31 de diciembre de 2009

Entrevista para El Mundo.es 31/12/2009.

¿Parece que el Tratado de Lisboa no ha entrado en vigor por cómo se toma España su Presidencia?

- Hay que esperar a que el nuevo sistema comience a andar. La Comisión aún no ha formado el nuevo equipo. La Alta Representante está leyendo papeles. La Presidencia española será la primera del Tratado de Lisboa, pero la última del viejo procedimiento. En el segundo semestre es cuando las cosas van a cambiar de verdad. Herman Van Rompuy ya ha dejado claro que no va a haber más cumbres fuera de Bruselas. En cualquier caso, Zapatero se ha puesto a disposición de Van Rompuy, no tiene afán de protagonismo. Tampoco hay que sobrevalorar este turno, la Presidencia tiene un valor político interno menor.

- ¿Qué mensaje manda la UE eligiendo a dos políticos de perfil bajo para los grandes puestos?

- Delors tampoco empezó siendo ese gran líder. Es más importante elegir a personas competentes en lugar de otras controvertidas como Tony Blair. Veo más problemas en la Alta Representante, pero es un mal menor.

- Pero Catherine Ashton fue elegida precisamente por ser socialista.

- Los británicos jugaron muy bien al presentarla como alternativa. Al ser mujer, también resolvía otro problema.

- Esta elección, ¿refuerza el modelo político intergubernamental?

- La tendencia a concentrarse en los intereses nacionales va a ser el gran problema de los próximos años. Es un debate casi 'hamletiano' en la UE, entre participar en la mesa de la gobernanza global o reducirse a la marginalidad. Y esto afecta a todo, por ejemplo a lo que pase al euro. Si Obama y China se ponen de acuerdo, pueden revaluar la moneda china y así también el euro. Ya estamos hablando sólo del G2.

- ¿Habrá una confirmación rápida de los nuevos comisarios?

- Ya se oye que la búlgara es de extrema derecha o que el checo estuvo en la Universidad en Moscú. El Parlamento tiene ganas de pelea. Quiere ejercer algún papel determinante, y está buscando en el pasado de la gente, a ver cómo les cogen. La Comisión ya va con retraso y no creo que se forme antes de mediados de febrero, lo que puede paralizar el trabajo de la UE y la Presidencia española.

El Mundo.es 31/12/2009

29 de diciembre de 2009

La fortaleza de los nuevos cargos de la UE serán una ayuda para no caer en la marginalidad.

Creo sinceramente, que debemos abogar por dar juego al nuevo presidente permanente de la UE, Herman Van Rompuy, y a la ministra de Exteriores Catherine Ashton en el organigrama de la Unión Europea, a fin de convertirlos en unas figuras muy potentes que ayuden al "club europeo" a hablar con una sola voz.

Y esto debe ser así, porque demasiados intereses nacionales y una falta de unión a la hora de discutir los temas globales, llevan a la UE hacia una cierta soledad internacional.

Además de estos intereses, el problema es que al no estar reunidos ni jugar fuerte en esas mesas, Europa está condenada a la marginalidad. También se da una aparición de nuevos países y nuevas fuerzas en Asia, Brasil, Rusia, India, que están ocupando un protagonismo que Europa pierde.

Ahora emerge una nueva gobernanza del mundo y en el G20 se está articulando una nueva arquitectura financiera para el futuro por lo que es necesario dar continuidad y coherencia a la UE y a aprovechar para ello el nombramiento de Van Rompuy y Ashton.

En este sentido, es totalmente descartable, que vaya a haber un problema de competencias entre Van Rompuy y el presidente del Gobierno español: José Luis Rodríguez Zapatero, dado que ambos cohabitarán en las presidencias permanente y rotativa de la UE, respectivamente.

No habrá problemas por ese lado porque un mérito y un éxito de la presidencia española será, precisamente, que estas dos nuevas figuras tomen visibilidad y aparezcan como nueva vanguardia de la UE.

Estoy seguro de que Zapatero será generoso y trabajará para que esas figuras se consoliden y avancen.

Hay también que recordar, que el propio jefe del Ejecutivo ya ha dicho que va a renunciar a cierto protagonismo competitivo para darle a la nueva vanguardia institucional de la UE un funcionamiento pleno.

Conconsidero así, que con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, la formación de una nueva Comisión, con José Manuel Durao Barroso a la cabeza, y la elección de Van Rompuy y Ashton, se ha resuelto, en los últimos meses, una angustia europea que ha durado diez años, desde que se acordó hacer la Constitución europea.

Declaraciones realizadas a RNE y recogidas por Europa Press.

28 de diciembre de 2009

Corrientes antieuropeas

Pasos históricos en la construcción europea ha habido muchos. Desde el Tratado de Roma (1957) hasta el euro (2000), la integración europea ha avanzado mal que bien. Ahora, en los comienzos de 2010, van a converger dos grandes novedades: la entrada en vigor del Tratado de Lisboa y la puesta en marcha de un nuevo organigrama institucional con una nueva Comisión, un Alto Representante para la política exterior y un Presidente de la Unión. A la presidencia española de este primer semestre próximo le corresponde dirigir esta nueva maquinaria institucional y desarrollar las nuevas potencialidades de esta cuasi Constitución que es el Tratado de Lisboa. La pregunta, sin embargo, es: ¿de verdad estamos avanzando en la integración? ¿Serán estos acontecimientos efectivamente una oportunidad para fortalecer la Unión Europea? Es preciso decir que no hay ninguna garantía de que eso sea así. Dependerá de la superación de las peligrosas corrientes antieuropeas que atraviesan la política de nuestro continente.

La primera es la resistencia nacionalista de las naciones de la Unión a ceder soberanía y aceptar regulaciones europeas en múltiples materias. Una interpretación fundamentalista y rígida del principio de subsidiariedad hará imposibles los avances europeos en múltiples materias. El espacio de libertad y justicia (incluyendo la cooperación policial y la problemática de la inmigración) es buen ejemplo de la necesidad objetiva e imperiosa de unificar leyes y coordinar policías y tribunales, enfrentada a las enormes dificultades de hacerlo por la feroz oposición de los Estados-nación europeos a la supuesta pérdida de su identidad. Al respecto conviene precisar que el nuevo Tratado de Lisboa contempla un procedimiento de defensa de la subsidiariedad (ocho semanas para que los Parlamentos nacionales objeten contra leyes europeas que violan, en su opinión, ese principio) que puede provocar incesantes y, quizás, interminables conflictos en la tramitación de los nuevos poderes legislativos del Parlamento Europeo. En el mismo sentido es destacable la influencia potencialmente negativa para la UE de la sentencia del Tribunal Constitucional alemán de 30 de junio, cuestionando en parte la legitimidad democrática del Parlamento Europeo y estableciendo el principio de que los poderes de la UE "están atribuidos por los Estados" y que corresponde a éstos defender "la identidad constitucional nacional", pudiendo así limitar y condicionar las funciones legislativas o ejecutivas de las instituciones europeas.

La segunda es más sencilla, pero no menos importante. Los intereses nacionales siguen cuarteando nuestra política. Los intereses financieros de la City condicionan al Reino Unido frente a la armonización regulatoria del sector; las relaciones nacionales históricas con los Balcanes nos hicieron fracasar en la espinosa implosión de la ex Yugoslavia; Alemania quiere protagonizar el Este; nos dividen la energía, el agua, las relaciones transatlánticas... Europa no tiene una voz fuerte porque no tiene una voz, sino varias. Somos el 5% de la población del mundo y no seremos más allá del 15% del PIB mundial en unos años. Nuestro debate es hamletiano: ser o no ser. Si no fortalecemos nuestra presencia y nuestra política en las nuevas mesas de la gobernanza del mundo, estamos condenados a la marginalidad. Pero si los intereses nacionales, históricos, económicos o estratégicos de las naciones europeas siguen primando, Obama seguirá mirando a China, India y Rusia, como lo ha hecho en la reciente cumbre de Copenhague. Incluso cabe que EE UU y China pacten una revaluación del euro -acordando la devaluación del dólar- sin que nos enteremos, aunque eso nos provoque gravísimos daños económicos (especialmente a los españoles).

Por último, hay una corriente euroescéptica, o peor, eurófoba, cuya presencia en la vida política europea es perniciosa. Casi 100 de los 750 eurodiputados militan en las peligrosas ideas del ultranacionalismo, haciendo ostentación de su patria chica y desprecio patente de las instituciones europeas. A eso se añade el euroescepticismo latente de los no votantes (más del 50% en la mayoría de los países de Europa el pasado 7 de junio). Son aquellos que no saben de Europa, que no la entienden, que no la ven, que no creen en ella, o peor, que la perciben como una entidad perjudicial para sus intereses, muchas veces porque la política nacional acostumbra a denigrarla para escapar a sus responsabilidades.

Y, sin embargo, 2010 puede ser el comienzo de un tiempo nuevo. La presidencia española debería ayudar a que así fuera. Esa debe ser nuestra primera prioridad: engrasar la nueva arquitectura institucional y dotar a la Unión de una personalidad y de una presencia internacional imprescindible y creciente. Recuperar ese espíritu europeísta que impulsó la Europa del siglo pasado sobre otras coordenadas, con otros argumentos, teniendo en cuenta nuestras nuevas necesidades. Junto a ello, gobernar la crisis y renovar la agenda de Lisboa 2000, para construir un nuevo acuerdo estratégico de Europa a 2020, serán las otras dos grandes metas de nuestra presidencia.

Todo eso corresponde a esta España europeísta -aunque menos de lo que fue-, que preside Zapatero y que comienza estos días de enero de 2010 su gran responsabilidad histórica de presidir la nueva Europa de Lisboa 2010.

El País, 28/12/2009

23 de diciembre de 2009

La Responsabilidad Social y Medioambiental de las Empresas.

Quisiera partir de una doble afirmación como ante-título de este artículo:

1º) La empresa es fundamental en una política de medio ambiente y desarrollo sostenible.

2º) La Responsabilidad Social de las Empresas (RSE), es la piedra de bóveda del compromiso empresarial con el medio ambiente y el desarrollo sostenible


Hace ya mucho tiempo que debiéramos saber que cualquier proyecto de sociedad que pretendamos configurar o crear, exige integrar en él a la empresa. Sus enormes capacidades de impacto la convierten en agente fundamental para la resolución de los grandes problemas de la humanidad y para el avance en todo tipo de proyecto social. Hace ya mucho tiempo que sabemos que la empresa es el motor principal de la actividad económica, la pieza principal de esa maquinaria invisible llamada mercado que regula la actividad de oferta y demanda de productos y servicios a la sociedad. Pero, junto a todo ello, la empresa es una formidable producción de impactos económicos sociolaborales y, desde luego, también medioambientales y en esa medida, toda política de sostenibilidad debe contemplarla en el eje de sus previsiones y actuaciones.

Alguien me preguntará a continuación ¿Y no está el Estado, sus leyes y su capacidad interventora para asegurar que el impacto de las empresas en el desarrollo sostenible, sea consecuencia de las exigencias impuestas por la comunidad? Hace ya mucho tiempo que sabemos también que la Ley y el Estado no son los únicos medios de transformación de la realidad. La globalización, la revolución tecnológica, la externalización productiva, la flexibilidad de los mercados, tantas y tantas transformaciones que están teniendo lugar en esta época de cambios que vivimos (más que una época de cambios, un cambio de época), han ido limitando progresivamente el poder del Estado, al tiempo que crecía el poder de las empresas y sus impactos en la sociedad. De manera que, cualquier política, y desde luego la política medioambiental por el desarrollo sostenible es una de ellas, necesita de la empresa para conseguir los objetivos que nos propongamos. Los acuerdos internacionales, los convenios, las leyes y todos los sistemas regulatorios, nacionales e internacionales que se adopten en esta materia, deben ir acompañados de esfuerzos empresariales voluntarios superadores de los mínimos legales. Hay un campo inmenso por encima de la ley para el desarrollo sostenible y las empresas son protagonistas principales e ineludibles de ese esfuerzo.

Decíamos además que, la Responsabilidad Social Empresarial es la bóveda de un compromiso empresarial con el medio ambiente y el desarrollo sostenible. Ciertamente es este concepto y esta cultura de la empresa en el Siglo XXI los que favorecen el compromiso empresarial con la sostenibilidad medioambiental. En el eje de esta renovación conceptual y ontológica del ser de la empresa en la nueva sociedad, está la respuesta en términos de excelencia de la empresa a las diferentes demandas generadas que plantean los diferentes grupos de interés afectados por ella. Así, la creciente exigencia social a las empresas para que sean responsables y sostenibles, ofrece una extraordinaria oportunidad a prácticas voluntarias, superadoras de los mínimos legales en materia medioambiental. Nadie obliga, por ejemplo, a una empresa de distribución comercial a que su flota de camiones sea progresivamente sustituida por motores híbridos que reduzcan sus emisiones de CO2. Pero si lo hace y lo dice, mejora su reputación corporativa medioambiental y obtiene así una calificación excelente ante los mercados de consumo o financieros por su compromiso medioambiental. Es sólo un ejemplo de la idea que tratamos de desarrollar. La RSE se presenta así como una herramienta de avance social, como una feliz oportunidad de que las empresas, en la búsqueda de su competitividad, incorporen a su estrategia niveles de excelencia en las relaciones con sus empleados, con el medio ambiente y con sus entornos sociales e institucionales más próximos. Es así como se produce una extraordinaria convergencia entre los que se acercan a la RSE porque saben que es una herramienta imprescindible de innovación y modernidad de la gestión empresarial en una economía competitiva global y los que lo hacemos creyendo además, que la RSE puede ser una formidable palanca de cambio social para que puedan avanzar la democracia cívica, la cohesión social, la dignidad laboral y las bases sostenibles de nuestro ecosistema.

RSE: Concepto y razones que la impulsan.
La Responsabilidad Social de la Empresa (RSE), o si se prefiere la Responsabilidad Social Corporativa, es un concepto inevitablemente abstracto y genérico. Trata de describir un ámbito de relaciones internas y externas de la empresa con todos sus grupos de interés (stakeholders), con los que construye un marco de colaboración justa y sostenible. Fue la Unión Europea en su Libro Verde de 2001, quien hizo la definición más precisa: "la integración voluntaria, por parte de las empresas, de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y sus relaciones con sus interlocutores". Más tarde, el Foro de Expertos creado en el Ministerio de Trabajo español, precisó: "Es, además del cumplimiento estricto de las obligaciones legales vigentes, la integración voluntaria en su gobierno y gestión, en su estrategia, políticas y procedimientos, de las preocupaciones sociales, laborales, medioambientales y de respeto a los derechos humanos que surgen de la relación y el diálogo transparentes con sus grupos de interés, responsabilizándose así de las consecuencias y los impactos que se derivan de sus acciones".

De manera que, en estas definiciones tan amplias, la concreción resulta necesariamente compleja y heterogénea. Quizás, la enorme confusión existente sobre este concepto surja precisamente de que la RSE tiene una aplicación forzosamente diferente en función del país de que se trate, del sector económico al que pertenezca la empresa y de la empresa misma, de su contexto social, laboral, comunitario, etc. Es decir, la RSE es una actitud de la empresa frente (o mejor ante) todos los grupos de interés con los que se relaciona, con los que busca un camino de mejora y excelencia en una estrategia de sostenibilidad, entendida ésta en un sentido amplio. Por eso, cada empresa desarrolla su propio camino en función de sus peculiaridades y particulares circunstancias y por eso la RSE ofrece un variado panorama de prácticas, de sistemas de información y de signos externos, que sólo pueden ser juzgados en el contexto del país, del sector económico y de la empresa concreta en las que se realiza.

En el origen filosófico de esta idea está la profunda renovación que se está produciendo en el marco de relaciones que ligan empresa y sociedad. Si tuviéramos que simplificar en una diapositiva esquemática estas transformaciones, lo haríamos configurando el universo de la empresa sobre protagonistas muy diferentes y extrayendo dos conclusiones fundamentales: de una parte, la empresa tiene un creciente impacto en la sociedad y, a su vez, la sociedad penetra progresivamente en el mundo de la empresa.

Todo apunta a que la empresa se inserta en un mundo de mutuas exigencias con la sociedad y con sus instituciones, con los ciudadanos y con sus representantes. Se habla de ciudadanía corporativa desde este fundamento filosófico que contempla a la empresa como un agente y sujeto social decisivo en la configuración de la sociedad. Por eso, bien puede decirse que todos los acontecimientos, incluida la enorme crisis financiera que hemos vivido desde el verano de 2007, han favorecido la expansión de esta cultura empresarial responsable. No es casualidad. En el fondo, las razones que motivaban el impulso de la RSE han seguido haciéndose fuertes en esa transformación paulatina pero irreversible que se está produciendo, desde hace más de una década, en los parámetros que regulan la ecuación empresa y sociedad.

De una parte, el creciente impacto de las empresas en la sociedad del Siglo XXI. Impactos múltiples y multidisciplinares. Económicos, porque la vida y el futuro de los ciudadanos dependen en gran medida de las decisiones de inversión, localización, relocalización, y deslocalización de las empresas en sus localidades y en sus países. Medioambientales, porque junto a la creciente sensibilidad medioambiental de los ciudadanos, crecen las exigencias ecológicas a los procesos productivos y a los productos de las empresas. Todo ello en un contexto en el que los contrapoderes del mercado y del poder empresarial (el Estado y los sindicatos principalmente), han ido reduciendo su capacidad de intervención ante la globalización económica y, especialmente, ante la relocalización empresarial por la flexibilidad de las empresas para ubicar sus planas y procesos productivos en todo el mundo.

Pero, al mismo tiempo, esa misma sociedad penetra y participa de la empresa como nunca lo había hecho. Surgen así con fuerza los stakeholders externos a la empresa configurando una interrelación hasta ahora inexistente. Administraciones locales, organizaciones ecologistas, ONG, sindicatos, medios de comunicación, líderes de opinión, participan crecientemente de la actividad de las empresas. Éstas no pueden ocultar prácticamente ningún secreto de su actividad. Son como invernaderos, todo el mundo las mira, todo el mundo las ve. Los medios de comunicación, Internet, informan sobre ellas. La publicidad de sus logos comerciales les compromete y, aunque la ecuación entre imagen corporativa y mercado es todavía débil, crece la sensación empresarial de que es necesaria una empatía social como base imprescindible de conexión con el mercado. Los consumidores tienen más poder que hace unos años y, presumiblemente, ese poder de soberanía individual adquirirá fuerza colectiva con el tiempo. A su vez los ciudadanos participan en el capital de las empresas y lo hacen a través de las acciones que compran en los mercados bursátiles, de los fondos de pensiones o de los fondos específicos de sostenibilidad que el mercado ha creado para evaluar esta cualidad. Lo hacen también los fondos públicos de los países cuando discriminan sus inversiones en función de los comportamientos responsables de las empresas.

Son todos estos cambios los que están teniendo una progresiva influencia en la expansión de la idea de la responsabilidad social empresarial. La clave no radica en la buena voluntad de las personas, ni en la fuerza reformista de la utopía. Las empresas no están aumentando sus compromisos en materia de responsabilidad social porque los directivos y los consejos de administración se hayan convertido a la ética de los negocios. La clave en la expansión de esta idea es que, por primera vez en la historia del mercado, la sostenibilidad es competitiva. El verdadero motor de la RSE en el mundo en los últimos diez años, es que las empresas han comprendido que sus estrategias de competitividad en la globalización no pueden basarse en la devaluación del medio ambiente, ni en el maltrato laboral, ni en el incumplimiento de normativas internacionales en materia sindical o de derechos humanos, sino que, justamente al contrario, es la superación de esos mínimos, en todos los planos, lo que incrementa su competitividad por el plus de excelencia que incorpora a sus plantillas, a su ambiente laboral, a sus productos y a su productividad, a su empatía social y, a su reputación corporativa.


RSE y Desarrollo Sostenible.
Ya en 1972, la Conferencia de la ONU sobre el Ambiente Humano, publicó mediante declaración consensuada, el reconocimiento de los impactos adversos que la humanidad ocasionaba en su entorno natural. La publicación de 1987, del Informe Brundtland "Nuestro Futuro Común", informe de la Comisión Mundial sobre Medio ambiente y Desarrollo, creada por las Naciones Unidas y presidida por Gro Brundtland, la primer ministro de Noruega, definió el Desarrollo sostenible como "el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades". En el citado Informe Brundtland, también fue recogido el concepto de Empresa Responsable y Sostenible por John Elkington y su relación con la consecución del llamado triple objetivo (triple bottom line): ser económicamente viable, ser socialmente beneficiosa y ser ambientalmente sostenible.

En 1988, se creó el Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) por iniciativa de la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Este Grupo presentó en 1991 un primer informe de evaluación en el que se reflejaban las opiniones de 400 científicos. En él se afirmaba que el calentamiento atmosférico era real y se pedía a la comunidad internacional que tomara medidas para evitarlo.

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, celebrada en Río de Janeiro (Brasil) en junio de 1992. Las conclusiones presentadas por IPPCC alentaron a los 173 gobiernos asistentes para organizar la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio climático (CMNUCC), dio lugar a la Declaración de Río y estableció una agenda para el sector público en el Siglo XXI (Agenda 21).

En marzo de 1997 durante el Foro Río+5 (Brasil), fue redactado el Borrador de Referencia de la Carta de la Tierra y constituida su Comisión y Secretaría para el proceso de debate y consulta que fue ampliamente realizado con carácter universal.

Este recordatorio de las grandes fechas de la sostenibilidad, nos sirve para recordar que, en muchas de ellas han participado también las empresas multinacionales, incorporando las condiciones de entorno social y medioambiental a su estrategia empresarial a medio y largo plazo. Por ejemplo las fundaciones en los años noventa del World Business Council for Sustainable Development-WBCSD (Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo sostenible), como respuesta empresarial a la necesidad de un Desarrollo Sostenible. Esta red, formada por más de 160 empresas multinacionales, considera la RSC un elemento clave para avanzar hacia un mundo sostenible a través del crecimiento económico, el equilibrio ecológico y el progreso social.

Como dice Domingo Jiménez Beltrán: "Conviene recordar que mientras se revisa la Estrategia de Desarrollo sostenible, ésta sigue en vigor. La estrategia específica de la sostenibilidad ambiental tiene como prioridades: El Cambio climático y energía limpia, Salud, Gestión de recursos naturales y biodiversidad, Transporte y territorio. Establece obligaciones muy ambiciosas de medios o de condiciones para el cambio: Disociar crecimiento económico del uso de recursos, precios justos (internalización de costes), consulta con interesados y público y, evaluación de la sostenibilidad de nuevas propuestas. Si estas obligaciones se aplicaran y fueran una referencia obligada de los procesos de RSE, darían un vuelco total a la situación comunitaria respecto al desarrollo sostenible".

Una mirada al futuro.
Bien puede decirse que la RSE ha tenido en España un importante desarrollo. Empresas, Universidades, Organizaciones No Gubernamentales, Instituciones Autonómicas, etc., han entrado con fuerza en este debate y se están realizando interesantes aportaciones e iniciativas en el desarrollo de la RSE. Es significativo, como ejemplo de ello, el que la propuesta de Global Compact de Naciones Unidas, haya tenido en España un número de empresas adheridas muy superior al del resto de países del mundo. También son destacables los esfuerzos de las grandes compañías españolas por incorporarse con rapidez y profundidad a las exigencias de RSE, estableciendo potentes estructuras de gestión para ello, elaborando extensas memorias-balance de los aspectos sociales y medioambientales y, protagonizando notables esfuerzos sectoriales por ordenar y mejorar los criterios exigibles en materia de RSE.

Paralelamente, lo que se conoce como sociedad civil, es decir, universidad, ONG, consumidores, ecologistas, medios de comunicación, etc., están desarrollando una intensa tarea de propagación y vertebración social de la cultura RSE. Es sabido que la expansión de la cultura RSE y su influencia desde los mercados en la empresa, depende de una sociedad informada, de una opinión pública madura, capaz de discernir en sus operaciones de compra y de inversión. Pues bien, el esfuerzo formativo e informativo de las universidades y medios de comunicación en los últimos años, es notable. La tarea de concienciación y vertebración de los nuevos agentes sociales en esta cuestión, es también digno de ser resaltado. Varias e importantes ONG, sindicatos y consumidores, han creado el “Observatorio de la RSE”, cuyas actividades e influencia crece día a día.

La RSE sigue avanzando en España de manera notable. Especialmente en las iniciativas de las empresas y de las organizaciones sociales. El avance en la información y el reporte de RSE de las empresas es imparable e irreversible. Cada vez se hacen más y mejores memorias de sostenibilidad y, cada vez mayor número de empresas están incorporando políticas de RSE a sus estrategias competitivas. En el ámbito universitario el avance es espectacular, destacando la iniciativa de la Real Academia de las Ciencias Económicas y financieras para la elaboración de una asignatura troncal sobre esta materia.

Desde el año 2000 no han parado de producirse iniciativas públicas y privadas, experiencias empresariales y aportaciones teóricas incesantes sobre esta cuestión, incluyendo políticas públicas en diferentes países. Con frecuencia aparecen nuevos índices bursátiles para calibrar la calidad ecológica y socio-laboral de las empresas. Hay un goteo incesante de noticias sobre actuaciones empresariales y agrupaciones sectoriales que desarrollan iniciativas y estrategias de RSE. Como simple botón de muestra cabe decir que las publicaciones periódicas con información de RSE son constantes y, desde luego, diarias en la Red.

En el campo institucional la actividad no ha sido menor. El Libro Blanco del Congreso de los Diputados, presentado en diciembre de 2006, el Foro de Expertos creado por el Ministerio de Trabajo, estableció 29 recomendaciones (http://www.mtas.es/empleo/economia-soc) y el diálogo social entre CEOE y sindicatos que culminó con la creación del Consejo Estatal de RSE en febrero de 2008, son muestras de ello. Pero no sólo. También ha habido avances importantes con la puesta en marcha de políticas directa o indirectamente relacionadas con la RSE. Leyes como la de Dependencia, o la de Igualdad, el Plan Concilia, la incorporación de cláusulas sociales en las contrataciones públicas, el Código del Buen Gobierno para el Gobierno de España y el Código de Transparencia de las sociedades mercantiles elaborado por la CNMV, son algunas muestras de ello.

Pero una mirada al futuro sobre estas bases tan prometedoras, nos ofrece algunos elementos de reflexión obligada:

Sigue existiendo una peligrosa confusión conceptual entre RSE y conceptos paralelos. Así ocurre por ejemplo con la Acción Social de la empresa. Una o varias y determinadas acciones sociales no configuran una estrategia de RSE, aunque ayuden a identificarla o a prestigiarla. Es decir, no conviene confundir la parte con el todo. Veamos algunos ejemplos: Una empresa puede realizar una magnífica obra social con la incorporación de personal discapacitado a su plantilla o con la escolarización de niños en países sin red escolar, pero esas nobles y apreciables políticas no otorgan por si solas una etiqueta de RSE. Mucho menos si van acompañadas de otras prácticas laborales, medioambientales, etc. que no concuerdan para nada con las exigencias de la RSE o son abiertamente contrarias al camino de la excelencia que implica la responsabilidad social. Muchas compañías en el mundo están realizando grandes prácticas de Acción Social creyendo que con ellas entran en el selecto club de Empresas Responsables y Sostenibles. Crean grandes Fundaciones, dedican un determinado porcentaje de sus beneficios y hacen fuertes campañas de marketing social con esas acciones, olvidando muchas veces el resto de diálogos y compromisos que atañen a una empresa. La RSE, es una actitud de la empresa respecto a la sociedad y a su entorno sociolaboral y ecológico, que entraña un conjunto de prácticas superadoras de los mínimos legales exigibles y que adquiere dimensión de estrategia global en el conjunto de las operaciones productivas y de gestión del negocio. Es decir, es una concepción de la empresa y de la gestión del negocio íntegramente concebido desde una visión de sostenibilidad y de excelencia laboral.

Algo parecido ocurre con la reputación corporativa, que no es sino la consecuencia de esa estrategia responsable y sostenible (aunque no sólo). Si la Reputación Corporativa se refiere únicamente a la estrategia de comunicación y marketing de la compañía, no estamos hablando de RSE. Hasta no hace mucho tiempo, muchos departamentos de comunicación de grandes empresas estaban formados por periodistas, publicistas y abogados encargados de velar por "la buena imagen" de la compañía y de protegerla contra informaciones o reclamaciones molestas. Hoy, muchos de esos departamentos se han convertido en gestores de la RSE, desde una concepción más interna, más previsora, más integradora de la cultura responsable y sostenible, precursores y dinamizadores en la propia empresa de las exigencias de la RSE. Por eso, cuando la estrategia de Reputación Corporativa tiene como eje la explotación comercial de una estrategia de Responsabilidad Social de la Empresa, la búsqueda de una empatía social con la marca y con los productos de una empresa empeñada y caracterizada por sus constantes esfuerzos en mejorar la calidad de sus múltiples diálogos con sus grupos de interés (desde clientes a Comunidades, desde trabajadores a proveedores, etc.) entonces sí, entonces hemos dado en el núcleo de una política de competencia basada en la sostenibilidad de la empresa y de sus productos. La Reputación Corporativa es, por tanto, el resultado y no el origen de la RSE. Así concebida, será la estrategia de comunicación resultante de una política de responsabilidad social de la empresa.

La necesidad de unificar y homologar los medios de información y verificación de la RSE. Admitiendo que estamos tratando de un concepto supranacional, es decir, que debe ser referenciado al ámbito internacional en que se mueven las empresas, es preciso reconocer la ausencia de sistemas homologados internacionalmente para el control y verificación de la RSE. Siendo notables muchas de ellas, hemos de reconocer que existe una excesiva heterogeneidad de iniciativas privadas o públicas en todo el mundo para tratar de conceptuar u homologar la RSE.

En el plano ecológico, la aproximación de las normativas internacionales permite una visión más fácil del comportamiento sostenible de las empresas, y un control más homologado dada la existencia de índices internacionales conocidos. Pero en el terreno de los recursos humanos, en el llamado plano interno de la RSE, esto resulta extraordinariamente difícil porque no existe una norma internacional ni una guía internacionalmente aceptada sobre la que referenciar la memoria sociolaboral de las empresas. A esto hay que añadir dos factores de la diversidad empresarial que no conviene olvidar. De una parte, las enormes desigualdades existentes entre los distintos sectores económicos a la hora de establecer su modelo correspondiente de RSE. Nada tiene que ver, por ejemplo, el sector textil con el sector bancario, o las industrias extractoras de minerales y combustibles con la industria aeronáutica. De otra parte, la diferente normativa socio-laboral existente en los diferentes países del mundo en los que operan las empresas. Si la RSE es la superación voluntaria del cumplimiento de los mínimos legales en todos los ámbitos, la pregunta que surge a continuación es ¿Qué ocurre cuando esos mínimos en muchos países del mundo son irrisorios respecto a las leyes exigibles en los países de la OCDE?.

RSE y PYMES. El nuevo paradigma de la economía globalizada es el outsourcing, dicho en castellano, la externalización productiva, y dicho en términos más vulgares, la subcontratación. ¿Cómo se verifica la RSE de una empresa en la que una parte sustancial de su actividad se subcontrata a través de una cadena interminable de proveedores en múltiples países del mundo?. La empresa que presenta una memoria social brillante, ¿debe informar sobre las condiciones de trabajo de sus proveedores? La cuestión es muy importante, porque no olvidemos que el 95% de las empresas son PYMES, y una gran parte de ellas forman parte de esas cadenas de subcontrataciones. En mi opinión, la extensión de la RSE a los proveedores es una condición inexcusable de una política integral de RSE y sólo en la medida en que lo sea, la RSE se extenderá verdaderamente al conjunto del tejido empresarial, porque esta cultura empresarial sólo llegará cuando las grandes compañías, que operan en todo el mundo, exijan a sus proveedores criterios de sostenibilidad y responsabilidad social. A este respecto, la información en las memorias de RSE de las empresas subcontratadas en el proceso de producción, es un primer paso, muy importante, en la transparencia de la RSE.

La presión medioambiental es creciente y las exigencias sociolaborales son tenues. La experiencia de desarrollo de la RSE nos permite observar que la sociedad ejerce una creciente presión a las empresas sobre aspectos medioambientales. Sin embargo, las demandas de calidad socio-laboral en sus prácticas internas o de subcontratación, son débiles, por no decir inexistentes. Una buena manera de confirmar este aserto es comprobar la naturaleza de la publicidad de las grandes marcas. Compañías eléctricas, automovilísticas, líneas aéreas, constructoras, grandes firmas comerciales del mueble o de cualquier otro producto, se comunican con los ciudadanos en su marketing comercial, destacando logros medioambientales o características ecológicas. Más allá de la veracidad de sus anuncios, es lo cierto que la elección de estos temas para conquistar los mercados certifica la existencia de una ciudadanía concienciada y cada vez más exigente con estos temas. Las emisiones de CO2 de los automóviles o de las compañías aéreas, la naturaleza renovable y verde de la energía, el tratamiento reciclable de envases y materiales de diversos productos, o la certificación de las maderas y de otros materiales de construcción, etc. etc., ponen en evidencia que las características medioambientales están sometidas al ojo crítico de la opinión pública y que de ahí se deriva un compromiso creciente de las empresas por superar los mínimos legales y alcanzar cuotas de excelencia sostenible. Tan es así, que bien podría decirse que muchas empresas están configurando sus políticas de RSE exclusivamente sobre aspectos medioambientales, lo que por definición no es estrictamente malo, aunque sí incompleto o insuficiente desde una perspectiva integral de responsabilidad social empresarial.

RSE y Crisis. Frente a quienes creen que la crisis económica y financiera destruirá la experiencia responsable y sostenible de las empresas de estos últimos años, es preciso recordar que, bien analizada, la crisis que estamos sufriendo es precisamente una crisis de irresponsabilidad: la de las hipotecas subprime; la de las empresas de raiting; la de los defraudadores financieros; la de inversores especuladores; la de los altos e injustificados salarios y bonus; la de las ganancias financieras desproporcionadas y a corto plazo; la de quienes se han acomodado en sectores burbuja sin planificación futura; la de quienes no han hecho previsiones y esfuerzos en tiempos buenos para sortear los malos. La sociedad está pagando hoy las consecuencias de esas prácticas y actitudes y su creciente irritación le hará huir mañana de todos estos comportamientos. Crece así la línea de exigencia de los consumidores, de los inversores, de los trabajadores, de los ciudadanos al fin, para con las empresas. Esa exigencia social múltiple es un fenómeno objetivo e inevitablemente creciente a medida que aumenta la formación, la conciencia, la vertebración y, en definitiva, la madurez de la sociedad y de sus instituciones.

Si las demandas de la sociedad hacia las empresas se hacen patentes, esa línea gruesa que impulsa la RSE, consolidará su evolución. De manera que, bien podríamos extraer una primera conclusión y es que la RSE como cultura prudente y sostenible del negocio, saldrá fortalecida de esta crisis. También creo que los fallos en la regulación nacional y en la coordinación de la supervisión internacional, en los controles internos y externos de las empresas, van a transformarse en un aumento de la transparencia sobre su actividad financiera y sobre sus decisiones estratégicas. De igual manera han salido derrotados de la crisis la visión cortoplacista de la actividad empresarial y la búsqueda del máximo beneficio en el menor plazo, porque se ha demostrado que son la mayoría de las veces causa de resultados trágicos.

En definitiva, la crisis fortalecerá los valores de "la nueva economía", la basada en el conocimiento y en la información, en la tecnología y en la inversión, en la formación continua y en la I+D+i. La apuesta por esos valores, por unas relaciones laborales de calidad que atraen a los mejores y los fidelizan a la empresa, sale fortalecida de una crisis que golpea y castiga lo contrario. Una empresa "limpia", ecológica, sostenible, con una vitola de responsabilidad social emerge de la crisis con un plus de competitividad frente a la empresa "tóxica" e irresponsable.

Por último, la crisis intensificará la vigilancia de las empresas hacia sus proveedores. La creciente vulnerabilidad de las grandes firmas en la globalización económica y en la sociedad de la información, les obligará a extremar sus cuidados en la subcontratación y a establecer crecientes controles a la trazabilidad de sus productos agregados. Esta será así, una nueva oportunidad de fortalecer y extender la cultura responsable-sostenible a las PYMES, factor fundamental en un proyecto expansivo de la RSE al mundo productivo.

.El futuro de la RSE depende en gran parte de la demanda de responsabilidad social a las empresas por parte de la sociedad. Gran parte del camino recorrido en materia de RSE responde a políticas de oferta de las empresas, es decir, son ellas las que se esfuerzan en adaptarse a estas nuevas exigencias de la sociedad en materia social y medioambiental. La pregunta sin embargo es: ¿realmente la sociedad aprecia estos esfuerzos? Dicho de otra manera, si los inevitables incrementos de costes que comporta una política integral de RSE, no son compensados en la cuenta de resultados, la RSE se acabará convirtiendo en un elemento complementario de la política de la empresa, no en un vector nuclear de su estrategia.

La RSE debe transformarse en una mejora de competitividad y de resultados de la empresa y para ello es necesario que la sociedad aprecie los esfuerzos de la compañía en materia laboral, medioambiental, institucional, etc. La mejora de reputación de la compañía debe materializarse en los mercados, en el consumo, en el aprecio institucional, en la valoración bursátil, etc. Hace falta pues, una sociedad sensible a los comportamientos de las empresas, informada en primer lugar, formada en esas apreciaciones, organizada y vertebrada para esas demandas.

Pero debemos reconocer que la fortaleza de la nueva sociedad civil es todavía un ideal. Los consumidores, por ejemplo, están muy débilmente organizados. Las ONG no paran de crecer en número, pero faltan grandes firmas del voluntariado. Aumenta la prensa salmón y la información económica en general, pero falta un seguimiento crítico al sector empresarial. De manera que hay mucho voluntarismo en esta apelación a la sociedad viva y vertebrada capaz de premiar y castigar en el consumo y las inversiones a las empresas en función de su comportamiento social, ecológico o laboral. Por último, no olvidemos que la voluntariedad es consustancial a la RSE, pero ello a su vez, la hace minoritaria y excepcional. Para muchas empresas, la RSE es un plus a su cuenta de resultados, no un factor determinante de su competitividad.

Son estas constataciones las que explican, entre otras muchas, las apelaciones a una política pública de la RSE. Fortalecer la demanda de RSE desde una sociedad madura, informada, formada y con criterio, no es sólo un objetivo esencial de una democracia avanzada y de una ciudadanía responsable, sino la condición para que las empresas se comprometan con los grandes objetivos de una sociedad cohesionada, socialmente justa, laboralmente digna y sostenible.

• Las políticas públicas de impulso a la RSE. Fomentar esta cultura, extenderla entre las empresas, requiere una política. La Política con mayúscula. La Política que establece normas favorecedoras de esta cultura y organismos de fomento, apoyo y evaluación como los que ya hemos comentado. La Política que impulsa Normas internacionales para homologar Requisitos Mínimos. La Política para hacer más rico el diálogo social entre los agentes sociales y promover acuerdos voluntarios de RSE. Pero también, la Política que promueve valores y genera conductas sociales en esta cultura de Responsabilidad Social.

La Política para fortalecer las organizaciones cívicas que protagonizan aspectos fundamentales de la actividad empresarial y la participación de todos aquellos sectores de la sociedad afectados por sus actuaciones. Política para elevar la conciencia de los ciudadanos sobre la importancia de la RSE y fortalecer las expectativas de la sociedad sobre el comportamiento de las empresas respecto a estos temas.

La expansión de esta cultura de Responsabilidad Social dependerá de que sea impulsada políticamente. Eso implica gobiernos que lideren un discurso a la sociedad, que eduquen en colegios y universidades, a través de "Educación para la Ciudadanía" promoviendo esa cultura, que fortalezcan organismos internacionales y etiquetas homologables, que fomenten esta estrategia entre sus empresarios, que la incorporen a la negociación colectiva de acuerdo con los sindicatos, que la exijan a las empresas en sus balances sociales y a las que obtienen créditos para la cooperación al desarrollo o concursan en grandes obras públicas, o en grandes Servicios públicos.

La RSE será lo que una sociedad democrática, educada, avanzada, consciente y moderna, quiera que sea. Pero todo eso no se consigue bajo el fácil y engañoso "dejar hacer". Para que la RSE sea una herramienta de cambio, no la panacea ni la pócima milagrosa de la injusticia laboral o social, sino un buen instrumento a favor de un avance en la causa de la justicia y de la igualdad, necesita de la política. Y la izquierda debe, puede y espero que quiera, dar a esta cultura de estrategia social de las empresas, la dimensión y el horizonte que su potencial demanda.


Artículo integro publicado en la revista: AMBIENTA.



21 de diciembre de 2009

La vergonzosa fotito del "tomate"


Resulta francamente vergonzosa la "fotito del tomate" del presidente del PP, Mariano Rajoy, porque sin saber nada, ya está poniendo precio a algo que no ha estado en la negociación del regreso a Marruecos sin condiciones de la activista Saharaui, Aminetu Haidar.

Y resulta igualmente lamentable ,la acusación, de este viernes, de Mariano Rajoy al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de permitir a Marruecos aumentar las exportaciones de tomates a España sin aranceles a cambio de permitir el regreso de Haidar, que estaba en huelga de hambre en el aeropuerto de Arrecife (Lanzarote).

Si no se hubiese resuelto bien y Haidar no estuviese sana y salva en su casa no se estaría discutiendo ahora sobre la conveniencia de las actuaciones del Gobierno.

El PP muestra muy malas maneras y no está dándole al Ejecutivo la autoridad y la confianza que merece cualquier gobierno de cualquier país en un problema de este tipo.

El Ejecutivo ha resuelto esto con dignidad y considero un poco absurdo el sentimiento pesimista español en todos los acontecimientos de carácter internacional. Sinceramente, esto se ha saldado con un acuerdo que ha salvado la vida de esta activista y ha dejado el contencioso político donde estaba.

La presidencia española de la Unión Europea, comenzará en enero de 2010, y creo que lo que importa es que Europa inicie esta nueva andadura y no que España tenga un protagonismo especial.

Considero fundamental que la Unión se convierta en un país ciertamente unido y con una sola voz en la gobernanza del mundo que está emergiendo en los últimos meses.

Yo creo que no es fácil, porque confieso que sigue habiendo muchos intereses personales, muchos nacionalismos en Europa. Desgraciadamente para mí, mi impresión inicial como nuevo eurodiputado ha sido precisamente esa, pero también estoy convencido de tenemos que intentarlo.


Declaraciones realizadas a Telecinco y recogidas por Europa Press.

20 de diciembre de 2009

Comida-Mitin PSOE Cantabria: en apoyo a la Energía Eólica.

Hoy he participado en la comida-mitin navideña del PSOE de Cantabria, en Santander.

El acto de hoy ha servido para ratificar el apoyo de los socialistas europeos a la apuesta por la energía eólica que impulsa el PSOE en Cantabria y para considerar otros temas que apunté en el discurso:

Nos enfrentamos ante unos nuevos problemas: los derivados de la crisis, que ha exigido un esfuerzo económico brutal de todos los países con dinero de los contribuyentes.
Sin embargo, cuando ahora se exige dinero para sortear el gasto que se ha hecho en los presupuestos públicos, no tenemos capacidad para reclamar ese dinero a quienes más tienen y a quienes más provocaron la crisis.

Ello se debe a que existen paraísos fiscales y el capital se escapa y a que, por ejemplo, no hay una organización que permita cobrar una tasa fiscal internacional a los movimientos financieros especulativos.

Por ello hace falta una nueva izquierda que dé respuestas a los nuevos problemas, que vuelva a reinventar soluciones, que vuelva a enamorar a la gente como la enamoramos durante un siglo entero para ser mayoría y hacer lo que hicimos en el mundo.

Esa izquierda está aquí. Somos esa memoria y ese reto, para quien la izquierda tiene ante sí grandes compromisos.


Así, podemos recordar los grandes acontecimientos ligados al progreso que se han dado desde el nacimiento, hace más de cien años, del Partido Socialista Obrero Español, que se creó, para defender la dignidad laboral.

El PSOE conquistó la democracia formal, reivindicando el voto de los hombres, primero, y de las mujeres, después. Y el partido fue capaz de reconstruir esa democracia tras la represión franquista, en lo que han sido los 30 mejores años de la historia del país, que han estado marcados por el avance, el progreso, la democracia, la libertad, la construcción del Estado del Bienestar y la mejora de la calidad de vida.

Es por esto, que aunque en España siga habiendo enormes lagunas y enormes aspiraciones no se puede negar la enorme evolución que hemos dado.

No hay que olvidar que el PSOE metió a España en Europa, con el gobierno de Felipe González. Una cosa importantísima para nosotros. De nuevo volvimos a pisar con peso, con fuerza, con dignidad, las alfombras de los grandes palacios internacionales.

Este partido construyó el estado de las autonomías, gestó el Estado del Bienestar, hizo realidad que la educación y la sanidad fueran derechos de las personas al margen de su condición económica. Asimismo, puso en marcha una Seguridad Social que aunque no es rica, es segura y solvente, ya que da pensiones a 8,5 millones de personas.

Fue este partido el que construyó esta España que hoy conocemos y con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se ha producido en España una expansión de derechos ciudadanos como nunca se había conocido, para que todos seamos iguales. Los homosexuales, o los sordos, o los muy mayores, o los inmigrantes, o los emigrantes.

En el 2010, en lo que es la segunda década de este siglo XXI, hay nuevos retos, nuevas exigencias, nuevas palpitaciones de la gente que siguen reclamando de la izquierda y de este PSOE que somos nuevos retos y nuevas respuestas.

Estamos, no en una época de cambios, sino en un cambio de época.

En este momento todo está cambiando, por una revolución tecnológica como nunca habíamos tenido en la Historia de la Humanidad. Una revolución de Internet que está dando lugar a una sociedad nueva que reclama de la izquierda nuevas respuestas a problemas como el cambio climático,que toca a nuestras puertas porque efectivamente vamos a cargarnos el planeta.

Por último, es necesario apostar por una nueva arquitectura económica y financiera. La crisis exige una nueva regulación del capitalismo, una nueva ordenación del mercado, un estado más fuerte y capaz para responder a los intereses de la gente y evitar que los intereses especulativos e irresponsables destruyan el mundo.
 

16 de diciembre de 2009

Decálogo para una Política para las Víctimas del Terrorismo.

Intervención Estrasburgo, 15/12/2009.

Buenas noches.

Señor Barrot, no es casualidad que hayan hablado toda una serie de eurodiputados que somos españoles.

En el País Vasco, hemos sufrido muchas veces, además de la agresión terrorista, las víctimas han sufrido después: el desprecio o el silencio, y es por eso que se ha ido produciendo un movimiento de reivindicación de las víctimas que requieren, yo creo, una política de víctimas del terrorismo.

Dejemé que le translade, sumándome a las intervenciones de todos mis compañeros, a favor, de una carta o de una aproximación común a esa política, que le señale diez aspectos que me parecen claves, casi telegraficamente:

1. La Política de las Víctimas requiere el acompañamiento público, el reconocimiento y el apoyo social a las Víctimas.

2. Una rápida y efectiva compensación de los daños.

3. Un tratamiento igual a todas las Víctimas.

4. Un consenso político y social, sobre las medidas que se instrumentan para las Víctimas del Terrorismo.

5. Una política de deslegitimación, un discurso social y político de los violentos.

6. Un castigo ejemplar a los culpables, con un acceso a la justicia rápido y eficaz para las Víctimas.

7. Una Educación y una Pedagogía contra la violencia en la población.

8. Una garantía de -no repetición- a las Víctimas de las agresiones sufridas, (que también puede ocurrir).

9.Unas políticas de memoria para no olvidar a las Víctimas.

10. Una política de reconciliación social para cerrar las heridas que provoca el terrorismo.

Este es el decálogo, que yo le propongo, para una política común, para las Víctimas del Terrorismo.

Gracias, Sr. Barrot.

12 de diciembre de 2009

Conferencia de Clausura de la IX Reunión de la Comision Parlamentaria MX-UE.

DIP. RAMÓN JAUREGUI ATONDO:

Muchas gracias José, muchas gracias a todos ustedes por su presencia.

Si yo tuviera que hacer un resumen breve de lo que ha sido este encuentro, yo diría, desde el punto de vista formal, que la Delegación mexicana ha hecho gala de la hospitalidad, de la seriedad y del espíritu constructivo con el que aborda este Comité Parlamentario Mixto entre Europa y México, y nosotros estamos muy satisfechos, muy contentos de la manera en la que la Delegación mexicana y su presidente en particular, José Guadarrama, nos han tratado y con la manera con la que han planificado los trabajos, las reuniones, la intensidad, la viveza con que hemos trabajado.

Si tuviera que hacer un resumen del contenido de nuestro trabajo yo diría que ha habido, digamos, tres grandes planos, sobre los que hemos discutido y elaborado alternativas y propuestas.

En el terreno de la relación económica entre la Unión Europea y México, hemos constatado un crecimiento sostenido importante en los últimos ocho o nueve años de las relaciones comerciales entre la Unión Europea y México, un crecimiento en el entorno de los 200 por ciento, aproximadamente, de nuestras relaciones comerciales, de la presencia empresarial europea en México.

Pero hemos constatado también dos cosas que queremos abordar, una parte, que México no está aprovechando suficientemente la oportunidad del Tratado de Libre Comercio para exportar más a Europa, y dos, que las pequeñas y medianas empresas mexicanas no están siendo suficientemente informadas o conectadas con las oportunidades que el Tratado ofrece.

En el terreno de la cooperación, hemos destacado la conveniencia a hacer más intensas las comunicaciones entre lo que llamaríamos el mundo universitario de la tecnología, de la investigación.

Nosotros creemos que hay una necesidad imperiosa de fomentar la cooperación de estudiantes mexicanos en Europa de formación postgrado, de los cuadros técnicos de México en cursos de masters o en escuelas especializadas en Europa, la oportunidad y la posibilidad de mejorar los intercambios entre universidades, de acentuar la cooperación en materia de investigación, todo ese capítulo de la sociedad de la información, de la tecnología, de la investigación, yo creo que es un campo en el que México y Europa tienen que darse más la mano, tienen que producir más intercambio, y en ese sentido las dos delegaciones hemos convenido en acentuar esfuerzos económicos pero también empresariales, para que este intercambio no sea tan limitado a un numero demasiado pequeño de mexicanos o de europeos en relación con su presencia aquí.

Yo diría que en el terreno de la política, lo más destacable sería la necesidad de fortalecer los espacios comunes para que dos grandes potencias, como somos México y la Unión Europea, participemos conjuntamente de los grandes foros y de los grandes debates europeos.

En ese sentido, ya en lo que se refiere al G20 y la construcción de una nueva arquitectura económica y financiera para el mundo, ya la Cumbre de Copenhague y la del año que viene en México, previsiblemente, todas estas grandes materias van suscitando la conveniencia de fortalecer un punto de vista común, una posición política, digamos unívoca entre México y la Unión Europea, para hacernos fuertes en esas nuevas mesas de la gobernanza del mundo que están emergiendo en los últimos meses afortunadamente, puesto que el mundo nos llama, llama a nuestra puerta, a la puerta de la política supranacional para resolver las grandes cuestiones que tiene la humanidad pendientes, desde la pobreza, hasta una nueva arquitectura económica, como hemos dicho antes.

Yo diría que estos tres temas son los principales, pero es muy probable que ustedes tengan un interés más concreto sobre cuestiones más detalladas.

(Posteriormente se pasó a una breve rueda de Prensa que puede leerse en la web de Comunicación Social de el Senado de la República).





Texto íntegro de la Declaración Conjunta.


Fotos: Senado de la República. Comunicación Social.

11 de diciembre de 2009

IX Reunión de la Comisión Parlamentaria Mixta México-Unión Europea. (10/12/2009).



Durante los días 10-11 de Diciembre, se está celebrando en la Ciudad de México, la IX Reunión de la Comisión Parlamentaria Mixta México-Unión Europea.

La jornada de Inauguración se realizó en el patio central del Palacio Legislativo de Xicoténcatl en el Senado de la República.




La apertura del acto corrió a cargo de el Presidente de la Delegación Mexicana ante la Comisión Parlamentaria Mixta México- Unión Europea, senador José Guadarrama Márquez (PRD).

Estas son algunas de mis aportaciones a la jornada del día 10:



En primer lugar, decir que el objetivo de esta reunión parlamentaria es “hacer más Europa en México y más México en la Unión Europea”, para ello se debe trabajar con rigor en un diálogo fresco, abierto y sin límites en los acuerdos entre ambas regiones.

México es para la Unión Europea un socio fundamental, un aliado importante para construir juntos proyectos de interés mutuo.

Quienes integran esta Comisión Mixta son representantes de la soberanía popular de ambos pueblos y que tienen la responsabilidad y la misión de revisar las acciones y hacer una autocrítica del trabajo para poder proponer alternativas y dirigirlas a los Ejecutivos.

Esta reunión debe hacer honor a su alto perfil político y servir para inaugurar "un tiempo nuevo" en los lazos bilaterales y posiciones comunes multilaterales con propuestas concretas dirigidas a los gobiernos.

Con relación a la asociación estratégica de Mexico con la Unión Europea, es conveniente resaltar que aunque hay un tratado específico con México, los acuerdos son generales, por lo que es necesario buscar temas concretos para que haya acuerdos específicos entre México y la UE, al margen de los acuerdos que ya existen.

Es verdad que la crisis económica nos afecta gravemente, que la globalización crea grandes incertidumbres, pero sin embargo tenemos una maravillosa oportunidad que se está abriendo en el multilateralismo cooperativo.

La crisis financiera reclama un esfuerzo brutal de todos para reconfigurar una nueva arquitectura económica y financiera para el mundo.

Por ello llamo a seguir trabajando para que el mundo financiero contribuya a paliar los costes de la crisis de forma significativa.


Fotos: Senado de la Repùblica.Comunicación Social

Mientras el PP dice defender a los internautas, en Bruselas vota contra sus derechos. Comunicado: 10/12/2009

En relación a las declaraciones del vicesecretario general de Comunicación del Partido Popular, González Pons, de recurrir la ley si el Gobierno mantiene los cortes administrativos en Internet, el secretario general de los socialistas españoles en la Eurocámara, Ramón JÁUREGUI recuerda que la mayoría de eurodiputados del PP votó en contra de la autorización judicial previa en la votación que tuvo lugar en el Parlamento Europeo:

El PP vuelve a aplicar un doble rasero, en España defiende una idea y en Europa vota lo contrario, con la única intención de engañar a los ciudadanos españoles.

La actitud del PP sólo se puede calificar de hipócrita.El 5 de mayo, casi todos los eurodiputados del PP, incluidos Alejo Vidal Quadras, Pilar del Castillo, José Ignacio Salafranca, Carlos Iturgáiz, Carmen Fraga o Agustín Díaz de Mera se abstuvieron o votaron en contra de la enmienda 138 [1] , que exigía que sólo previa resolución judicial se pudiera imponer una restricción a Internet.

Y lo volvieron a hacer durante la votación de la propuesta final, el pasado mes de noviembre, cuando rechazaron una enmienda, presentada por los socialistas europeos, que exigía la existencia de una orden judicial.

Tanto el PSOE como el gobierno de Rodríguez Zapatero siempre defenderán los principios fundamentales del derecho comunitario, apostando por un espacio jurídico más seguro y más garantista para las y los internautas.
Por ello, animo a los populares a acabar de una vez con la farsa que han creado y a "arrimar el hombro" para hacer un sistema legal sobre Internet adaptado a los retos actuales.

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[1] Enmienda 138. Principios rectores:
"aplicando el principio de que no cabe imponer restricción alguna a los derechos y libertades fundamentales de los usuarios finales sin una resolución previa de las autoridades judiciales, en particular de conformidad con el artículo 11 de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea en materia de libertad de expresión y de información, excepto cuando la seguridad pública se vea amenazada, en cuyo caso la resolución puede ser posterior"

Comunicado, 10/12/2009.

10 de diciembre de 2009

Cambios en Europa

En sólo una semana se han producido cuatro grandes acontecimientos pro-europeos.

1) La entrada en vigor del Tratado de Lisboa el primero de diciembre de 2009, tras nueve años de bloqueo político en la Unión Europea, que abre una nueva etapa de posibilidades. Europa deja atrás Niza y con sus nuevas vestimentas legales será más eficiente, más democrática y más unida en su acción exterior y, por tanto, mejor equipada para afrontar los desafíos globales.

2) La reelección de Durao Barroso por mayoría absoluta al frente de la Comisión Europea, le convierte en un presidente más sólido y solvente, más equipado y con mayor holgura para trabajar para Europa. Tras cinco años en el puesto y habiendo logrado superar los escollos de Lisboa, será un Presidente más experimentado, buen conocedor del difícil entramado político-institucional de Bruselas y gozará de mayor reconocimiento y relevancia internacional.

3) A su vez, los recientes nombramientos del Presidente del Consejo (lo será por dos años y medio), en la persona de Herman Van Rompuy (belga) y de la Alta Representante para la Política Exterior Europea, la Baronesa Catherine Ashton (británica), a pesar de ser de perfil discreto, son fruto del consenso y por tanto, deben ser valorados positivamente. Especialmente, si se consideran las presiones y la enorme dificultad para equilibrar las múltiples balanzas sobre las que se sustenta la realidad política de la Unión europea.

4) Por último, el reciente nombramiento del nuevo equipo de Comisarios (que todavía debe pasar por el sí del Parlamento Europeo), también debe ser valorado positivamente. Una nueva Comisión (gobierno de Europa) fruto de múltiples acuerdos y concesiones que aparece consensuada y equilibrada y bien cargada de experiencia, porque son varios los comisarios que repiten. Esperemos que pasen el examen de enero de Estrasburgo y comiencen su función a primeros de febrero.

Es necesario hacer hincapié en una cuestión bastante obviada por los comentaristas nacionales. La nueva Comisión Europea, es un reflejo del shift que el impacto de la crisis ha causado sobre la ecuación gobierno/mercado. La nueva composición es un espejo del nuevo consenso implícito en el debate económico internacional sobre la idea de que, es necesario más y mejor gobierno económico en Europa. Ago así como la exigencia de más Estado para un mejor mercado. La muy disputada cartera de Mercado Interior (DG MARKT), que cubre la política bancaria y de servicios financieros, de importancia estratégica en estos momentos, ha caído finalmente en manos del francés Michel Barnier -antiguo Comisario de Política Regional, exministro de agricultura y, recientemente, eurodiputado-, claramente menos partidario del capitalismo desregulado de estilo anglosajón que su predecesor, el muy controvertido liberal (irlandés), Charly Mc Creevy.
La balanza parece decantarse así por un sistema financiero más centralizado, transparente y armonizado en su regulación (como promueven las iniciativas legislativas europeas para la regulación financiera en curso, basadas en el informe Larosière), en detrimento de aquellos que demandan más autonomía nacional en asuntos financieros, como el Reino Unido. Buena prueba de ello es la dura resistencia mostrada por el Gobierno del Reino Unido y la City Londinense al nombramiento de Barnier, acusado exageradamente por los Tories de “peligroso proteccionista”.
Para compensar su nominación, Barroso ha dado al alto funcionario inglés Jonhattan Faull, el cargo de Director General de Mercado Interior. En el curso de la negociación, la intención de Londres era la de dividir la cartera de Mercado Interior, separando el dossier de servicios financieros para evitar que el candidato de Sarkozy acumulara demasiado poder regulador, pero, finalmente, no ha sido así.
A pesar de que Barnier estará bastante atado por las presiones de unos y otros “el cambio de filosofía” como destacaba Jean-Pisany Ferry, Director del Think Tank Bruegel, es significativo.


Un cambio similar ha sucedido en la otra gran cartera económica, Competencia (DG COMP), donde la conservadora holandesa Neelie Kroes, deja su lugar al socialista Joaquín Almunia (que también será Vicepresidente de la Comisión Europea), cuya gestión, “tranquila y decidida” de la crisis desde la Dirección General de Economía y Asuntos financieros (DG ECFIN), ha sido unánimemente celebrada. Ahora le espera el reto de garantizar que el mercado de la UE funcione sin distorsiones de la competencia, parando los pies a los Estados cuando quieran proteger, en detrimento del bien europeo, sus intereses nacionales. Estos nombramientos deben reconocerse como una apuesta por una economía europea moderna y competitiva, pero con mayor y mejor gobierno, en la que la libertad de mercado no ponga en riesgo la sostenibilidad de la economía. Por tanto, respuesta positiva y reacción institucional a la crisis en la buena dirección.
Reconocimiento también, del modelo de capitalismo continental sobre el anglosajón. En estos tiempos de matices ideológicos, podría decirse que se trata de un ligerísimo toque socialdemócrata en el océano europeo de derechas en el que vivimos.

También es necesario reconocer la reciente importancia del Parlamento Europeo y de los grandes partidos paneuropeos (y por tanto de los ciudadanos europeos), en el proceso de construcción del nuevo gobierno europeo. Gracias al Tratado de Lisboa, el Presidente de la Comisión y su Colegio de Comisarios deben ser aprobados por mayoría absoluta (antes mayoría simple), en el Parlamento Europeo, lo que obliga a todos los grandes partidos a llegar a un consenso sobre los candidatos a comisarios (en caso contrario, pueden vetar las propuestas que no les interesen). Ésta ha sido la clave del éxito de los socialistas europeos en las negociaciones.

Como se comentaba en el editorial del Financial Times, en referencia a la nueva Comisión Barroso, “los liberales deben de estar consternados. Y los banqueros (al menos los británicos), alarmados. Mucho me temo, sin embargo, que no será para tanto.

Expansión. 10 Diciembre 2009

7 de diciembre de 2009

“Reformarse o morir”: Congreso del Partido Socialista Europeo en Praga.



Hoy, durante el primer dia de Congreso del Partido Socialista Europeo en Praga, ha sido reeligido el danés Poul Nyrup Rasmussen como presidente de nuestra formación.

Creo que el Partido Socialista de los Europeos lo que tiene que hacer es organizar su estructura y potenciar su función social. Somos grandes partidos en cada una de nuestras naciones y somos un partido muy débil como conjunto en Europa. Y sin embargo, Europa necesita respirar una organización supranacional de la izquierda. Pienso que en el acervo histórico del socialismo democrático está Europa misma. Europa no se entendería si no fuera porque el socialismo democrático la ha construido.

Por otro lado, hay que reconocer la dificultad que plantea la integración de los Partidos Socialistas Europeos debido a las diferentes realidades nacionales e históricas.

Pesa el pasado porque Europa en el fondo es una acumulación de historias nacionales muy potentes, a veces muy antagónicas, y porque la realidad multilingüística, multinacional, multireligiosa de la Unión Europea en este momento es un obstáculo a esa construcción supranacional que necesitamos, y por último, porque hay una peligrosa corriente nacionalista en todo el mundo frente a la globalización, frente a los riesgos de lo desconocido. Estos tres obstáculos hacen más difícil la construcción de una izquierda europea como la que Europa necesita y como la que la izquierda necesita.

Declaraciones realizadas a Radio Praha.
Foto: Andrea Maceiras
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Tasa sobre las transacciones financieras internacionales.

Asunto: Tasa sobre las transacciones financieras internacionales.

Han sido muchos los responsables políticos y líderes académicos internacionales que han declarado estar a favor de aplicar una tasa sobre las transacciones financieras internacionales (FTT, en sus siglas en inglés). Muy brevemente, tres son los argumentos principales que se exponen en su favor: 1) el sector financiero debe contribuir a paliar los grandes costes de la crisis; 2) en un contexto de enormes déficits públicos y crecimiento negativo en muchos países, se deben encontrar formas alternativas de financiación; 3) la crisis financiera ha propiciado las condiciones políticas para que una tasa de este tipo sea viable.

De entre las iniciativas existentes predomina la de la aplicación de un impuesto de un tipo muy bajo (por ejemplo, del 0,05 %), con un contenido más amplio que el de la tasa Tobin, que cubriría todas las transacciones financieras internacionales (incluyendo mercados de derivados, etc.), en el marco de sus jurisdicciones. Sobre esta línea, el G-20 ha encargado a John Lipsky, director del FMI, la elaboración de un estudio que se hará público en abril. En este marco, diversos miembros de la Comisión (entre los que se encuentra Joaquín Almunia, nuevo Comisario responsable de la política de competencia) han declarado públicamente su interés en una tasa de este tipo. Sin embargo, la Comisión no ha anunciado ningún estudio específico sobre el asunto.

¿Está la Comisión realizando un estudio específico sobre la posible aplicación de una FTT? En caso afirmativo, ¿cuáles serían las características específicas de la tasa?, ¿de qué tipo y sobre qué base impositiva se aplicaría? La idea original de Tobin era sólo aplicable a los mercados de divisas; ¿sobre qué tipo de transacciones financieras cree la Comisión que debería aplicarse? ¿Estaría la Comisión dispuesta a aplicar una FTT a nivel de la Unión Europea? En caso de que así fuera, ¿qué órgano sería el encargado de su administración? La tasa podría reportar unos vastos beneficios potenciales. ¿Para qué usos (déficits presupuestarios, cambio climático, desarrollo...) cree la Comisión que deberían utilizarse prioritariamente esos fondos? ¿Cree la Comisión que una tasa de este tipo podría tener efectos negativos sobre la liquidez en los mercados financieros y, en último término, sobre el crédito, especialmente necesario para la economía en estos momentos? En caso de que la Comisión no estuviera explorando la aplicación de una FTT, ¿qué otras formas de financiación alternativa está considerando?

6 de diciembre de 2009

Entrevista El Correo.6/12/2009

Ramón Jáuregui, referencia del socialismo vasco, hoy europarlamentario en Estrasburgo. Un pata negra en tierra de codillos.

- ¿Cuesta digerir el desarraigo?

- Es otra etapa de mi vida. Me atrae Europa, es un espacio clave para participar en política. Pero sí, tengo un punto de nostalgia porque la política vasca y la española son mi pasión.

Ramón Jáuregui Atondo (San Sebastián, 1948) concede esta entrevista en el edificio de la Carrera de San Jerónimo, al lado del Congreso de Madrid, donde están los grupos parlamentarios. Llama coloquialmente «las catacumbas» al lugar de su despacho, situado en el sótano y más modesto que el que tenía cuando fue diputado y fugaz 'número dos' del PSOE en las Cortes. Por la calle en obras hormiguean los peatones . Algunos miran por el ventanal tintado y descubren al hombre que fue líder de la UGT y del PSE en Euskadi, delegado del Gobierno, vicelehendakari, consejero de Trabajo y hoy europarlamentario. Pese a la lejanía de Estrasburgo y Bruselas, se le nota puesto sobre la actualidad vasca.

- Un político con su recorrido y a una prudente distancia de Euskadi para que sus opiniones no se vean condicionadas, ¿qué repaso hace de la gestión del Gobierno vasco del PSE, apoyado por el PP?

- El cambio se ha materializado. El Gobierno lo ha hecho posible de forma natural, después de 30 años de lehendakaris nacionalistas, y dando serenidad a la política. Ajuria Enea ha dejado de ser la gasolina de la hoguera identitaria del país.

- ¿Dónde ve plasmado el cambio?

- En la estabilidad. El Gobierno nació siendo considerado ilegítimo, de corta duración e inestable. Ese debate ha desaparecido. Y veo el cambio en el discurso y la actitud frente a la violencia. Lo simbolizo en el Patxi López en las escalinatas del Ayuntamiento de Bilbao tras el asesinato de Puelles. Eso es otra cosa, hay otra gente en el Gobierno vasco. No quiero decir nada respecto a los anteriores, pero hay otra política de colaboración con el Gobierno central, de implicación de la Ertzaintza, de proximidad con las víctimas... De deslegitimación de la violencia, en suma. Pero queda un cambio más, que es demostrar la capacidad en la gestión.

- Ese es el saco de las críticas al Gobierno de Patxi López. El PNV le acusa de estar más volcado en la sustitución de símbolos que el nacionalismo reclama como propios que en solucionar los problemas reales de los vascos.

- La acusación es falsa y gratuita. Es un argumento que Ibarretxe ha sacado de manera forzada. El Gobierno ya no sigue con el debate esencialista de qué somos, de dónde venimos y qué queremos ser que caracteriza al nacionalismo. La virtud de López es que ha serenado esa hoguera de pasiones, sabiendo que el país es una miscelánea de sentimientos identitarios. El mejor ejemplo de que el PSE no ha hecho frentismo es no haber apoyado la moción de censura en Álava.

- Cita a Ibarretxe. ¿Le sigue considerando la referencia del PNV?

- Él ha destapado esas críticas. Probablemente porque es prisionero de diez años de una radicalidad identitaria vasca. Pero es el pasado. No tiene otro recorrido que seguir reivindicándose a sí mismo.

El papel del PNV
Tras las elecciones de 1986, en las que el PSE superó en escaños al PNV, Jáuregui fue el artífice del primer Gobierno en coalición entre ambos. La «puñalada» de Lizarra, primero, y la reacción de algunos dirigentes jeltzales al asesinato de Fernando Buesa, después, le dejaron desengañado con el PNV. Aún se le ve desconfiado.

- ¿Qué papel debe jugar el PNV, el partido más votado en Euskadi?

- Pienso que el PNV no va a ayudar. Esto lo tengo claro.

- ¿Pese a echar una mano a Zapatero en los Presupuestos?

- No, no va a ayudar. El PNV pretende que el Gobierno de Patxi López sea un paréntesis. Su estrategia busca el desgaste del lehendakari, principalmente. Sin atribuírselo directamente al PNV, en el telón de fondo de las críticas se observan dos elementos despreciables. No querer admitir que el hijo de un obrero presida el Gobierno vasco y la intolerancia nacionalista a que un socialista viva en Ajuria Enea.

- El Gobierno ha sufrido unos cuantos patinazos; el último, en la gestión de la crisis del 'Alakrana'. ¿Obedecen a deslices de un Ejecutivo primerizo o son síntomas quizá de un mal mayor?

- No veo fallos ostensibles en la acción del Gobierno. No ha tenido tantos problemas como se dice, pero que conste que nadie ha dado facilidades al Gobierno vasco para solucionar la crisis del 'Alakrana', desde Bermeo hasta Madrid.

- ¿Tiene visos de futuro el pacto PSE-PP? Jesús Eguiguren lo ve con cuerda para rato.

- Aprecio una política inteligente por el consenso en el PSE y el Gobierno vasco. De las noventa votaciones registradas en los últimos seis meses, en sólo tres no han participado los socialistas. En las otras 87, han sido los aglutinadores de los acuerdos. La mitad con el PP y la otra, con el resto de fuerzas. Los pactos con UGT, CC OO y ELA le han abierto además un importante espacio de entendimiento sindical. El proyecto tiene largo plazo.

- ¿Por dónde cojea el Gobierno?

- Dicho lo anterior sobre la estabilidad, hay que examinarle ahora por la capacidad de afrontar los retos que vive el país. Son tiempos muy difíciles. Ahí es donde todavía el Gobierno tiene que recorrer los pasos para demostrar que sabe lo que hace, que sabe adónde va, que tiene un proyecto de país.

- ¿Cuáles son esos retos?

- El consenso educativo en los modelos lingüísticos y la lucha contra la crisis económica. El lehendakari tiene que ser el gran líder de esa apuesta por un Gobierno capaz de afrontar la crisis, dar los pasos en busca de modernidad e innovación y ser valiente para abordar las situaciones empresariales.

- Usted reclamaba recientemente al lehendakari un mayor protagonismo.

- Hay un período de aprendizaje, pero el espacio donde López se tiene que consolidar es en la gestión de la crisis. Tiene que ganarse a la opinión pública como un lehendakari capaz de llevar la nave del país, y esa nave surca aguas muy procelosas. Tiene que asentarse con arreglo a un proyecto en materia de I+D, política industrial, presupuestaria, social..., construir un todo que configure un relato político moderno. Esta es la gran tarea pendiente.

- López acaba de advertir al Gobierno central de que «nos tendrá enfrente» si se paraliza la transferencia de las políticas activas de empleo. ¿Echa de menos en él más posicionamientos como éste?

- También lo ha hecho para convencer a Zapatero del blindaje del Concierto Económico. Patxi López debe demostrar que es el lehendakari de todos los vascos. Frente al vasquismo nacionalista de buscar el conflicto y desprestigiar al Estado, López tiene la oportunidad de defender Euskadi desde un socialismo vasquista que le puede llevar a enfrentarse a instituciones gestionadas por compañeros de partido. Conciliador, pero exigente.

Reforma del Estatuto

- ¿Están los partidos maduros para abrir el melón de la reforma del Estatuto sin que salga un pepino?

- Rotundamente, no. Es una tarea inoportuna. Sigo pensando que la reforma del Estatuto debe ser la gran oportunidad para la incorporación de la izquierda abertzale a la política vasca, sin violencia. Pero ahora no hay ninguna condición favorable para abordarla. Si la desaparición de ETA se convierte en un proceso de 'grapización' progresiva, habrá una ruptura de la izquierda abertzale a medio plazo para evitar su marginación política.

- ¿A eso responden los movimientos de los representantes de Batasuna detenidos?

- Responden a una voluntad de que esto acabe, pero no lo hacen con la valentía y fuerza necesarias. Los movimientos reflejan lo que casi todo el mundo quiere, que esto termine: los presos, sus familias, el entorno político, los viejos de ETA y el entorno internacional, desde los sudafricanos a los irlandeses. Pero no empujan de la manera correcta, que es exigiendo el fin de ETA. Siguen siendo corifeos de un magma desconocido, probablemente muy minoritario y marginado en cuatro pisos de Francia. Es mi impresión.

Una llamada urgente de teléfono interrumpe la entrevista. Al otro lado, una voz llorosa le anuncia la muerte de Jordi Solé Tura, uno de los padres de la Constitución (la entrevista se celebró el viernes). Un suspiro. Las fotografías familiares que decoran su despacho le recuerdan el paso del tiempo. De joven, con su mujer en la playa, lo que le lleva a confirmar una curiosidad que le hace sonreír. Jáuregui fue el primer divorciado del País Vasco, allá por 1978, y se casó con la abogada que le llevó el expediente. «Ya era entonces mi novia, porque yo estaba separado. En cuanto salió la ley, se apresuró a divorciarme». También aparecen de críos sus tres hijos, dos chicos y una chica. Crecieron en los ochenta en los jardines amurallados de la delegación del Gobierno en Vitoria, correteando ajenos a las metralletas de los guardias civiles que protegían el recinto de la amenaza de ETA.

- Fueron los años más duros de mi vida política, esa es la verdad. No sé si asistí a cerca de 300 funerales en aquellos cuatro años, muchas veces viajando con las víctimas en el avión junto al féretro. Eran pobres familias españolas venidas desde Albacete, Pontevedra o Cádiz, de un mundo rural que volvía a casa con su hijo o su marido muerto. ¡Buff!, la violencia deja huellas indelebles. Por eso aprecio tanto los esfuerzos de reconciliación.

- Un dato esperanzador es la unidad en torno a las víctimas.


- Hay muchos recuerdos, muchas trincheras. La violencia ha dejado heridas en muchas familias, en todos los lados. Aunque no termine del todo la violencia, como es el caso, el país tiene que ir abordando un proceso reconciliatorio. Fueron muy apreciables la presencia de los tres lehendakaris en el homenaje a las víctimas del otro día y el discurso de Patxi, que fue bellísimo.

- ¿Por qué los dirigentes de partidos no se apoyan más en los políticos curtidos, con experiencia?

- Yo comprendo que quien ejerce una responsabilidad no llame a los de antes para consultar. Eso pasa en todos los órdenes de la vida. No reprocho que a mí del País Vasco nadie me llame. Lo veo comprensible y tampoco lo espero. Sé que pertenezco a otro tiempo y me siento más ejecutivo que otra cosa; no estoy para dar consejos. Pero hombre, si me los piden, los doy.

4 de diciembre de 2009

Calidad Social y Competitividad Empresarial



Hoy se ha inaugurado el ciclo de conferencias "Calidad Social y Competitividad Empresarial", organizado por la Fundación Alares y EAE Business School.

El objetivo de este encuentro es contribuir a fortalecer la competitividad empresarial mediante la aplicación de valores sociales.

Éstas son cuestiones que pueden aportar el valor añadido que las empresas necesitan para lograr superar con éxito la actual coyuntura económica.

Entre los temas tratados esta mañana, merece una mención especial, el de la incorporación de la mujer al mundo laboral ya que hay un problema de educación evidente que debe ser resuelto por las administraciones y las empresas a través de medidas como la conciliación de la vida laboral, familiar y personal.

Es así digno de elogio la labor de entidades como la Fundación Alares y la EAE, por poner en marcha un ciclo de conferencias desde el que se pretende mejorar la calidad de vida de las personas y la competitividad de las empresas.



Foto: EAE Business school.

3 de diciembre de 2009

Unificación del Derecho penal europeo sustantivo.

Asunto: Unificación del Derecho penal europeo sustantivo.
¿Considera el Consejo que es necesario avanzar en la unificación del Derecho penal europeo respecto de los delitos graves y transnacionales?

¿Considera el Consejo, a la vista de la experiencia de estos seis meses, que los Estados miembros están dispuestos a avanzar en esta dirección o, por el contrario, mantienen posiciones soberanistas negándose a armonizar los tipos penales?

1 de diciembre de 2009

Entrevista Onda Vasca. 1/12/2009

Entrevista realizada por Xavier Lapitz, en el programa Euskadi hoy, en Onda Vasca.

Hoy entra en vigor el Tratado de Lisboa y el camino ha sido bastante tortuoso.

Sí yo creo que hemos pasado ocho años muy difíciles de incertidumbre muy grave, no se olviden que Europa decidió hacer una Constitución, lo hicieron en el 2003, en el 2004 empezaron los referéndum en los países y fracasó en Francia y en Holanda, y a partir de ahí tuvimos que hacer un tratado que es una especie de compilación de los Tratados Internacionales llamado Tratado de Lisboa, lo aprobamos en los Parlamentos nacionales, pero resultó que Irlanda hizo un referéndum y lo rechazó y tuvimos que hacer otro que ha sido este año, en octubre, y después de eso ha habido problemas con la República Checa, con Alemania, con Polonia, por fin después de ocho años de incertidumbre efectivamente hoy entra en vigor una nueva Constitución, vamos a llamarla así, para Europa y yo creo que es un día grande, es un día importante, uno de esos días que marcan la historia de Europa.

Para la ciudadanía el Tratado que es de difícil comprensión.

Sí, sí, cierto, cierto. Es un Tratado que trata de compilar, por así decirlo, los diferentes Tratados Internacionales hechos hasta la fecha y que da cuerpo de Constitución a la Unión Europea pero con una técnica muy compleja ciertamente y muy difícil de explicar a la ciudadanía, pero con todo vamos a seguir con la idea de que Europa da un salto adelante. Además estos mismos días se ha producido el nombramiento del presidente de la Unión Europea que es una figura que crea el Tratado, de un alto representante o ministro de Exteriores de la Unión Europea que unifica el servicio diplomático europeo en todo el mundo, es decir que va a haber embajadas de Europa en todo el mundo y claro también se ha nombrado un presidente de Comisión y a una nueva Comisión que acaba de nombrar, por cierto el propio Barroso el viernes pasado. De manera que hay una serie de acontecimientos que son pasos a favor de la Unión Europea que convendría recordar como pasos importantes de cara a una década, al 2010 que supera una década no voy a decir maldita pero sí difícil, no olvidemos que además se produjo la ampliación a los países del Este en el 2004 que ha hecho mucho más complicada, más tediosa la toma de decisiones en la UE con una Europa a 27. Bueno todo esto ya ha pasado, estamos en el 2010, hemos puesto en marcha un nuevo organigrama institucional y vamos a ver si Europa cumple ese papel que tiene que cumplir en este tiempo que vivimos.

Hay una visión positiva sobre el nuevo presidente de la UE y su talante europeísta convencido pero hay otra negativa de que no lo conoce prácticamente nadie fuera de Bélgica.

Sí, es la lectura negativa como todo en este mundo tiene como se sabe dos visiones, pero nadie nació hecho, nadie ha empezado un papel tan importante como este con una historia detrás. Delors que fue un grandísimo presidente de la UE pues no eran tampoco en los 80 una persona superconocida. Yo creo que la elección es buena. La otra alternativa era Blair y tenía muchísimo rechazo en la familia socialista en muchos países europeos. En fin, todos lo conocemos. Entonces sí era un hombre muy famoso pero no era un europeísta convencido. Ahora tenemos un belga, gran componedor de consensos, un hombre que ha acreditado una cierta capacidad para gobernar la complejidad, como es la complejidad belga. Yo creo que está bien elegido. Todo el mundo habla muy bien de él aquí y en ese sentido yo creo que hay que darle tiempo y hay que darle esperanza.

¿Por qué votó usted a Durao Barroso?

En gran parte porque la derecha había ganado las elecciones y era necesario elegir un presidente de la Comisión. Lo habían elegido los 27 países en el Consejo, lo habían propuesto unánimemente incluyendo por supuesto gobiernos de izquierda porque era necesario darle a la Comisión una presidencia estable, porque es un hombre que ha adquirido una experiencia importante y yo no le oculto que también por una cierta proximidad política porque lo que eran digamos objetivos próximos a España y yo diría incluso a la representación española en la Comisión se han visto materializados con el nombramiento de Joaquín Almunia. Yo no lo podía decir entonces pero hoy creo que puede darse como argumento la importancia que ha tenido el nombramiento prácticamente del número tres de la Comisión después de la ministra de Exteriores, de la Sra. Alston, yo creo que Joaquín ocupa la gran cartera económica, industrial de la Comisión europea y eso pues también tiene que ser consecuencia en cierto modo de una confianza española.

Lo que pasa es que Durao Barroso era el anfitrión de la foto de las Azores y todavía a mucha gente le cuesta entender cómo el PSE respalda a alguien que estuvo precisamente marcando la foto.

Pues porque tampoco había candidato contrario, créame, tampoco había un candidato de la izquierda, no lo hubo en las elecciones, pero es que además quiero recordar que en las elecciones europeas ganó el PPE que tiene 280 diputados frente a 180 y tantos que tenemos los socialistas, es decir, es que realmente no había una dialéctica como puede haberla en un parlamento nacional de que se eligen dos candidatos, de derechas y de izquierdas, es que esto no existía y la Europa que tenemos necesitaba un presidente de Comisión. Mis argumentos fueron pragmáticos, ya se los he explicado y en cierto modo pues creo que son explicables y además han dado frutos, ya lo acabamos de comentar.

Esto nos lleva a otra pregunta, ¿qué le pasa a la izquierda en Europa?

Ese es un debate más largo pero yo si creo que nosotros tenemos una reflexión pendiente. Casualmente yo me voy a Praga este domingo a un Congreso del Partido Socialista europeo que celebramos lunes y martes, yo pienso que la izquierda europea que tiene en su acervo histórico la gran construcción en la segunda mitad del siglo XX del estado del bienestar, de la dignidad laboral, de la propia UE y que tiene en su haber el haber construido la sociedad más justa que el mundo ha conocido, hoy en la globalización frente a las grandes crisis económicas, frente a la globalización de la economía, la internacionalización del trabajo, etc., tiene respuestas complejas, difíciles, no encuentra la solución porque sigue dando respuestas en clave nacional, desgraciadamente, mientras que los problemas son ya supranacionales y requieren o se discueten en mesas globales y ahí es donde nos falta una izquierda más clara, más articulada, más capaz de volver a enamorar, valga la expresión aunque pueda parecer un poco ridícula, a las masas, a la gente para que sepan que hay efectivamente unos objetivos, unas banderas. Yo por ejemplo creo que la izquierda no europea, sino internacional tendría en este momento que estar liderando la lucha contra los espacios fiscales opacos, contra los paraísos fiscales que son un verdadero obstáculo a la posibilidad, por ejemplo, de establecer una fiscalidad internacional o a la posibilidad de combatir más seriamente el crimen organizado, o la droga o la trata de seres humanos, etc. todo está en los paraísos fiscales. Yo creo que banderas como esta nos faltan y sin duda pasan por los problemas que acompañan a una izquierda que a veces responde en clave nacional frente a problemas globales.

Su izquierda gobierna con la derecha en Euskadi.

Sí, pero ya hemos dicho que Euskadi es diferente, que en Euskadi hay una situación más particular que se ha ido construyendo en los últimos años, especialmente en los últimos diez, que han dado lugar después de los gobiernos Ibarretxe de alianzas nacionalistas, de yo diría de intento de imposición a la comunidad no nacionalista de un proyecto independentista un poco a la fuerza con engaños y con trampas, etc. todo esto culminó como se sabe en las últimas elecciones y dio lugar a la posibilidad de que dos partidos, que efectivamente ideológicamente no son partidos comunes, ni mucho menos, derecha e izquierda, que en España ciertamente están en la rivalidad política más enfrentada, en el País Vasco quizás porque murieron en la misma trinchera, en la defensa de la libertad, y de la Constitución porque sus militantes han sufrido la misma agresión, el mismo proyecto impositivo, etc., ha sido posible ese entendimiento y por ahora no va mal. Esa es la verdad.

Cuando se habla de esa imposición de identidad que se le acusa al anterior gobierno, no cree que se está haciendo algo de revancha ahora mismo con toda esta guerra de símbolos.

No lo creo, yo creo que el Gobierno de Patxi López está siendo cuidadoso con esas cosas. No forma parte de nuestro proyecto el revanchismo. Piense por ejemplo en un dato bien significativo y que no ha citado y que es en el sentido contrario, que es la famosa moción de censura contra el PNV en Álava. Nosotros nunca la aceptamos, no lo considerámos políticamente conveniente que el gobierno y que el PSE marcaran una identidad tan agresiva contra el PNV y se metieran en una alianza de búsqueda del poder para el socio del gobierno, no, no nos gustó y no lo hicimos. De manera que también me gustaría que citara entre los elementos, éste por ejemplo que es muy significativo políticamente hablando y sin embargo no lo hicimos y las demás cosas son cuestiones muy colaterales. Es decir que tiene que entender que un gobierno de Patxi López que está conformado con el Estatuto celebre por ejemplo el 25 de octubre, pues claro que sí, porque durante 25 años otros no lo quisieron celebrar. Entonces un partido que cree en el Estatuto y que definitivamente hace de la vía estatutaria su modelo jurídico-político para Euskadi, pues lo celebra y eso puede ser considerado agresión para la otra parte, pues francamente no creo que debiera serlo. Lo mismo que otros elementos que han podido establecerse en una yo diría descarnada crítica, falta de argumentos sobre lo que llamaríamos revanchismo del PS en relación con la identidad vasca. Yo creo que nadie duda que la identidad vasca, el idioma, o los elementos simbólicos, la TV, la Ertzantza, en fin estén cuestionados. Este mismo gobierno está empeñado y nuestro mismo partido, por ejemplo, en lo que ha sido el acuerdo para el blindaje del Concierto como se ha visto también de manifiesto y ciertamente de acuerdo con que el PNV lo ha solicitado y lo hemos planteado pero lo hemos acordado. De manera que yo creo que tan falta de razón no tienen mucha lógica esas acusaciones.

¿Le van a dejar al gobierno de Patxi López ser vasquista?

Bueno yo creo que lo estamos siendo, a nuestra manera. Yo por ejemplo creo que las políticas, es un vasquismo a nuestra manera no quiero decir es un vasquismo nacionalista. Pongamos el problema famoso de las políticas activas de empleo, yo creo que el Gobierno de Patxi López va a hacer un acuerdo razonable con el gobierno central y va a resolver un contencioso que llevaba treinta años ahí. No es del gusto del PNV, bueno, evidentemente el PNV pretendía probablemente una aplicación concertual extrema, absolutamente dificultosa para el gobierno español que era aplicar el sistema de concierto a todas las cuotas y pretender la recaudación de cuotas, bueno pues esto el Gobierno vasco no lo va a hacer así probablemente pero eso para mi es vasquismo, es decir, es traer las políticas activas, es traer 300 millones de euros y conjuntar la política laboral que hacía el Gobierno vasco y echar a andar y bueno es un vasquismo diferente, pero yo creo que eso es también en mi opinión defender a Euskadi y en ese sentido pues se podrían decir otras muchas más cosas que irán ocurriendo. Yo creo que el Gobierno vasco lo mismo ocurrirá por ejemplo con los modelos lingüísticos yo creo que puede ser un gobierno de Patxi López el que acepte reformas al modelo A que se ha comprobado que no educa suficientemente en el conocimiento del euskera a los niños y en exigir probablemente un avance mayor en ese modelo al mismo tiempo que establecer algunas modulaciones al resto de los modelos, al B y al D para que se conozca mejor el castellano, etc. en fin o la literatura española. Yo creo que esas cosas son las que es decir es un vasquismo sin estridencia, es una defensa identitaria sin extremismos. Yo creo que ese es el vasquismo del socialismo vasco.

Le interesa el debate que se pueda estar dando en la izquierda abertzale oficial o de Batasuna o como queramos llamarla.

Sí me interesa pero con un límite. Es decir si sigue siendo dar vueltas al asunto para seguir mareando y no llegar al camino al final pues no servirá de nada. Yo creo que cuando uno escucha o lee, o ve lo que está pasando por ahí, llega a la conclusión de que la izquieda abertzale tiene que recorrer un camino que tiene que recorrer ella sola como lo hicieron en su día los de Aralar, por poner un ejemplo, y ese camino es convencer a ETA de que pare y de que abra un tiempo nuevo y efectivamente si llega a esa convicción probablemente habrá una izquierda abertzale con fuerza que jugará en el espacio político del independentismo vasco.

¿Se puede hacer algo desde fuera por fomentar ese debate o simplemente hay que estar expectante a que se resuelva entre ellos?

Es una buena pregunta. Yo creo que es equivocada la pretensión de quienes argumentan quizás con buena fe que hay que animar esos procesos y esas reflexiones digamos devolviéndoles por así decirlo el juego político. A quienes se quejan de que haya detenciones, quienes se oponen a la ley de ilegalización, quienes quieren volver a tender la mano a ese mundo no se dan cuenta de que nos cogen el brazo, es decir de que acaban convirtiendo su espacio político en apoyo a la violencia y en continuidad de ETA. Si es que esto está demostrado, llevamos treinta años así, si es que ha habido veinticinco años de legalización de Batasuna y no ha servido más que para favorecer y potenciar el movimiento de la violencia. Ya ha llegado el momento de agotar la estrategia que iniciamos en el 2003 y esa estrategia está claramente dando frutos, es que realmente hay que decir con claridad que ha sido la ilegalización y la persecución judicial del entramado político de la violencia el que está llevándoles a la reflexión de que así no pueden seguir y por tanto hay que agotar esa estrategia.

Pero no se cometen también muchos excesos al amparo de esa política, como en el caso de Egunkaria.

Es una cosa que viene muy de lejos. Yo no sé los fundamentos jurídicos de las acusaciones honradamente pero muy probablemente en términos judiciales la actuación retroactiva o rectificadora no son fáciles. Es posible que el juicio tenga que hacerse, yo confío en que quizás las cosas acaben con una sentencia que no condene si no hay causa. Yo no lo se, la verdad es que es una de esas cosas del pasado que quizás no sirven para juzgar los análisis que yo estoy haciendo, yo estoy sosteniendo la conveniencia de que la izquierda abertzale sepa que mientras apoye la violencia o no la condenen o no convenzan a ETA de que tiene que dejarlo pues no hay espacio político para ellos. Ese es mi razonamiento, entrar en un caso concreto me parece ya una cosa demasiado puntual.

¿Está a gusto en Europa?

Bueno yo fui porque mi partido me propuso ocupar la plaza número dos de la lista del PSOE, yo recibí un encargo de fortalecer esa lista, de hacer una campaña junto a López Aguilar, de intentar ganar las elecciones europeas y lo hice con esa intención y con ese mandato. Mi presencia aquí ahora resulta interesante desde el punto de vista del aprendizaje político, yo nunca había estado en Europa y efectivamente Europa es un mundo, es una atalaya desde la que hacer política tiene un cierto interés. Hombre no le oculta que una cierta nostalgia de lo que es el mundo que es más cercano, que conoces mejor, en el que te has desenvuelto más, también se produce en muchas ocasiones porque desgraciadamente Bruselas está demasiado lejos, está poco presente en la realidad política, a mi me gustaría estar más vivo, más cerca, más próximo de la realidad vasca o de la realidad española, pero en fin son cosas que pasan a lo largo de la vida. Yo también sabía que mi ciclo vital políticamente hablando estaba terminando y en ese sentido acepté este encargo como un encargo satisfactorio, enriquecedor, políticamente hablando, intelectualmente hablando, y aquí me siento muy vivo en ese sentido con un poquito de nostalgia para confesarlo todo.

Fuente: Deia.com