29 de octubre de 2009

¿Trabajaba Otegi por la paz?

En la masiva manifestación donostiarra del pasado día 17 contra la detención y procesamiento de varios dirigentes batasunos latían dos razonamientos principales. Una gran parte de los manifestantes -yo diría que casi todos- eran seguidores de la izquierda abertzale y seguían las consignas y movilizaciones de su organización. No importa demasiado cuáles fueran los motivos y las reivindicaciones. Su presencia es militante y acrítica. Están en la trinchera de esta trágica batalla y responden a las emociones y a las pasiones que la violencia genera indefectiblemente en las dos orillas. No hay novedad ni nada destacable en su presencia en la soleada tarde de La Concha del día 17.

Pero allí había también una población que rechaza y condena la violencia de ETA, que quiere sinceramente que ETA desaparezca cuanto antes y que, sin embargo, considera errónea, políticamente hablando, la detención de Otegi, Usabiaga, etcétera, y que discrepa abiertamente de la vía represiva o ilegalizadora de Batasuna y de todo su entramado político. Son miles de ciudadanos vascos que siguen confiando en que la paz llegará cuando Batasuna arrastre a ETA a la política y que para ello es necesario allanar el camino a sus dirigentes más favorables al diálogo.

Es a ellos a quienes quiero dirigirme. Explicaré primero por qué. Siempre he pensado que el mundo nacionalista democrático y pacífico es clave en la superación de esta herida que sufre nuestro pueblo. El rechazo claro y rotundo del nacionalismo al terrorismo de ETA es condición necesaria, aunque no suficiente, para el fin de la violencia. De hecho, si ustedes me preguntaran cuál fue la razón última (además de que no fue posible otro gobierno) de aquel pacto que hicimos los socialistas en 1987 con el PNV, aceptando un lehendakari nacionalista a pesar de ser entonces nosotros, el PSE, el primer partido en escaños (19 sobre 17), respondería diciendo que fue el Pacto de Ajuria Enea que firmamos unos meses más tarde y que colocó al lehendakari Ardanza al frente de la lucha contra ETA ejerciendo el liderazgo de la unidad democrática vasca contra ETA y superando así la vieja y perversa división entre demócratas, que sufrimos durante los primeros años de la democracia. ¿A qué viene irse tan lejos? En el fondo, la imagen de los nacionalistas democráticos: PNV, EA, Aralar, ELA, etcétera, unidos a Batasuna contra el Gobierno, la Audiencia Nacional, etcétera, en la citada manifestación, fue un lamentable paso atrás. Por supuesto que no estamos como hace años. Mucha de esa misma gente pudo estar en Bilbao en julio, respondiendo al llamamiento del lehendakari en la protesta contra el asesinato de Eduardo Puelles. Mi pregunta y mi inquietud es por qué creen que deben protestar contra la detención de Otegi y por qué siguen creyendo que algunos no tienen 'todos los derechos', como decía la pancarta.

Más allá de las razones partidarias de unos y otros para acudir a la marcha (muy diferentes y muy legítimas, pero todas ellas muy interesadas en términos de ubicación electoral ante la masa votante de la izquierda abertzale ilegalizada), lo que más me preocupa es que la gente siga creyendo que Otegi trabajaba para la paz. Veamos. Que Otegi quiere que esto acabe, lo sabemos. Su problema es que no tiene capacidad ninguna para arrastrar a ETA hacia la política. El problema es que ya sabemos que trabaja al servicio de una estrategia que busca una paz imposible, es decir, con concesiones políticas a cambio del cese de la violencia y que permita a la izquierda abertzale capitalizar su historia, saliendo fortalecida al juego democrático. El problema es que busca una alianza nacionalista, polo soberanista o como quieran que se llame, que pretende absorber todas las expresiones del nacionalismo independentista y ponerlas al servicio de su vieja causa (demoler la vía estatutaria y configurar un nuevo marco jurídico-político con España). El problema es que todos esos nuevos inventos son cortinas de humo para sortear la decisión de la democracia de no permitir la acción política al entramado político de ETA mientras persista la violencia. El problema es que sabemos que toda su estrategia de contactos, de propuestas, etcétera, está rigurosa y detalladamente controlada por ETA. El problema es que llevan treinta años queriendo engañarnos con promesas de paz, treguas locales, parciales, temporales, sin que hayamos visto todavía un solo atisbo de sincera voluntad de abandono de la violencia. Todo son tácticas tramposas, falsas treguas, negociaciones maximalistas, argucias para continuar y mantener el aparato militar y seguir ejerciendo su chantaje para imponer sus objetivos. Entre otras cosas porque los que mandan son herederos de 'Txeroki' y porque todos, unos y otros, no aceptan que sólo son el 10% del censo electoral (si llegan).

Ésta es la verdad y todos lo sabemos. No podemos ser tan frágiles de memoria cuando sólo han pasado tres años desde el frustrado proceso de paz de 2006. Sabemos muy bien cómo, por qué y quién rompió el proceso. ¿Hace falta recordar el papel que jugaron entonces Otegi y compañía? ¿Cómo reaccionaron a las bombas de la T-4 de Barajas y a los atentados del verano de 2007?

Para quienes lo olvidan, bueno será que les recordemos que en enero de 2000, cuando rompieron la tregua de 1999 (la de Lizarra, por cierto), pasó exactamente lo mismo ¿Vamos a ser tan ingenuos como para permitirles -otra vez- que se inventen un nuevo truco para sortear la ilegalización aprovechándose de siglas legales y para dividir al mundo nacionalista democrático, prometiendo una paz a medias y mentirosa? ¿No es ya hora de decirles todos juntos que no les admitimos en nuestro marco democrático hasta que dejen de matar y de ponernos bombas? Por eso no entiendo a los que dicen que se manifiestan en defensa de derechos básicos para todos. ¿Qué derecho se niega a quienes sólo hacemos política? ¿Qué idea o proyecto, qué objetivo político está prohibido en Euskadi? Si hablamos de derechos, empecemos por el de la vida, que está amenazado para miles de vascos, y seamos consecuentes y solidarios para con ellos, siempre y en todo lugar. No de vez en cuando y según convenga. Los partidos y sindicatos que negocian un polo soberanista con Batasuna no pueden contentarse con vagas promesas o sofisticadas expresiones de aceptación del juego democrático si no obtienen seguridad plena y previa de la desaparición de ETA. Ya les engañaron en Lizarra como para que vuelvan a caer en el mismo error. La apuesta confiada en que arrastrando a Batasuna a la democracia arrastran a ETA a la política es ingenua y acaba sucediendo lo contrario, es decir, que ETA reencuentra el escenario con el que justificar su violencia.

Los partidos nacionalistas tienen que dar un paso que les cuesta enormemente. Asumir como plenamente democrática la ilegalización de Batasuna y aceptar, como acertada y conveniente, la estrategia de aislamiento a todo su entramado. No hay un solo argumento jurídico de puridad democrática contra la ilegalización después de la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. No hay una sola razón política contra la persecución judicial de quienes siguen la estrategia de ETA y proponen métodos reiteradamente fracasados para engañarnos con una paz falsa y tramposa. Se acabó. No negamos el diálogo, pero éste sólo será posible cuando dejen las armas y hagan política como los demás. No será la condición para el cese de la violencia, sino su consecuencia, una vez haya sido éste contrastado.

A la política antiterrorista no le toca sólo unificar la respuesta democrática a los atentados y el marco de apoyo a las víctimas y a los perseguidos. Eso está bien, pero no es suficiente. Lo que nos falta todavía en Euskadi es ese marco de principios comunes en el proceso de paz: ilegalización, aislamiento, persecución judicial, etcétera, y unas bases mínimamente consensuadas para abordar el proceso de finalización y desaparición de ETA.
El Correo, 29/10/2009

27 de octubre de 2009

Urgencias de la RSE

En el congreso sobre RSE organizado por la Fundación Carolina en Méjico de esta pasada semana, respondía a esta pregunta que nos lanzaba el moderador de la mesa, Josep Mª Lozano. A modo de síntesis respondía a esta pregunta con dos apreciaciones, una retrospectiva y otra más propositiva o de perspectiva de futuro.

Yo creo, dije en esa conferencia, que la RSE ha recorrido un camino extraordinario estos últimos diez años. Su desarrollo en todos los planos formativos: universitario, medios de comunicación, organizaciones sociales y consumidores, sindicatos y ONG’ ha sido muy fuerte y, sobre todo, su aplicación práctica en las empresas está resultando expansivo y prometedor. Pero una mirada al futuro nos exige revisar riesgos y corregir deficiencias. Estas son, a mi juicio, algunas urgencias del presente:

1º) Hemos asegurado que de la crisis económica y financiera que se inició en 2007/2008 saldría fortalecida la responsabilidad social en la gestión sostenible de los negocios. A primera vista así es. Pero no es seguro. Para muestra, ahí están las enormes resistencias a la reducción de bonos, primas y otras variables en remuneraciones tóxicas a directivos y la facilidad pasmosa con que se olvidan los buenos propósitos en cuanto la crisis parece atenuarse. Hará falta, pues una exigencia social intensa y permanente para que, efectivamente, la ecuación CRISIS-RESPONSABILIDAD SOCIAL, sea una consecuencia lógica de estos tiempos económicos que sufrimos.

2º) La RSE no está suficientemente presente en el discurso de las élites políticas, económicas y mediáticas. Se trata de que la RSE se incorpore a la Agenda Política de las grandes instituciones y de la nueva arquitectura económica-financiera que se está creando en una nueva gobernanza del mundo. La ecuación Estado-Mercado también está en revisión y la RSE debe ser parte fundamental de su conjugación.

3º) Las políticas públicas de fomento de la RSE son demasiado tenues y dispersas. Es necesaria la generalización y una cierta ordenación de las políticas de estímulo, regulación y fomento a la RSE, en cada país y territorios locales.

4º) La unificación internacional del Reporting en RSE sigue siendo imprescindible. La SEC en la bolsa norteamericana y la UE, están trabajando en la fijación de reglas claras y comunes sobre la obligatoriedad o no del reporting y sobre los contenidos mínimos y homogéneos de éstas.

5º) ¿Para cuándo un índice de malas prácticas empresariales? La experiencia nos demuestra que el desarrollo empresarial de la RSE se confunde con creciente frecuencia con el marketing de la acción social empresarial. Vivimos rodeados de “propaganda social” de las empresas. No cuestiono esa práctica, ni censuro el uso mercantil de la Acción Social. Pero me indigna la pretensión de confundir RSE con Acción Social y , sobre todo me rebelo, contra las prácticas irresponsables ocultadas tras la pantalla de la Acción Social. Sigo pensando que es conveniente para el impulso de la RSE, que las empresas sean sometidas al ojo crítico de la sociedad y que ésta denuncie prácticas empresariales censurables, insostenibles, inhumanas, ilegales o simplemente denunciables. Una crítica objetiva, justa, rigurosa, surgida desde organizaciones y medios serios nos ayudará a todos al desarrollo de una RSE auténtica e integral.


Diario Responsable, 26/10/2009

21 de octubre de 2009

El PNV y su indecisión para aislar democráticamente al entorno politico de ETA.

Resulta lamentable que el Partido Nacionalista Vasco (PNV) no tenga clara la necesidad de "aislar democráticamente" al entorno político de ETA, cuyos dirigentes fueron detenidos la pasada semana.

Del mismo modo, no comparten la idea de que "mientras exista ETA el entramado político de la violencia no puede tener espacio legal".

A pesar de que los legisladores de la UE apoyan la consideración de ETA y de su entorno como entidades terroristas, todavía una parte de la prensa internacional sigue refiriéndose a esta organización como "separatista o independentista".

Me parece penoso que siga habiendo tanta confusión internacional, ya que tras la sentencia del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, que ratificó la ilegalización de Batasuna, no hay ninguna razón jurídica para cuestionar la ilegalización de ese mundo.

Además tampoco existe ninguna razón para dudar de la conveniencia de no permitir que un soporte político alimente la violencia.

El PNV sabe que hay razones jurídicas y democráticas para ilegalizar al brazo político de ETA pero son demasiados los lazos o intereses partidistas los que le impiden moverse.

Patxi López, debe "fraguar un consenso" con el entorno democrático, para conseguir el consenso en la estrategia que permita el fin de la violencia de ETA.

México, 20 oct 2009 (Declaraciones a EFE).

9 de octubre de 2009

Sobre la retirada de la directiva reguladora de daños y perjuicios para victimas de prácticas anticompetitivas.

PREGUNTA ESCRITA P-5106/09
de Ramón Jáuregui Atondo (S-D)
a la Comisión.

Asunto: La retirada de la agenda de la Comisión del proyecto de directiva que regulará el reconocimiento de daños y perjuicios a las víctimas de prácticas anticompetitivas

Hoy, 7 de Octubre de 2009, debía aprobarse en el Colegio de Comisarios el proyecto de directiva que regulará el reconocimiento de daños y perjuicios a las víctimas de prácticas anticompetitivas. Sorprendentemente, sin embargo, ese punto parece haberse «caído» de la agenda de la Comisión Europea. ¿Por qué razón?

¿Hasta cuándo piensa la Comisión aplazar la aprobación de este proyecto de directiva?

Este tema era una prioridad para la Comisaria Kroes, pues la directiva reconocería en toda Europa el legítimo derecho de las víctimas de un cártel empresarial o de un abuso de posición dominante a ser indemnizadas.

¿Podría la Comisión exponernos las razones que ha tenido para posponer esta decisión?

7 de octubre de 2009

Resultados del Referendum en Irlanda. Intervención en el Pleno 7/10/2009

Ramón Jáuregui Atondo (S-D).

Señor Presidente, querría expresar, en primer lugar, que yo estoy alarmado por este debate, porque lo que debería ser un día de celebración para Europa está resultando ser un debate en el que se ha llegado a cuestionar la intervención del Presidente del Parlamento felicitándose por los resultados.

Ha habido más de diez intervenciones contrarias abiertamente, no ya a Europa —lo cual puede ser legítimo—, sino inclusive al propio resultado democrático del referéndum en Irlanda.

Yo creo que es hora, es momento de decir en esta Cámara que aquí, donde reside la soberanía popular de la ciudadanía europea, nueve de cada diez ciudadanos aquí representados están a favor de Europa, que hay una corriente de fondo de los grandes partidos democráticos de Europa a favor de Europa. Y es también conveniente decir y recordar a sus Señorías que el Tratado de Lisboa es una condición necesaria para hacer más Europa, para hacer una Europa más unida y más fuerte, pero no es una condición suficiente, desgraciadamente.

Yo querría dirigirme a todas sus Señorías para expresarles que, si hace 60 años los padres fundadores pensaron probablemente que Europa era la necesidad de construir un espacio común de paz después de la tragedia de la guerra, después de la pretensión de imposición de ideas o de hegemonías políticas de unos sobre otros en Europa, hoy Europa se justifica de otra manera. Hoy estamos ante el inicio de una gobernanza del mundo y, o estamos ahí, o no estamos. El debate es un debate shakesperiano, es ser o no ser para Europa.

Hace muy pocos días he tenido la oportunidad de hablar con gente que estuvo en Pittsburgh, y la reflexión que me trasladaban era que el mundo no mira a Europa, mira a Asia. Europa tiene que estar unida y ser fuerte para hacerse presente en las mesas de la gobernanza del mundo. Y si no estamos ahí, no seremos, no pintaremos, no tendremos capacidad de influencia. Por eso, Lisboa es un camino, pero hay que recorrerlo.

5 de octubre de 2009

Comunicado sobre la terminología utilizada en los medios oficiales de la UE para referirse a ETA .


Comisión de Libertades Civiles. (5-Octubre- 2009)


"ES INADMISIBLE QUE SE PERMITA EL USO DEL TÉRMINO ORGANIZACIÓN SEPARATISTA VASCA EN REFERENCIA A ETA"

El eurodiputado socialista y miembro de la comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior, Ramón JÁUREGUI, ha pedido al coordinador europeo de lucha contra el terrorismo, Gilles de Kerchove, más rigor en la terminología utilizada en los medios oficiales de la UE para referirse a ETA .

Durante la reunión que Kerchove ha mantenido con las y los miembros de la comisión de Libertades Civiles de la Eurocámara, el eurodiputado socialista ha manifestado su preocupación sobre el uso de la expresión Organización Separatista Vasca para referirse a ETA en el diario interno de la Comisión Europea Sources Say.

"Es como si en lugar de referirnos a Al Qaida como organización terrorista, utilizásemos organización para la expansión del Islam", ha explicado Ramón JÁUREGUI, añadiendo que "me parece inadmisible que se permita este tipo de referencias que distorsionan la realidad, cuando de lo que estamos habando es de una organización terrorista, tal y como define la Unión Europea".

En su intervención, el Coordinador en materia de terrorismo de la UE ha expresado su preocupación por el uso erróneo de este término y se ha comprometido a pedir explicaciones al departamento de la Comisión (DG Relex) responsable de la publicación.

"No podemos permitir estos errores que suponen un ataque no sólo a la sociedad española y a las víctimas del terrorismo, sino que también al sistema democrático", ha concluido Ramón JÁUREGUI.

Delegación Socialista Española en el Parlamento Europeo.

3 de octubre de 2009

El PSE-EE ante el espejo.

Es comprensible que el texto de la ponencia del PSE-EE en su VI Congreso sea breve y un poco triunfalista. Las tareas del Gobierno impiden a veces las reflexiones orgánicas e ideológicas y la conquista de la Lehendakaritza ha arrastrado a los redactores del debate congresual hacia una cierta euforia, propia de un objetivo tan deseado. Pero el poder en política no otorga sólo oportunidades, sino que principalmente acarrea más responsabilidades. Y ése será el estado de ánimo de los socialistas vascos este fin de semana en su cita congresual que, a buen seguro, enriquecerá la ponencia original.
Algunas circunstancias objetivas deben presidir nuestro análisis:


Primera. Gobernamos sin mayoría. El Gobierno vasco de Patxi López está construido sobre un acuerdo con el PP, cuya legitimidad democrática nadie discute, pero no debemos olvidar que el partido ganador de las elecciones fue el PNV y que sólo su política de frentismo y radicalidad nacionalista de los últimos diez años le impidió forjar alianzas de mayoría. Gobernamos, pues, sobre un arco parlamentario difícil y con signos de división identitaria peligrosos.

Segunda. El partido que sustenta nuestro Gobierno es nuestro antagonista ideológico (izquierda frente a derecha) y rivaliza encarnizadamente con nuestro partido en el espacio político español. Es verdad que Euskadi es diferente y que el PP vasco ha dado muestras generosas e inteligentes de su apuesta por el pacto vasco, pero las proximidades electorales en 2011 (locales) y 2012 (generales) representan, objetivamente, escenarios de riesgo a la estabilidad.

Tercera. Gobernamos en plena crisis económica. Una caída de la recaudación que ronda el 20%, unas diputaciones forales en manos del PNV que reclaman inversiones y niegan aportaciones y un nivel de protección social parangonable a los Estados del Bienestar nórdicos, que crece en gasto con el aumento del paro, dibujan un panorama para la gestión económica del presupuesto vasco más cercano a la cuadratura del círculo que a las florituras financieras.

Cuarta y por último. El socialismo democrático vive momentos de dificultad ideológica. No tanto en España, donde seguimos siendo un partido del 40% del electorado, pero sí en toda Europa. La socialdemocracia europea está siendo erosionada por todos sus flancos: liberales en la radicalidad de los derechos ciudadanos, verdes en la economía sostenible, izquierdas tradicionales y extremas, y hasta por los demócratas-conservadores, como Sarkozy o Merkel, que abanderan la intervención del Estado en la economía y limitan los excesos de los mercados ocupando el discurso reformista de los socialistas. Renovar nuestras señas de izquierda democrática, sin perder nuestra identidad, en un mundo globalizado y crecientemente complejo es una necesidad vital, no sólo en Berlín, Londres y París. También debemos hacerlo en Bilbao, San Sebastián y Vitoria.

De manera que nuestra hora triunfal ocupando Ajuria Enea debe ajustarse a los filtros exigentes de esta realidad. Es, sobre todo, la hora de la responsabilidad histórica para un socialismo vasco que se ha ganado a pulso esta oportunidad, pero que hoy se mira al espejo de su respuesta ante ella. Pero, oportunidad, ¿para qué? Para hacer natural, aceptable y conveniente el cambio político en Euskadi; para gobernar Euskadi de otra manera; para abrir y enriquecer humanamente nuestro partido; para reforzar el papel institucional y político del PSE-EE entre los vascos y para hacer posible una mayoría social en favor de nuestros valores y aspiraciones en el conjunto de la sociedad vasca. Nada de todo eso se conseguirá sin una buena gestión, honrada, eficaz, renovada y progresista de la política vasca en los próximos años desde Ajuria Enea. Algo parecido a lo que hacen muchos socialistas vascos desde ayuntamientos y alcaldías muy importantes que nos dan la responsabilidad de gobierno local de más del 50% de los ciudadanos de Euskadi.

Hemos empezado haciéndolo bien. Dando naturalidad y seriedad al cambio político en el Gobierno vasco. Esto es importante porque se han roto muchos mitos y prejuicios sobre el pretendido carácter nacionalista de algunas instituciones vascas, o su reserva exclusiva para los partidos nacionalistas. La alternancia democrática era una asignatura pendiente de nuestros últimos treinta años y la forma tranquila y rigurosa en la que se ha producido la transmisión del poder ha sido el primer éxito. Lo mismo puede decirse del liderazgo en la lucha contra el terrorismo. La capacidad de convocatoria y de liderazgo en la respuesta a los atentados, el acompañamiento a las víctimas, la firmeza contra la subcultura de la violencia, son cambios incuestionables de este gobierno que están protagonizando acertadamente el lehendakari y su consejero de Interior.

Otro gran perfil del Gobierno vasco debe ser gobernar para todos. Eso implica también una predisposición al pacto con las otras fuerzas políticas. Un Gobierno vasco que acuerde con los otros, es decir, con los que piensan diferente y persiguen otros objetivos, es la mejor expresión del cambio, después de la política de acuerdos nacionalistas contra quienes no lo somos, sufrida desde 1998. Por eso algunos hemos defendido la inconveniencia de una moción de censura en Álava o consideramos inoportuna la fijación de una política de alianzas unívoca con el PP. El socialismo vasco debe llegar a las elecciones forales/municipales abierto a alianzas múltiples con la misma libertad con la que se moverán entonces el PP y el PNV. La centralidad en nuestra política de alianzas es algo que no debemos perder y al Gobierno de Patxi López debe caracterizarle su mano tendida, su alejamiento del frentismo, su predisposición al acuerdo y su voluntad de pacto en todo y con todos.

Hay que remarcar una actitud de defensa de los intereses vascos en todas las mesas y ante todos los interlocutores. En el Concierto vasco, en el desarrollo del autogobierno, en EITB y en la Ertzaintza, en los sectores económicos y en los colectivos ciudadanos. El Gobierno socialista de Euskadi debe estar en la primera línea de la defensa de los vascos, aunque para ello tenga que enfrentarse a otras instituciones del mismo signo político pero de diferentes intereses territoriales. Pero hay que hacerlo negociando y pactando, huyendo de planteamientos maximalistas y aceptando nuestra inserción política en España y en Europa, asumiendo sus consecuencias y avanzando de manera posibilista y pragmática en el autogobierno y en las soluciones a la crisis económica.

Hay que aprovechar el Gobierno vasco para hacer extensión del compromiso del PSE-EE con los elementos identitarios del país, especialmente en el ámbito cultural y lingüístico. Aquí es donde tenemos que hacer visible el vasquismo del PSE-EE, un término que parece de perogrullo, pero que tiene un significado concreto en nuestra fracturada comunidad. Tenemos que hacerlo a nuestra manera, sin ese componente nacionalista que nos ha privado tantos años de una cultura compartida e integradora de nuestros rasgos culturales y lingüísticos. Con moderación y consenso, desde la base del reconocimiento del pluralismo sociológico del País Vasco y de su bilingüismo. Pero si fuéramos capaces de lograr pactos en estas áreas y de dar otro enfoque a todas estas materias marcando un perfil constructivo integrador, moderado y consensuado, tanto en la enseñanza, como en la universidad y en la cultura en general (incluyendo el deporte), casi habríamos justificado la legislatura.

El otro gran apartado de nuestra gestión debe ser el área formación-empleo-empresa. Euskadi tiene en ese triángulo su corazón económico. Somos un gran país porque tenemos una gente muy capaz, muy responsable, muy emprendedora. Pero no basta. El gran esfuerzo modernizador de Euskadi en la sociedad de la información debemos hacerlo aumentando la calidad de los conocimientos de nuestros universitarios, construyendo un sistema integrado de I+D+i (empresa-universidad-centros tecnológicos) y fomentando y mejorando la formación profesional de nuestros trabajadores (ocupados y parados). En esas áreas hay que fijar un programa ambicioso que atraiga la mayor parte del esfuerzo inversor de los próximos años, comprometiendo a sus grandes protagonistas en un gran pacto por la innovación y la diversificación productiva de nuestra economía.

Esa gestión política y la que -mucho mejor que yo- día a día extenderá el Gobierno vasco, merecen un relato. Un relato político articulado, congruente, construido sobre cuatro o cinco ejes que configuran un discurso que debe exponer y divulgar el lehendakari, sus consejeros, sus altos cargos y todo el Partido Socialista de Euskadi. Así convertiremos nuestra responsabilidad, en una verdadera oportunidad para el país.

El Correo, 3/10/2009

2 de octubre de 2009

De bonus e impuestos globales.

Quienes esperábamos una decisión del G-20 sobre regulación limitativa de retribuciones variables (bonus, primas, blindajes, stock-options, etc, en el sector financiero), nos hemos quedado un poco decepcionados por la ambigüedad de sus resoluciones. Pero, como decía Machado, se hace camino al andar.

Toda una serie de propuestas e iniciativas que hasta sólo unos meses eran impensables, se abren paso sorprendentemente en los círculos económicos ortodoxos, reabriendo polémicas y debates que la doctrina oficial del pensamiento económico liberal habían despreciado.

La primera es la gobernanza misma de la economía globalizada. Más allá de las formulaciones técnicas que se adopten, una cosa es indiscutible: quienes despreciaban al Estado e idolatraban al mercado, han visto destruidas sus aparentemente firmes convicciones cuando la política en estado puro ha sido llamada con urgencia al quirófano de la crisis.

Es la economía, los bancos, las bolsas, las empresas, los trabajadores, la sociedad entera quienes miran angustiados a sus instituciones representativas para resolver los problemas. Y al hacerlo, las instituciones se reivindican como fundamentos de una organización social, de una sociedad política. Triunfa lo público frente a la expansión egoísta de lo privado y al individualismo descreído e insolidario.

Se reafirma el papel interventor y arbitral de la política sobre los intereses particulares del mercado. Es el orden democrático el que se refuerza frente a la desregulación y la intervención marginal del Estado, con que se nos veía intoxicando desde hace más de veinte años. ¡Justamente lo que proclama la izquierda!.

Respuestas globales

La cumbre de Pittsburgh ha formalizado la decisión de los países más poderosos de la tierra (85% del PIB mundial) de constituirse en el gobierno del mundo, ante la evidencia de que los problemas que afrontamos son supranacionales y requieren respuestas globales. Desde la crisis financiera al cambio climático, desde la seguridad energética a la paz mundial, sólo las decisiones coordinadas y planetarias serán eficaces.

A todo ello no es ajena la profundidad del cambio que la administración americana de Obama y Hilary Clinton han dado a su política geoestratégica, enterrando el unilateralismo militarista de Bush y proponiendo a los países amigos un multilateralismo cooperativo. El G20 se ha convertido así en la instancia internacional para la gobernanza global y es en su seno donde se están discutiendo las grandes decisiones sobre la arquitectura financiera de la economía del futuro.

Pero, claro, la complejidad de diseñar una gobernanza a la globalización es enorme, especialmente en un marco en el que es imprescindible poner límites a los mercados sin coartar la actividad económica. Precisamente por ello debemos pensar más allá de los instrumentos, métodos y marcos teóricos convencionales. Debemos considerar ideas nuevas y transgresoras.

Como lo es la iniciativa europea que pretende vincular la retribución variable de los altos ejecutivos no sólo a los beneficios, sino también a las pérdidas, de manera que las primas reflejen los verdaderos riesgos que se toman en la banca.

Un mayor período de tiempo para la repartición de las primas evitará caer en incentivos perversos cortoplacistas y los bonus reflejarán con más fidelidad los resultados, tanto de los individuos como de las entidades financieras. La iniciativa también propone eliminar los bonus garantizados y prohibir la venta de stock options o participaciones en las empresas en un tiempo mínimo.

En este mismo sentido, celebro por su valentía propuestas interesantes que se han escuchado en las últimas semanas y que atacan a los fundamentos del modelo económico neoliberal del Consenso de Washington. Sin ir más lejos el Sr. Lord Turner, una de las mayores autoridades financieras del Reino Unido, ha dejado a todo el mundo perplejo declarando la posibilidad de aplicar la, hasta hace muy poco demonizada por todos –por marxista y tópica– Tasa Tobin, sobre los movimientos de capital.

Regulación y supervisión

El comisario Almunia –inspirador de muchas de las propuestas de la Unión Europea sobre la regulación y supervisión de los productos y actividades del sector financiero– ha confirmado que la posible fiscalidad a los movimientos financieros transnacionales es una magnífica idea, aunque también ha dicho que su implantación no es fácil.

Pero es que sólo hace unos días, en estas mismas páginas, el ministro de finanzas alemán, Peer Steinbrück, publicó un luminoso artículo sobre este tema cuyo título no ofrecía lugar a la duda: “A favor de un impuesto a las operaciones financieras globales”.

La base moral y política del discurso que soporta esta idea es inapelable. Resulta evidente que la crisis que vivimos ha sido creada por excesos de entidades y directivos pertenecientes a lo que genéricamente podríamos llamar el capital financiero del sistema. Los Estados de todo el mundo han tenido que emplear ingentes cantidades de recursos públicos para sanear los daños y garantizar el funcionamiento del sistema.

Y cuando los Estados quieren compensar sus gastos y reducir sus déficits públicos y recurren a la fiscalidad, las rentas más altas y las grandes fortunas, las rentas del capital, etc., no aportan nada porque se esconden del fisco o se escapan de él hacia espacios fiscales opacos. En consecuencia, somos los ciudadanos los que volvemos a endeudarnos a través del Estado o sufragamos el coste de la crisis con los impuestos indirectos (desde el IVA a los combustibles). ¿Es esto aceptable?

Por eso, la creación de una FTT (impuesto a las transacciones financieras globales) es una necesidad “para la distribución equitativa del gasto que ha originado esta crisis entre los contribuyentes y Wall Street”, como muy bien decía en el artículo citado Peer Steinbrück. Por cierto, quisiera terminar este artículo, como lo hacía el ministro alemán: Si alguien tiene una idea mejor, que la diga.


Expansión, 2/10/2009

¿Utiliza la Comisión Europea el indicador «Doing Business» del Banco Mundial como base de asesoramiento de políticas o para la evaluación de países?

PREGUNTA ESCRITA de Ramón Jáuregui Atondo (S-D) a la Comisión.
13 de octubre de 2009 E-4869/09

Asunto: ¿Utiliza la Comisión Europea el indicador «Doing Business» del Banco Mundial como base de asesoramiento de políticas o para la evaluación de países?.

El Doing Business Report (DB) tiene como objetivo principal «ofrecer una base objetiva para comprender y mejorar el entorno regulatorio de los negocios». Con esa finalidad, DB 2010 hace un ranking de 181 países sobre «la facilidad para hacer negocios» y ofrece una evaluación cuantitativa basada en 10 indicadores. Diversos estudios corroboran que tanto su metodología como los principios que los inspiran se basan en una concepción sesgada de la economía y del mercado de trabajo, fundada en la idea de que la mejor regulación para los negocios es la no-regulación. Las críticas se centran especialmente en las controvertidas implicaciones políticas del indicador «Empleando trabajadores» (uno de los diez indicadores que forman el índice) por el cuál reciben mayor puntuación aquellos países con mayor desregulación del mercado de trabajo. En otras palabras, un país que no ofrezca protección de ningún tipo para los trabajadores saldría primero en el ranking. Esto tiene dos repercusiones principales: el indicador (1) contradice los principios fundamentales del derecho laboral internacional y además (2) puede llevar a recomendaciones políticas erróneas, pues no existe consenso general entre académicos sobre el efecto que tienen las regulaciones laborales en los resultados económicos. Finalmente, factores clave que definen un buen entorno para los negocios como son seguridad, estabilidad macroeconómica, el nivel de corrupción, el nivel de cualificación de los trabajadores, la firmeza de las instituciones públicas o la calidad de las infraestructuras no se incluyen en el índice DB 2010. Otros temas que no se incluyen son los cambios y mejoras en nuevos marcos regulatorios, como el creciente cuerpo legal o «acquis» de la UE.

Entonces quisiéramos saber ¿utiliza la Comisión Europea el indicador «Doing Business» del Banco Mundial como base de asesoramiento de políticas o para la evaluación de países?