21 de mayo de 2009

La Ley es la Ley

No me ha gustado la decisión del Tribunal Constitucional permitiendo la lista de Iniciativa Internacional-Solidaridad entre los Pueblos para las elecciones europeas. Pero la Ley es la Ley y de la misma manera que hemos aceptado y acatado las resoluciones del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional declarando ilegales múltiples listas del entorno de Batasuna, en múltiples elecciones desde que se publicó la Ley de Partidos, hay que aceptar la que se dictó el pasado jueves por nuestro máximo Tribunal.

Es muy probable que esta lista acabe siendo utilizada por Batasuna como una lista recipiente en la que depositar el voto de la izquierda abertzale, pero eso no puede llevarnos al extremo de invalidar cualquier coalición electoral o agrupación de electores por esa mera sospecha.

El derecho a la participación electoral es uno de los fundamentos de la democracia. La Ley de Partidos autoriza la suspensión o ilegalización de listas o partidos por suceder al partido ilegalizado o por conexiones personales y políticas claras con el partido ilegalizado.
Los indicios que la Fiscalía y la Abogacía del Estado han esgrimido en este caso no han sido suficientes, a juicio del Tribunal, para proceder a una sanción tan grave, razonamiento que ya fue esgrimido por 5 de los miembros de la Sala 61 del Tribunal Supremo.

Un razonamiento jurídico tan importante como este, no puede ser tomado a broma ni puede ser objeto de críticas políticas oportunistas. Es muy fácil decir que se han equivocado para quedar bien ante una opinión pública molesta con la resolución judicial. Pero la grandeza de la democracia se demuestra también acatando, aceptando y respetando las resoluciones judiciales cuando no nos gustan.

Nos olvidemos, por otra parte dos aspectos que conviene incorporar a nuestra reflexión. Una resolución del TC contraria a derecho, en este caso, habría acabado siendo refutada por el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo y éso habría sido gravísimo para la solvencia democrática de nuestro país. Por otro lado, la sentencia del TC del jueves legitima y carga de razón democrática todas las anteriores en aplicación del la Ley de Partidos.

Ahora, lo que procede es que derrotemos esa lista y simplemente que la voluntad democrática de los españoles no les permita entrar en el Parlamento Europeo. Para ello, buen sería que dejáramos de hablar de esa extraña mezcla de gente antisistema,que no cree en la democracia para no darles más cancha política.

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