18 de abril de 2024

La explicación a lo de Bildu: posmemoria y moderación.

Estas dos palabras, posmemoria y moderación, pueden ayudarnos a explicar los sondeos vascos que otorgan a Bildu una posible victoria y a los partidos nacionalistas, una abrumadora mayoría.

Una de las cosas que menos se entiende fuera de Euskadi es la voluntad consciente de gran parte de la sociedad vasca de pasar página del terrorismo, de olvidar el pasado, de perdonarlo todo, de superar aquellos trágicos años. Es, en parte, un sentimiento comprensible. Algo así como un deseo de superación y de mirar el futuro sin esa hipoteca que grava y ensucia el presente. Pero es también la constatación de una sociedad que huye de las enormes responsabilidades con las que nos golpea la memoria. De manera que, sí, los jóvenes no saben y los mayores no quieren…. recordar. Es más, no solo no les castigan por su horrible pasado, sino que muchos les premian por su apuesta definitiva por la política.

Otro de los factores que explican su crecimiento es la fuga de votos del actual desastre Podemos-Sumar, que van a Bildu casi en su totalidad. Conviene recordar que Podemos tuvo 11 diputados en las elecciones del 2016, tercera fuerza, y Bildu paso de 21 a 18 diputados. Hoy, Podemos tiene 6 diputados y puede quedarse en 0. También importa, y mucho, el desgaste del PNV por la deficiente gestión del servicio público de la sanidad (Osakidetza). La ciudadanía vasca no entiende que, con una financiación propia muy superior a otras comunidades, la que fue joya de la corona de sus servicios públicos esté prestando tan deficiente servicio. Por último, gran parte del sufragio joven, que vota por primera vez, lo hace a Bildu. Es como el voto del cambio, pero en casa. Bildu, consciente de estas procedencias electorales, ha envuelto su programa y su campaña en el celofán de un tacticismo pragmático y de una moderación identitaria. La palabra independencia ha desaparecido de sus discursos y el pragmatismo identitario lo concretan en la necesidad de un nuevo «estatus», más cercano al modelo confederal que a un proyecto independentista. ¿Por qué esa moderación identitaria? Porque saben que las pulsiones independentistas se han reducido considerablemente desde que la violencia no tensa esa delicada fibra del cuerpo social vasco. Y porque los vascos son conscientes de que ninguna ensoñación milenarista puede proporcionarnos ni mayor ni mejor bienestar.

De manera que el nuevo Parlamento Vasco puede acercar al nacionalismo (PNV+ Bildu) a un 70 % del voto. Pero eso no significa otra cosa que una abrumadora mayoría de fuerzas locales en unas elecciones autonómicas, que cambiará drásticamente en las próximas elecciones generales. Una mayoría más simbólica que otra cosa, porque ellos saben muy bien que si fuerzan su proyecto soberanista y tensan a la ciudadanía con la ruptura con España, la mitad de su electorado les abandona.

Dos apuntes más:

1.- El PNV se ha equivocado haciendo un cambio que quería generacional, al mismo tiempo que reivindica la experiencia y la fiabilidad del lendakari postergado. Operación errónea.

2.- Finalmente, nada cambiará. El PSE hará mayoría con el PNV y la estabilidad y la pluralidad de ese Gobierno continuarán. Los demás no cuentan.

Publicado en La voz de Galicia y La voz de Asturias, 18/04/2024

9 de abril de 2024

Líder a su pesar.

En su madurez personal y profesional, no creo que José Antonio Ardanza pensara en hacer carrera política en su partido o en dirigir la máxima institución política de su país. Su acceso a la Alcaldía de Mondragón en 1979 fue la consecuencia de un compromiso político con su partido y fue, seguro, un acto de responsabilidad para con su pueblo, cargado de emoción democrática, pero también de renuncias familiares y profesionales.

Aquellos años fueron especialmente singulares en nuestra historia democrática. Una violencia masiva y enloquecida (casi cien asesinatos cada año, atentados día sí y día también ) y un espíritu colectivo de lucha y esfuerzo por hacer florecer un camino hacia la democracia y el autogobierno ,lleno de incertidumbres y de miedos.
No conocí a Ardanza hasta que llegó a Gipuzkoa (1983) como diputado general, pero siempre le tributé mi reconocimiento como miembro de aquella generación que construyó la Euskadi democrática y autonómica que tenemos hoy.
Llegó a líder sin pretenderlo. Apareció como la solución a la grave crisis surgida entre Garaikoetxea y el PNV y le hicieron líder a su pesar. No fue ni fácil, ni cómodo para el, gestionar la escisión del partido y gobernar con un grupo parlamentario dividido. Pero Ardanza tuvo que hacerlo, soportando muchas y graves situaciones institucionales, aquellos años.

Cuando el PSE ganó las elecciones de 1986,con 19 diputados y el PNV con 17, Ardanza se retiró de las negociaciones, dejando a Txiki Benegas intentar un tripartito con EA y con EE , que nunca llegó a nacer. Fueron tres meses angustiosos y cuando llegamos a la conclusión de su inviabilidad ,me encargaron contactar con Ardanza para ver si era posible una coalición con el PNV. Ardanza me envió a Juan Ramón Guevara y allí empezó todo. Todo fue una coalición que acabó durando once años, hasta 1998, con la interrupción de 1990, de un gobierno PNV-EA-EE, que duró nueve meses.

Hicimos lehendakari a Ardanza para dar un giro copernicano a la lucha por la paz y al combate a la violencia y Ardanza se convirtió en líder, desde el nacionalismo y desde el Gobierno vasco ,de una sociedad vasca movilizada contra el terrorismo. El nacionalismo vasco que él representaba, se puso al frente de la unidad democratica, que tanta falta hacia en esa lucha. Fue el pacto de Ajuria Enea que Ardanza y su equipo lograron en enero de 1988.
No olvidaré aquella simple frase que él pronunció con pleno convencimiento y máxima solemnidad: «No nos separan solo los medios, también los fines». Allí también empezó todo.

Y digo todo, porque soy de los que creen que el pacto de Ajuria Enea fue un punto de inflexión definitivo en la derrota del terrorismo. El final tardó mucho todavía, pero sin él no habríamos llegado.

En 1998, en los prolegómenos del Pacto de Estella, Ardanza estaba en el hospital y me llamó pocos días después de que el Partido Socialista y el Partido Popular abandonaran el Pacto de Ajuria Enea. Me acuerdo muy bien de sus palabras: «Ramón, si yo no estuviera hospitalizado y tú estuvieras dirigiendo el PSE-EE, esta ruptura, no se habría producido». Voluntariosas palabras, sin duda, porque las cosas iban por otro lado, como bien sabemos.

Tuve una relación con él competitiva y tensa, a veces, sobre todo al principio, pero respetuosa y leal siempre. Amigable al final. En mi partido me censuraban por ceder demasiado, pero haciendo balance, mi convicción es que mereció la pena. Hicimos cosas juntos que cambiaron a Euskadi. La reconversión industrial, la diversificación tecnológica, las comunicaciones, las grandes inversiones de infraestructuras, los grandes servicios públicos... La Euskadi moderna se empezó a construir en aquella Euskadi que hicimos juntos.

Fue líder a su pesar, pero lo fue.

Goian bego, José Antonio .

Publicado en el Correo, 9/04/2024

Hombre de paz, hombre de pactos.

En los tiempos actuales, elogiar estas virtudes resulta especialmente oportuno. José Antonio Ardanza presidió el primer gobierno de coalición de España, el que hicimos a principios de 1987 entre el PNV y los socialistas vascos.

Recuerdo que nos costó explicar a nuestros conciudadanos por qué, siendo el PSE el primer partido en escaños (19) y el segundo el PNV (17), cedíamos la Presidencia del Gobierno. La razón fue simple: necesitábamos que el PNV liderara la deslegitimación social y política de la violencia y necesitábamos que un nacionalista presidiera la unidad de las fuerzas democráticas vascas contra ETA. Aquel pacto fue, como todos, de conveniencia, pero en nuestro análisis la lucha contra el terrorismo era prioritaria, y darle la vuelta al aislamiento político del Estado en su lucha contra la violencia, esencial.

Los acontecimientos nos dieron la razón. En enero de 1988 firmamos el Pacto de Ajuria Enea, que materializaba ambos objetivos. Visto con perspectiva, aquel fue un punto de inflexión extraordinario para derrotar a la violencia. Es verdad que la paz llegó mucho más tarde, pero no habría llegado sin ese cambio copernicano sobre los diez años de fracaso antiterrorista anteriores.

Ardanza asumió ese liderazgo con convicciones propias. Durante más de diez años estuvimos juntos en la gestión de ese pacto y en los gobiernos de coalición de aquella época, y puedo decir que los principios y las convicciones de José Antonio Ardanza, en la vía democrática y en su condena a la violencia, eran firmes y sólidos. Recuerden el desmarque ideológico del PNV en aquel discurso memorable del lehendakari en el Parlamento vasco: «No solo no compartimos con ellos sus medios, tampoco sus fines».

Fue también hombre de pactos. Con todas las fuerzas democráticas para unirnos frente a la violencia. Con los socialistas vascos para expresar la pluralidad identitaria de la sociedad vasca. Con el Gobierno del Estado para desarrollar el autogobierno y para gobernar España. Ardanza creía en ellos y su natural era pactar, aceptar al otro, entenderlo, respetarlo y dialogar con él hasta llegar al acuerdo. El de Ajuria Enea tardó tres días, encerrados todos los líderes de todas las fuerzas democráticas en la sede de la Presidencia. Soy testigo de sus habilidades para lograrlos.

Su otra gran característica fue su compromiso con el autonomismo y con el Estatuto de Gernika. Toda la acción de gobierno de sus mandatos, en el plano identitario, se circunscribe al desarrollo del Estatuto y al respeto a la Constitución. Nuestros acuerdos de legislatura tenían fuertes tensiones nacionalistas, pero estas siempre se produjeron en el marco estatutario-constitucional.

Era un tiempo en el que el pacto era apreciado, tenía réditos sociales y políticos.

Ardanza fue un hombre honesto. Su vida pública fue limpia y honrada. Tolerante para con los adversarios, buen conversador y persona amable en formas y fondo. Hace ya tiempo que dejó la política, pero la política y la Euskadi de hoy lamentamos su pérdida. Q.E.P.D.

Publicado en El Mundo, 9/04/2024