marcharán las grandes fortunas», amenazan los más famosos adinerados del país. Los asesores fiscales alertan sobre «la enorme preocupación» de sus clientes.

Francia, como siempre, está en el corazón de los grandes debates. Pero no es solo Francia. Alemania, con un Gobierno cristianodemócrata, en coalición con los socialistas, también debate sobre la necesidad de reformar el impuesto de sucesiones, extraordinariamente generoso con las empresas familiares al comprobar que una exención de casi el 100% a esas transmisiones, destinada a favorecer la continuidad de la actividad económica de las compañías, se utiliza cada vez más para que los herederos inviertan en el extranjero. También allí se discute ante el Tribunal Constitucional sobre las desigualdades que generaría un impuesto de sucesiones regulado por los 'lander' y sobre la tendencia a su eliminación como consecuencia de la competencia fiscal entre territorios. Como ha ocurrido en España, por cierto, que casi ha eliminado esta tasa para los familiares directos. ¿No sería justo restaurarla para altos patrimonios?

La tasa Zucman pretende gravar con el 2% las fortunas que superan los cien millones de euros, sin ninguna exoneración que la desnaturalice. Se calcula que son 1.800 las personas que disponen de un valor patrimonial superior a esa cifra en Francia. ¿Cuál es el contexto de ese debate? En los últimos treinta años la riqueza de los más opulentos ha crecido mucho más que la renta media. Esto lo han acreditado economistas universalmente reconocidos (Piketty, Stiglitz, entre otros) y lo demuestran fehacientemente las diferencias de ganancias del capital sobre las rentas del trabajo.

Un segundo dato es que la fiscalidad de los patrimonios y de los beneficios empresariales tiene tal grado de 'cláusulas de escape' y 'nichos de exoneración' que sus ingresos totales se reducen en todos los Estados. Crecen, por el contrario, las aportaciones del consumo y de la renta y bajan las de sociedades y rentas de capital en casi todo el mundo. Todo ello ocurre en un marco financiero lleno de dificultades para nuestros Estados del bienestar .

La demografía y el envejecimiento, la transición climática y el aumento en los gastos de defensa presionan al alza unos presupuestos con déficits persistentes y alta deuda pública acumulada. Los márgenes para la inversión y el gasto se estrechan, y reducir el gasto social resulta imposible en sociedades que sienten la reaparición de las desigualdades como la base sobre la que se asientan otras muchas quejas que el populismo iliberal aprovecha muy bien. Francia es el paradigma de esta descripción.

No es casual por todo ello que más del 80% de los franceses respalden esta medida del impuesto a los ricos y estoy seguro de que apoyos sociales semejantes se darían en todos los países comunitarios, desde luego también en el nuestro. El corolario de la tasa Zucman es la necesidad de su extensión al resto de Europa. Del resto del mundo, mejor no hablar en el contexto trumpiano que malvivimos. Pero tampoco es un debate nuevo, porque una tasa parecida ya existía en diez países hace una década, aunque hoy solo sean tres los que la mantienen: España, Suiza y Noruega. Brasil, que presidió el G20 en 2024, incluyó en la resolución un texto bienintencionado: «Vamos a intentar cooperar para asegurar que los individuos más ricos paguen impuestos de manera efectiva».

El debate está abierto también en Reino Unido y Alemania, y me pregunto por qué no abrirlo en los mismos términos en nuestro país, ya que el actual impuesto a las fortunas en España solo grava la parte del patrimonio que no haya sido fiscalizado por el impuesto autonómico, lo que ha provocado que muchas grandes riquezas españolas tributen en su comunidad autónoma para beneficiarse de las numerosas bonificaciones de las que goza ese impuesto en muchas de ellas. Resultado: el ingreso estatal por ese impuesto quedó reducido a una cantidad mínima en 2024.

El debate es y debe ser universal, porque es uno de esos asuntos capaces de articular la sociedad y de ofrecer esperanzas a la política noble, por encima del anecdotario frívolo que invade nuestras redes sociales. Me parece uno de esos temas que retratan las posiciones ideológicas de cada partido y de los líderes y que permite desenmascarar a los populismos que nos rodean con quejas y protestas contra el sistema, que son, a su vez, precursores de destrucción de la cohesión social y de la democracia misma.

Publicado en El Correo, 8-10-2025

25 de septiembre de 2025

UE-CELAC: Una cumbre importante

Las expectativas de la cumbre que se celebrará los próximos 8 a 10 de noviembre en Santa Marta( Colombia) entre la Celac y la Unión Europea, no son destacables. El conjunto de circunstancias que la hacen imprevisible son conocidas .Por empezar por las logísticas, la coincidencia con la cumbre de Belém (Brasil) de la COP-30 de Naciones Unidas, sobre el Cambio Climático, parecía, en principio, una inteligente coincidencia, pero puede no serlo tanto. Las circunstancias políticas en el país anfitrión no son demasiado estables. En este momento- todavía es muy pronto-, hay una gran incertidumbre sobre el número de Presidentes y Jefes de Gobierno de ambos lados del Atlántico que acudirán. Estamos en el típico momento en el que las agendas de los dirigentes políticos ultiman compromisos y los asumen en función de las asistencias recíprocas.

Tampoco ayudan las notables diferencias políticas entre los países de la región. No es preciso señalarlas,
ni acentuarlas, pero es sabido que algunos presidentes latinoamericanos ni quieren, ni pueden coincidir. Podría decirse que también en Europa hay grandes tensiones políticas entre países, pero la diferencia es que habitualmente se encuentran y dialogan en el órgano supranacional común que es la Unión Europea.

Sin duda, la debilidad organizativa de CELAC y la falta de integración del conjunto de la región es un obstáculo objetivo para que la asociación estratégica entre Europa y América Latina y el Caribe sea más profunda y para que algunos planes conjuntos se concreten y se materialicen. Hay cierta decepción, por ejemplo, sobre el desarrollo de la agenda global Gateway, anunciada con gran solemnidad en julio de 2023, en la anterior cumbre. Este sentimiento se percibe en sectores empresariales europeos que reclaman a la Unión Europea una arquitectura financiera de apoyo para avanzar en inversiones en América Latina vitales para su conectividad ( eléctrica, digital y espacial). Hacia esos temas avanza la organización de una Business Fórum que se celebrará paralelamente a la cumbre y que está organizando con grandes perspectivas la Comunidad Andina de Finanzas CAF.

No será fácil que la declaración política de la cumbre produzca grandes novedades. Las diferencias políticas entre nuestros respectivos países sobre los grandes -y graves- acontecimientos de la escena internacional ,dificultarán pronunciamientos rotundos de la asociación UE-CELAC. Son preferibles algunos descartes de países que no suscriban la declaración ( ocurrió así con Nicaragua en Bruselas en 2023), antes que farragosos y retóricos párrafos que no dicen nada.

Con todo y a pesar de estas dificultades, la cumbre es importante y su simple celebración ya es un éxito que debemos empujar.

Es importante que Europa y América Latina y el Caribe actualicen y reafirmen su asociación en un mundo cada vez más hostil a nuestros mutuos intereses. Cuando se está imponiendo un mundo desordenado y multipolar en el que la ley de la fuerza ha desbancado al derecho y a la cooperación. Cuando algunos pretenden establecer una especie de delineación imperial del planeta, en base a su poderío militar. Cuando se destruyen las alianzas comerciales y políticas. Cuándo todo esto y mucho más, transforma nuestro entorno geopolítico, América Latina y el Caribe y la Unión Europea deben trasladar a la comunidad internacional su vocación común de construir el mundo sobre otras bases y sobre otros principios.

Es importante que América Latina y el Caribe den pasos para consolidar su comunidad integrada frente a la agresividad recibida desde el norte por los EEUU. Cuando las políticas de Trump humillan a la población inmigrante latinoamericana, lesionan sus economías con las tarifas, agreden a sus sistemas políticos y judiciales en función de sus legítimas decisiones y amenazan su soberanías, América Latina y el Caribe abre sus radares estratégicos y ratifica sus convergencias democráticas ,geopolíticas y hasta humanitarias con Europa.

Es importante porque frente a las tarifas y las concepciones cutres y egoístas de las balanzas comerciales, Mercosur firmará su gran acuerdo con Europa y México la modernización del suyo, en clara muestra de su apuesta por el comercio libre de gravámenes y por las inversiones respectivas reguladas.

Es importante porque Europa es un país amigo de América Latina y el Caribe y quiere aumentar su presencia económica y política en la región. Quiere hacerlo superando la vieja concepción extractivista y desea cooperar transfiriendo tecnología, talento y capacidades para que América Latina supere sus viejos problemas de productividad .Quiere hacerlo desde una concepción coincidente con América Latina en la sostenibilidad y en la transición energética necesarias para combatir el cambio climático. Quiere hacerlo trasladando su modelo de calidad y protección laboral en defensa del trabajo decente.

Es, finalmente, importante porque no hay alternativa. Lo vimos cuando estas cumbres estuvieron suspendidas entre 2016 y 2023. Entonces no hubo nada y esto no nos lo podemos permitir en los momentos actuales. Por eso, esta cumbre es como los cumpleaños: a cierta edad molestan pero es peor la alternativa. Su simple celebración es un éxito. Deseamos que también lo sean sus contenidos y nos alegra saber que ya está prevista la celebración de la siguiente cumbre en Bruselas dentro de dos años, en 2027.


Publicado en El País edición América.25/9/2025